lunes, 4 de agosto de 2008

Kovalainen logra el primer triunfo de su carrera rentabilizando los percances de Massa y Hamilton


Kovalainen celebra en el podio de Hungarring su primera victoria en la Fórmula 1 -EFE.

A veces el triunfo ha dependido de tantas circunstancias ajenas que el ganador final tan sólo puede llegar a pensar que es imposible tener más suerte, que esa lista de casualidades rebuscadas y favorables no sería creíble ni en un sueño. Seguramente a lo largo de su vida Heikki Kovalainen (Suomussalmi, Finlandia, 1981) se había imaginado su primer triunfo en la Fórmula 1 de múltiples maneras. Probablemente nunca se planteó que lo hiciera sin adelantar a nadie un día que no partía con la pole. Porque en el GP de Hungría el finlandés se convirtió en el 100º piloto en ganar una carrera en el Gran Circo tras partir segundo y perder esa plaza en los primeros metros. Kovalainen tuvo la fortuna suficiente, la exacta: primero con el pinchazo de su compañero Lewis Hamilton; después, con el abandono de Felipe Massa a falta de tres vueltas.

Ganar así, cuando no ves ninguna opción de conseguirlo debe ser indescriptible. Quizás más que cuando tienes claro que vas a hacerlo. Lo inesperado siempre llena más. "Es fantástico, es fantástico", repetía, eufórico, Kovalainen. Perder cuando estás rozando el triunfo debe ser lo más desagradable en el mundo del deporte. "La competición puede ser muy cruel", valoró Massa, que había dominado sin dificultades toda la carrera después de protagonizar la acción de la jornada: en la salida el piloto brasileño superó a Kovalainen en paralelo y a Hamilton por el exterior de la curva, bloqueando los neumáticos, arriesgando como pocas veces hace. Un adelantamiento de genio que le puso en cabeza y casi le aseguraba el triunfo final, porque
el circuito de Hungaroring, lleno de baches y originalmente habilitado para las pruebas de motos, permite pocos adelantamientos (el año pasado sólo se vieron dos). Durante 27 vueltas, gracias a esa maniobra y al pinchazo de Hamilton en el giro 40, Massa era líder virtual del Mundial, recuperaba el privilegio que había ganado por primera vez en su carrera hace cuatro carreras, en Magny-Cours.

Piloto gafe

El piloto brasileño va camino de convertirse en alguien tan gafe como Kimi Raikkonen en McLaren. A falta de tres vueltas el motor del Ferrari se rompió y Massa se bajó del monoplaza completamente destrozado. Caminaba despacio, encogido, con las manos en la cabeza. Después negaría haber recibido indicaciones de su equipo para que no forzase. Massa es el único de los cuatro grandes aspirantes (Hamilton, Raikkonen y Robert Kubica completan el grupo) que ha abandonado en tres carreras (las dos anteriores fueron en Australia y Malasia). A pesar de todo está a tan sólo siete puntos del liderato, porque Hamilton suma 62 tras lograr una sexta plaza meritoria: rodó casi una vuelta entera con el neumático delantero izquierdo destrozado hasta poder pasar por boxes. El británico, que aseguró que estaba convencido de poder atrapar a Massa antes de pinchar, quedó justo por detrás de su gran enemigo, su ex compañero en McLaren Fernando Alonso, que igualó su mejor posición de la temporada.

El bicampeón de nuevo protagonizó otro interesante duelo con Raikkonen. Esta vez el finlandés le superó tras salir de repostar. El Hombre de Hielo no gana una carrera desde el pasado 27 de abril en el Circuit de Catalunya, pero el tercer puesto en Hungría, gracias a un tramo final excepcional, le permite aspirar a todo: sólo está a cinco puntos del liderato.

Sin embargo, el hombre del día era Kovalainen, que se acordó de Massa -"lo siento por él, porque ha hecho una gran carrera"- pero en la misma frase ya justificó su victoria -"mi coche ha funcionado bien y sabía que podía luchar por la victoria"-. Habló de oportunidades perdidas, de carreras en las que "hubo algo que me fue mal". El destino le tenía reservado un golpe de fortuna a este finlandés de 26 años que sólo llevaba dos podios: un segundo puesto en Japón el año pasado y un tercer lugar en Malasia este curso.

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