sábado, 21 de junio de 2008

Rüstü protagoniza otra proeza de Turquía en un encuentro loco ante Croacia


Rüstü para el penalty decisivo a Petric -EFE.

A veces la vida se convierte en un carrusel de casualidades y un giro inesperado propicia una historia imprevista. Bien lo sabe Rüstü Reçber (Antalya, Turquía, 1973), el símbolo de la selección turca que había pasado a un segundo plano en los últimos años especialmente tras su desastrosa actuación en la fase de clasificación para el Mundial de Alemania de 2006. Volkan Demirel, un portero con pintas de armario de seguridad de discoteca, le había relevado al banquillo. Así que nadie esperaba que Rüstü jugase ni un solo minuto en esta Eurocopa, quizás su último torneo internacional. Encuadrada en un grupo exigente, con Portugal, República Checa y Suiza, el seleccionador turco Fatih Terim no quería hacer pruebas en la portería ni darle una oportunidad a quien había descubierto 17 años antes en el Antalyaspor. Pero Terim tuvo que ceder ante las circunstancias: en el epílogo del partido ante los checos, cuando Turquía ganaba 3-2 tras ir perdiendo 0-2, a Demirel se le cruzaron los cables y agredió a Jan Koller. Le cayeron dos partidos de sanción. Rüstü pasaba a tener la oportunidad de jugar como mínimo los cuartos de final ante Croacia. El portero del Besiktas la ha sabido aprovechar con una mezcla de ímpetu mal entendido, cantadas y acciones de mérito. En los dos últimos minutos de la prórroga hizo los dos papeles posibles: el de culpable, cuando salió de la portería como un loco y permitió el gol de Ivan Klasnic de cabeza en el 119', y el de héroe, cuando cincuenta segundos después, asistió desde su campo a Semih Sentürk, que empató el partido rodeado de rivales. En la tanda de penaltis Turquía ganaría 1-3. Se completaba otra proeza de un equipo basado en la fe, el entusiasmo y la calidad individual que logró sus dos victorias de la primera fase marcando al final y remontando (antes de vencer a la República Checa ganó a Suiza 1-2). En su tercera participación en el torneo europeo, Turquía ha llegado a semifinales, donde se enfrentará a Alemania el miércoles 25.

Rüstü parecía destinado a decidir el partido para mal. Parecía carne de vídeo recopilatorio de errores catastróficos de porteros, de fallos tan desesperantes para su afición como graciosos para cualquier aficionado neutral. El portero turco dudó ante Ivica Olic y reculó. El resultado no pudo ser más ridículo: Rüstü se quedó medio parado y saltó poco y mal, lo suficiente para que Olic rematase de cabeza sin dificultades. Iba camino de ser el gol más lamentable del torneo, porque Olic volvió a cabecear desde el suelo. Afortunadamente para Turquía y para su portero, el defensa Josip Simunic despejó el balón.

Más errores

Aún le quedaban un par de errores imperdonables a Rüstü, que primero no sabría atajar bien un tiro de Kazim (¿la quiso parar con el pecho?). Después, ya en la prórroga y tras volar para salvar un gran disparo de Darijo Srna en el 83'- , salió al encuentro de Luka Modric como si de un defensa se tratase. La estrella de Croacia no desaprovechó la ocasión y centró a Ivan Klasnic, que cabeceó solo. Gol en el 119'. Rüstü, el mejor jugador del Mundial de Corea y Japón de 2002 en el que Turquía logró una histórica tercera plaza, estaba a punto de convertirse en el protagonista de una eliminación esperpéntica.

La selección de Fatih Terim sacó del centro de campo y Rüstü hizo un pase largo, el típico patadón para arriba que rara vez acaba en nada. Esta vez el balón le cayó a su compañero Sentürk, que empalmó entre varios contrarios. Fue la última jugada del partido. En los penaltis Modric y Rakitic fallarían por Croacia y Rüstü pararía el decisivo a Mladen Petric.

El accidente de coche

Todos abrazaban a Rüstü, el jugador que más veces ha sido internacional con Turquía (117 partidos). Pero su carrera profesional estuvo a punto de ni tan siquiera empezar: en 1993 tuvo un accidente de coche en el que perdió a un amigo. También se frustró su traspaso del Antalyaspor al Besiktas porque no pasó el reconocimiento. Un año después ficharía por el Fenerbahçe, donde reemplazará a Engin Ipekoglu y ganaría la Liga en 1996 y 2001.

En 2003 Rüstü se convertiría en el primer fichaje de Joan Laporta como presidente, pero apenas tuvo oportunidades. Jugó los partidos de la Copa de la UEFA y la fatalidad marcó sus intervenciones en Liga. Debutó en Montjuïc con un triunfo contundente, pero se equivocaría gravemente ante el Celta en el Camp Nou (1-1) -"pido perdón públicamente, fue un fallo que no va con mi forma de ser"- y ante el Racing en Santander (3-0). El segundo mejor portero del Mundial tras Oliver Kahn estaba sentenciado y acabaría volviendo al Fenerbahçe. El verano pasado ficharía por el Besiktas, el eterno rival.

El día que recogió sus cosas del vestuario del Camp Nou algunos aficionados se hicieron fotos con él sin saber ni tan siquiera quién era. Rüstü siempre será un jugador menor en la historia del Barça, donde tan sólo dejó una frase para la prosperidad: "Hay tres idiomas universales: la música, el sexo y el fútbol". Ahora, con 35 años, puede liderar a su selección hacia su primer Mundial. Y no sería extraño que algún equipo grande le hiciese alguna oferta interesante. La Eurocopa es un gran escaparate, es un torneo que concede segundas oportunidades. Rüstü ya lo ha comprobado.

1 comentario :

Anónimo dijo...

besiktas istanbul!