viernes, 4 de abril de 2008

Un sublime Basile fuerza el tercer partido en Tel Aviv (83-74)

Basile, autor de 34 puntos, recibe la personal de Cummings -EFE.

Una barba de un par de días, una voz grave y una cara de absoluta concentración acompañan siempre a Gianluca Basile (Ruvo di Puglia, Italia, 1975). Son la imagen de un jugador irregular en ataque, casi siempre excelente en defensa, que si está acertado suele destacar. Esta vez el escolta transalpino incluso fue mejor que nombres como Morris, Lakovic o Batista. Ante el Maccabi Tel Aviv, de hecho, Basile anotó 34 puntos, con 6 de 11 en tiros de dos y 6 de 12 en triples, un cifra superior a la de los tres mencionados juntos. Es su récord en el conjunto azulgrana y en la Euroliga. "Siempre va al máximo", le elogiaba Dusko Ivanovic. "Es fundamental", resume ahora Pascual. Con Basile como líder y como equipo coherente en general el Barça ganó 83-74 y forzó el tercer partido, que disputará el próximo jueves en Tel Aviv. Será su última oportunidad para acceder a la Final Four de Madrid.

Exigía el partido concentración y calma, intensidad y temple a partes iguales. Y el Barça, salvo en ocasiones puntuales, jugó con esos elementos. Lo hizo desde el principio. Así que a los dos minutos ya acumulaba dos rebotes ofensivos y cuatro tiros libres, y a los 3'40'' ganaba 9-5 tras una canasta de Alex Acker, que aprovechó la única asistencia de Jaka Lakovic en el partido (0/4 en tiros de campo). Continúa el base esloveno en una situación impensable para un jugador de su nivel. Está cargándose de miedos y de complejos. Hace muy pocas cosas con convicción Lakovic: incluso se frenó para capturar un rebote ofensivo cuyo único único reto era agacharse y coger el balón. Cuando se animó a lanzar vio cómo Terence Morris le taponaba sin remedio.

Casspi, otro 3 alto

Pocos tapones tan fáciles habrá hecho Morris durante su carrera. El ala-pívot estadounidense, pese a su horrible 1 de 5 en triples, fue quien hizo reaccionar a su equipo y Omri Casspi, el enésimo 3 alto que descompone a la defensa azulgrana, quien le puso por delante por primera vez 9-10 (a los 4'30''). Acker era incapaz de cerrar al alero israelí, que se imponía por físico y pillería. Casspi anotó 10 de los 22 puntos de su equipo en el primer cuarto (23-22) y acabaría con 18. Funcionaba Basile, que ya había anotado, resolvía Pepe Sánchez (ocho puntos) (tras su horrible actuación en el Nokia Arena).

Por momentos el conjunto azulgrana se convirtió en un equipo tan preciosista como el DKV Joventut y Grimau y Kasun protagonizaron un par de alley-hoop, que unidos a otra genialidad de Sánchez, inesperado vencedor en un uno contra uno ante al gigantón Morris, pusieron al Barça con su máxima renta de la primera parte (31-22 a los 12'50'').

La reacción de Bynum

Morris empezó a tener dificultades en ataque. No disponía de las facilidades del primer período y la responsabilidad de su equipo recayó en Will Bynum, un base atlético y tremendamente revulsivo. Con siete puntos casi seguidos, todos al contraataque, el norteamericano hizo que su equipo se acercase (38-36 a los 17'39'') tras un parcial de 7-14. Bynum acabó la primera parte con ocho puntos, seis menos que Basile, que anotó un triple al límite, lanzado en la última décima. El Barça llegó al descanso dominando por 43-37. Nueve jugadores azulgranas habían anotado, por tan sólo seis del Maccabi. Sintomático.

Posiblemente el equipo aún se unió más cuando supo la noticia que Pascual confirmaba en TV3: Ilyasova, con subluxación en la rótula izquierda, no podría continuar. "No tiene energías para saltar", lamentaba el técnico del Barça, que perdía al jugador que mejor ha evolucionado desde la primera mitad de la temporada hasta ahora. No se encontró cómodo el Maccabi, que impidió que el conjunto local se distanciase definitivamente fue a base de triples, tres en el tercer cuarto, el último sobre la bocina de Bynum (64-58, minuto 30), y a alguna acción del inagotable Casspi o de Esteban Batista, capaz de fallar bajo el aro y de anotar desde el suelo.

La estrella sin discusión

Pero la estrella, sin discusión, seguía siendo Basile, que anotó 13 puntos en este período, tres triples incluidos. "
Ha hecho un encuentro completísimo, no sólo en el aspecto ofensivo: ha trabajado muy bien en defensa sin cometer prácticamente ningún error grave", analizaba su entrenador en la rueda de prensa. Fran Vázquez (ocho puntos y diez rebotes) trabajaba bien en defensa y en ataque. Su progresión desde que Pascual es el técnico es inversamente proporcional a la deconstrucción de Jordi Trias, que en los dos partidos ante el Maccabi apenas suma seis minutos, dos rebotes y un tiro fallado. El jugador vuelve a parecerse al ala-pívot dubitativo al que cedieron con cierta rapidez a Girona. El club no se puede permitir dicho regresión, y más tras la lesión de Ilyasova.

Con su 32º punto Basile, desde la línea de personal, estableció la máxima ventaja del partido del Barça (73-60 a 7'57''). La infracción había sido de Batista, básico en el primer encuentro, casi inédito (cinco puntos) en éste. Por mucho que Derrick Sharp anotase un triple a falta de 2'48'' (81-72) el triunfo del conjunto azulgrana era casi indudable. Grimau acabó asegurándolo y Basile se llevó la ovación de un Palau entregado. "Que el Palau sigui una sola veu" (Que el Palau sea sólo una voz), rezaba una pancarta. Lo fue. El Barça por fin optimizó sus recursos. Aún está a tiempo de convencer a los escépticos. Tiene la Final Four a un partido.

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