domingo, 22 de junio de 2008

Lección de Rusia, clase magistral de Arshavin ante la Holanda mediatizada (3-1)


Arshavin festeja el tercer gol de Rusia ante Holanda -EFE.

Los genios también tienen momentos de central sin escrúpulos y barriobajero. Zinedine Zidane era exquisito en sus jugadas y excéntrico en sus excesos. Su cabezazo a Marco Materazzi en la final del Mundial de Alemania de 2006 cerró una carrera exitosa, desdibujada con actitudes impropias. Como su expulsión ante Arabia Saudí en el segundo partido de la primera fase del Mundial celebrado en Francia en 1998, que no le permitió jugar el último encuentro de la liguilla ante Dinamarca ni tampoco y ante Paraguay en octavos. Pero Zidane acabó liderando a su selección hacia su primer campeonato mundial y marcó dos goles ante Brasil en la final. Zizou fue nombrado mejor jugador del torneo y meses después FIFA World Player y Balón de Oro. Andrei Arshavin (San Petersburgo, Rusia, 1981) lleva una trayectoria paralela en esta Eurocopa. En el último encuentro de clasificación para el torneo, con todo decidido, agredió a un jugador andorrano y, como Zidane en su momento, fue castigado con otros dos encuentros de sanción. El mediapunta del Zénit no podría disputar los encuentros ante España y Grecia en la Eurocopa, pero consciente su importancia en la selección rusa Guus Hiddink le convocó para el campeonato. Aunque como reprimenda le quitó la capitanía a favor de su compañero Semak. La decisión del técnico holandés no ha podido ser más acertada: Arshavin es, posiblemente, el jugador de esta Eurocopa. Clave en el último partido de la primera fase ante Suecia (2-0) y principal culpable de que Holanda, el equipo que más y mejor había jugado, perdiese su idiosincrasia en cuartos de final. Rusia ganó 3-1 en la prórroga gracias a la intervención del menudo mediapunta y el jueves disputará la segunda semifinal ante el vencedor del Italia-España.

Salvo en la primera media hora, en la que Holanda elaboró varias oportunidades, Rusia fue tremendamente superior. Hiddink, especialista en engrandecer a equipos modestos (fue cuarto en el Mundial de 2002 con Corea y rozó los cuartos de final con Australia en el Mundial de Alemania), planteó un partido perfecto. El objetivo era que Rafael van der Vaart y Wesley Sneijder apenas tocasen el balón, así ni Dirk Kuyt ni Ruud van Nistelrooy aportarían demasiado. Así ocurrió y Rusia, desde fuera del área, tuvo sus primeras opciones, con Denis Kolodin. La más clara de la primera mitad sería de Arshavin: Edwin van der Sar sacó una mano prodigiosa.

Pavlyuchenko y van Nistelrooy

Era cuestión de tiempo que llegase el gol de Rusia. Lo lograría Roman Pavlyuchenko con un remate sensacional con la izquierda a centro de Semak (en el 62'). Pero la selección rusa se perdió en demasiados toques en el área y Holanda, con un cabezazo de van Nistelrooy, empató en el 85'. Era el cuarto centro de Sneijder al segundo palo.

Ya en la prórroga Arshavin reafirmó su candidatura a mejor jugador del torneo. Primero con un centro desde la banda izquierda que remataría con éxito Dmitri Torbinsky en una acrobacia fantástica. Sus compañeros corrieron a abrazar al goleador y Arshavin estaba a lo suyo, caminaba hacia el centro del campo como si no hubiese hecho nada, como si el tanto no fuese con él.

Jugar y hacer jugar

Tiene el mediapunta del Zénit el mal genio y la calidad de su compatriota Alexander Mostovoi y la confianza y la elegancia de Zidane. El fútbol, como la vida, puede ser sencillo, y para jugar y hacer jugar no es necesario excederse en filigranas. Arshavin no lo hace. Le basta con ser inteligente y pragmático: así cerró el partido. Con un movimiento se abrió a André Ooijer, un defensa bastante chollo, y remató de primeras: gol. Arshavin se puso el dedo índice en la boca y gesticuló como si no entendiese cómo lo había hecho o como si quisiese enfatizar que era el mejor del partido sin discusión.

Mandar callar al público es una de las celebraciones preferidas de Arshavin, acusado muchas veces de malcarado y soberbio. La vida realmente le ha hecho así: su padre le abandonó y se crió con su madre en un piso compartido. Empezó a jugar a fútbol con siete años y con 18 subió al primer equipo del Zénit, donde el año pasado ganaría la Liga (algo que no sucedía desde hacía 23 temporadas) y este curso se proclamó campeón de la Copa de la UEFA. Repartió las dos asistencias de la final ante el Glasgow Rangers. "Lo que más feliz me hace es crear ocasiones de gol", zanja Arshavin, que va camino de ser el mejor jugador de la Eurocopa con un guión parecido al de Zidane para sobesalir en el Mundial de Francia. A los dos les perdió la inconsciencia en un momento puntual.

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