lunes, 28 de abril de 2008

Alonso abandona en Montmeló y Ferrari logra su segundo doblete consecutivo

Alonso es recogido en moto por un miembro de su equipo tras abandonar -EFE.

Cuando Fernando Alonso rompió su vínculo con McLaren a finales de noviembre asumió que difícilmente podría aspirar a un coche ganador. Era algo totalmente lógico. Con los pilotos confirmados en BMW y Ferrari, el español sólo podía fichar por cuatro equipos: Toyota, siempre con un presupuesto impropio de sus logros; Red Bull, representado por el veterano David Coulthard; Williams, liderado por una promesa estancada como Nico Rosberg; y Renault. Optó por lo último, por volver a la escudería francesa. Pero el acuerdo con Flavio Briatore fue tan amistoso como temporal: Alonso regresaba a un equipo que había pasado de ganar dos campeonatos seguidos con él a sumar 51 puntos y un único podio en 2007. Así que por muchos cambios que se hicieran el nuevo R28 no estaría entre los mejores en 2008. Alonso era totalmente consciente de todo esto cuando firmó el contrato por dos temporadas con Renault.

"En el GP de España se verán las mejoras del coche", reiteró una vez tras otra Briatore. Alonso repetía discurso y a la vez dudaba de la promesa del jefe con el que fue bicampeón del mundo. "Como no sea así sufriremos el resto de la temporada", advertía. Cuarto en Australia, octavo en Malasia y décimo en Bahréin, Alonso irrumpió con fuerza en el Circuit de Catalunya, en Montmeló, días antes del GP de España: rebajó en ocho décimas su marca de febrero en los entrenamientos. En la segunda sesión de libres del viernes fue tercero y en la qualy del sábado, segundo por delante de Felipe Massa, Robert Kubica y Lewis Hamilton. Sólo le superó en el último instante el actual campeón, Kimi Raikkonen. "No me esperaba este resultado ni hoy ni durante el año", convenía Alonso. Los mejoras en el coche, como el i-damper o la aleta de tiburón, le habían ayudado tanto o más que llevar poco combustible.

Superado por Massa en la salida

No pudo Alonso defender su posición en la salida: Massa, en una acción más que notable, le superó. Y Hamilton, que adelantó al límite a Kubica, se le puso detrás. Casi al instante su produjo el choque entre el Force India de Adrian Sutil y el Toro Rosso de Sebastian Vettel, y el coche de seguridad apareció por primera vez para decepción de los 132.600 espectadores que llenaban el circuito. Serían los dos primeros abandonos en una carrera accidentada en el que hasta nueve pilotos (el compañero de Alonso Nelsinho Piquet incluido) no pudieron acabar y que pudo ser trágica. En la vuelta 21 a Heikki Kovalainen se le rompió la llanta del neumático delantero izquierda, perdió la dirección del McLaren y se empotró contra los neumáticos de protección. Minutos después un helicóptero mostraba la imagen esperada: el piloto finlandés levantaba el pulgar. Estaba bien a pesar del estado de su coche, con el moro completamente destrozado, y de la velocidad a la que iba, unos 230 km/h.

Otra vez apareció el coche de seguridad y Nick Heidfeld entró en boxes cuando aún no se podía. Sería sancionado con el stop and go, una decisión que benefició a Alonso, que pasó a ser quinto. Una posición que conservó hasta la vuelta 34, hasta que se le rompió el motor, algo que no le pasaba desde el GP de Italia de 2006. Su reacción volvió a sorprender. Las limitaciones del R28 han humanizado a Alonso, al que se ve cada vez más suelto con la prensa y más cercano al aficionado. El piloto de Renault salió tranquilo de su coche a pesar de que la parte trasera estaba en llamas, agachó la cabeza, aplaudió al público y se acercó a los aficionados que le estaban viendo desde una valla. Incluso le dio un abrazo a un hombre sin camiseta que saltó para saludarle. Ante los medios de comunicación el español se mostró humilde -"las cosas son así, a veces nos pasan a nosotros y otras a los demás. Por desgracia ha sigo en el Gran premio de casa"- y no dudó en felicitar a su equipo -"tengo buenas sensaciones, en las últimas carreras estábamos muy lejos de las primeras posiciones. Éste es el camino a seguir. Tengo un inmejorable sabor de boca"-.


Doblete claro

Mientras Alonso atendía a los periodistas, Raikkonen dominaba con cierta tranquilidad la carrera. Lo hizo hasta el final. El finlandés, tras la 17ª victoria de su carrera, consolida su liderato en el Mundial con 29 puntos, nueve más que Hamilton, ocho que Robert Kubica y nueve que su compañero Massa, que fue segundo en Montmeló. El brasileño siempre tuvo una ventaja considerable con respecto a Hamilton, un colchón que se redujo a poco más de un segundo pero que acabó siendo más que suficiente. Otra vez Ferrari fue la gran triunfadora logrando su segundo doblete consecutivo tras la exhibición en Bahréin. Sólo una vez había logrado la escudería italiana colocar a sus dos pilotos entre los mejores puestos del podio en el Circuit de Catalunya. Fue en 2004 y entonces ganó Michael Schumacher, que iba camino de su séptimo y último Mundial, y Rubens Barrichello fue segundo.

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