miércoles, 4 de junio de 2008

El Tau gana su segunda Liga ACB ante un Barça demasiado inferior (76-61)


Splitter, Vidal y Prigioni levantan la Liga ACB -El Correo.

"Hemos sufrido mucho este año. El equipo lo ha dado todo, no se ha hundido y se merece este momento", reconocía, emocionado, casi sin poder hablar, Neven Spahija (Sibenik, Croacia, 1962). El técnico que teóricamente era un mero puente para el retorno de Dusko Ivanovic a Vitoria ha acabado siendo el director de otro éxito del Tau Cerámica: la segunda Liga ACB de su historia, de nuevo con el factor en cancha en contra y ante un equipo mejor clasificado. En 2002 el derrotado fue Unicaja, ahora un Barça de fin de ciclo ruinoso que ha perdido la serie 3-0 y que en el Buesa Arena jugó su peor partido con Xavi Pascual (76-61). Mientras Spahija agradecía a su presidente, Josean Querejeta, "toda la paciencia y la confianza", las cámaras enfocaban a Pepe Sánchez, que miraba al suelo con los brazos cruzados, y Fran Vázquez se tapaba la cara con una toalla. Unos y otros han vivido historias bastante parecidas: conflictos internos, rumores constantes sobre próximos entrenadores. El futuro parecía más importante para el entorno de ambos clubs, que ni mucho menos los veía como finalista del torneo. Spahija había sido muy cuestionado pese a ser finalista de la Copa del Rey, alcanzar la Final Four de la Euroliga de Madrid y ganar la Supercopa. Xavi Pascual, por su parte, tuvo que estrenarse como primer técnico en la Euroliga tras la destitución como afrontar el primer partido del Top 16 de la Euroliga y logró quedar a un partido de alcanzar la Final Four, así como ser finalista de la ACB tras eliminar al DKV Joventut, con lo que ello representa: una plaza en la máxima competición el año que viene.

El desenlace ha sido lógico, una cuestión puramente de superioridad insalvable, de fundamentos contra talento desaprovechado. Entre Jaka Lakovic, Alex Acker y Ersan Ilyasova sumaron 10 puntos, cuatro menos que el MVP de la final, Pete Mickeal, un jugador total. El exponente del sacrificio por y para el equipo, una estrella reconvertida a jugador de equipo. “Es una experiencia increíble, increíble”, reconocía el alero estadounidense. No salió bien la apuesta de Pascual de colocar de 3 a Ilyasova para contrarrestar a Mickeal. El ala-pívot se cargó rápido de personales y no volvió a la pista hasta la segunda parte. Su rendimiento esta vez fue ínfimo: 0/6 en tiros de campo y sólo dos puntos y tres rebotes.

La confesión de Pascual

“No hemos sabido preparar la final”, ratificó Pascual. En los tres partidos de la final el Barça sólo ha sido capaz de ir por delante en el marcador durante poco más de seis minutos en el inicio del primer partido y durante de veinte segundos en el tercero y definitivo. Justo los que pasaron entre la canasta inaugural de Jordi Trias, la apuesta en el quinteto inicial del conjunto azulgrana para intentar contener a Mirza Teletovic, y el primer triple del propio ala-pívot croata.

Teletovic es posiblemente quien mejor representa el crecimiento del conjunto vitoriano: el año pasado sólo jugó 15 minutos durante los playoff, un minuto exacto en el quinto partido de semifinales en el que el Barça anotó 95 puntos, se clasificó para la final y el público cargó contra Bozidar Maljkovic. Ahora el internacional por Croacia, nombrado jugador revelación de la fase regular, se ha convertido en una pieza imprescindible para el Tau, en algo parecido como el delantero oportunista y eficaz del fútbol. Los triples de Teletovic suelen llegar en momentos decisivos, como en la final de la Copa del Rey que a punto estuvo de remontar él sólo, o en los playoff. Así volvió a ser en el partido decisivo de la Liga ACB, en el ala-pívot croata que logró cuatro triples de seis intentos. El segundo cerró el marcador al descanso (31-26) y, sobre todo, neutralizó la reacción del Barça, que había logrado a empatar a 26, a los 17’02’’, tras otro lanzamiento de tres de Gianluca Basile.

Reacción azulgrana

La diferencia tras la primera parte era casi una bendición para el Barça, que sólo anotó uno de sus primeros catorce tiros. Era surrealista comprobar cómo el grupo azulgrana podía fallar canastas tan fáciles y hacer lanzamientos tan forzados. De hecho, a los 8’40’’ tan sólo llevaba dos puntos, pero en apenas uno sumó siete. Tuvo suerte: Denis Marconato anotó su segundo triple desde que llegó a Barcelona –un churro en toda regla al límite del primer cuarto, 15-9–. En el segundo período y, por primera vez en la serie, apareció Fran Vázquez, que en la zona es un jugador más que notable. El pívot gallego sumó seis puntos se ofreció y supo asumir la responsabilidad.

En la reanudación el Barça no tardó en ratificar el desgobierno que, más allá de los dos primeros cruces de playoff y de algún partido puntual, le ha caracterizado durante casi toda la temporada. Es como si cada uno de los componentes de un grupo musical se pusiese a actuar por su cuenta, como si el guitarrista tocase una balada al ritmo de canción cañera y el solista cantase sin tener en cuenta al batería. Un puro anarquismo al que acabó abocado Pepe Sánchez, quizás el jugador de la plantilla que mejor sabe leer los partidos –de hecho, a veces actúa casi de segundo entrenador desde el banquillo– y el único junto a Roger Grimau que ha sabido mantener cierta regularidad en un equipo imprevisible. Hasta el último cuarto el base argentino mantuvo la compostura e incluso tuvo que asumir un rol que no le pertenece, el de anotador.

El curso natural

Desquiciado Ilyasova, neutralizado Acker, traumatizado Lakovic y testimonial Grimau (dos puntos, un único tiro de campo), Pepe Sánchez se bastó para rescatar al Barça con ocho puntos en el tercer cuarto, cinco de ellos consecutivos que permitieron a su equipo acercarse a tan sólo cuatro puntos (43-39, minuto 25). Ahí se acabó la resistencia del conjunto azulgrana y se comprobó que el curso natural era que el campeón de la Liga ACB fuese el Tau. Bastaba ver a Acker dudar entre lanzar o no y llevarse un tapón de Splitter, observar a Rakocevic, que se fue medio lesionado del segundo partido, cortando literalmente la zona y penetrando a toda velocidad.

Con un contundente pero no irrecuperable 58-48 empezó el último cuarto. Pero en tan sólo un minuto el Barça cerró la temporada de un portazo. Fue Sánchez quien inició un período nefasto con una pérdida absurda que Planinic rentabilizó en un contraataque. El conjunto azulgrana jugó como quienes hacen algo sabiendo que lo hacen mal y que continuarán haciéndolo peor. Por eso perdió tres pelotas seguidas en un minuto que al Tau le reportaron seis puntos (64-48 a 9’04’’). Por eso volvió a repetirse la misma imagen del primer partido: con todo más que decido varios jugadores se pasaban la patata caliente. Nadie era capaz de asumir la responsabilidad de lanzar y, especialmente de fallar, un triple que a 8’16’’ del final y con una desventaja de 18 puntos parecía más que intrascendente.

Sin orgullo

El grupo de Xavi Pascual había abandonado cualquier muestra de orgullo, mientras que al Tau se desfondaba por la más mínima minucia: Mickeal se quejaba porque le habían pitado pasos y Splitter hacía gestos de desaprobación tras ver cómo Kasun le superaba y anotaba. El pívot croata, que salió como titular se fue al banquillo por Marconato tras poco más de tres minutos frustrantes, anotó sus diez puntos en los momentos intrascendentes.

El final del ciclo que empezó Dusko Ivanovic y ha acabado como ha podido Xavi Pascual es ya un hecho. “No me valorarán por ganar o perder la Liga”, proclamaba Pascual en una entrevista de Juan Antonio Casanova, JAC, para La Vanguardia. Pero el Barça necesita una profunda renovación de jugadores y un técnico con más experiencia para reengancharse a su historia. No es una cuestión de repetir inversiones desorbitadas como en los últimos tres años por jugadores de renombre, pero de rendimiento pobre. Una Copa del Rey en tres temporadas, dos subcampeonatos y una presencia en la Final Four son el balance.

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