viernes, 31 de octubre de 2008

Ronaldo, entre el regreso y el adiós definitivo

El delantero brasileño descansa en un entrenamiento con el Flamengo.


La vida transcurre entre dudas porque vivir implica tomar decisiones constantemente. Hay quien apuesta por irse lejos para aprender a sobrevivir por sí mismo, quien se hipoteca en un piso, quien decide o se ve obligado a cambiar de oficio. Ronaldo Luis Nazario de Lima (Bento Ribeiro, Río de Janeiro, 1976) simplemente quiere volver a sentirse jugador de fútbol otra vez. No aspira a recuperar su condición de delantero más espectacular y solvente de finales de los noventa y principios de este siglo. Eso, a sus 32 años y con su historial, se antoja casi imposible. 

Castigado por las lesiones y sin equipo, el Fenómeno se entrena desde hace unos meses con el Flamengo, el equipo del que siempre se ha declarado seguidor y en el que nunca ha jugado. Ronaldo habla con suma prudencia, asegura que está trabajando duro para regresar, pero no promete nada porque ni quiere engañarse ni defraudar al público: “Si veo que no estoy bien, me retiraré. Es absurdo seguir si estás recuperado pero no eres rápido”. El jugador, que tiene ofertas del propio Flamengo, del Siena o del Manchester City, se ha marcado una fecha límite para anunciar y asumir la decisión. En enero de 2009 se resolverá la duda. 
 
Una duda que muchos pensaban que ya se había resuelto el pasado 13 de febrero en un partido de Liga del Milan ante el Livorno. Oddo centró desde la banda izquierda y Ronaldo batió para saltar con la pierna izquierda. No logró hacerlo, se llevó las manos a la rodilla y se cayó. Su compañero Inzaghi pidió el cambio con insistencia, mientras San Siro se callaba por segundos. El gesto de dolor del Fenómeno recorrió el mundo y parecía confirmar la retirada definitiva de uno de los jugadores más fustigados por las lesiones de la historia. “Carrera en riesgo” titulaban algunas webs italianas. “'Ciao', Fenómeno”, sentenciaba Miguel Mora en El País.
Su altercado con los travestis 
 
Mi corazón me pide volver a jugar, pero mi cuerpo me da señales de fatiga y sufrimiento”, reconocía Ronaldo tras operarse en París. El ex jugador, entre otros, de Cruzeiro, PSV, Barça, Inter y Real Madrid se dejó llevar por el pesimismo y pasó meses en los que seguramente se sintió inútil, alguien que ya no era nadie. Un episodio resume esa etapa de decadencia: el altercado con tres travestis que quería contratar para servicios sexuales. Ronaldo asegura que cuando descubrió que no eran chicas quiso que se fueran y pagarles lo acordado. “Pero uno de ellos se negó y pidió más dinero”, denunció el delantero brasileño, que en septiembre de 2007 había sido acusado de dopaje por el Comité Olímpico Italiano (CONI) por haberse sometido supuestamente a un tratamiento de factor de crecimiento. Dos hechos que no pueden machar una trayectoria más que exitosa: es el máximo goleador de los Mundiales con 15 goles (campeón en 1994 y 2002) y ha ganado el Balón de Oro dos veces, en 1997 y 2002.

Portada de la revista 'France Football' con Ronaldo como Balón de Oro de 2002.
Diría que los resultados son mejores de lo esperado. Está entre un 30 y un 40 por ciento de alcanzar el excelente nivel que tuvo durante el Mundial de 2002”, anuncia ahora su fisioterapeuta Bruno Mazziotti. Ronaldo, al que el Milan decidió no renovar en julio, asegura que ha adelgazado y que tiene un 14% de grasa corporal, cuando “lo ideal para un deportista es un 11%”. Su mensaje no es gratuito: hace años que se le achaca estar gordo, algo que no le impidió completar grandes actuaciones, como la del Mundial de 2002 de Corea y Japón, del que fue máximo goleador con ocho goles y gran líder de Brasil, que por fin fue pentacampeona. Algo que no había podido lograr en 1998 en París ante Francia. Horas antes de la final (3-0) Ronaldo, que ya había formado parte de la Brasil campeona mundial en 1994, sufrió un ataque de epilepsia. Pero jugó. ¿Recibió presiones para disputar el encuentro? Es un episodio oscuro del que probablemente nunca se sepa la verdad.
Referente incluso de extravagancias
Ronaldo era un icono mundial. Su imagen representaba la del fútbol como algo sutil y sencillo, y su retorno al deporte era tomado como un ejemplo de coraje para los más pequeños. Sus extravagancias, por raras que fuesen, eran copiadas por muchas personas. Sólo así se entiende que más de uno optase por su peinado en el Mundial de Corea y Japón. El Fenómeno llevaba la cabeza rapada menos el flequillo. Una imagen horrible que creó escuela y sirvió para que los seguidores del Inter se burlasen de él como venganza meses después. No fue demasiado popular (ni justa) su decisión de abandonar a toda costa el Inter en el verano de ese año porque, al fin y al cabo, el club italiano había confiado siempre en él y había tenido paciencia con sus lesiones.
Después de una rocambolesca operación en la que llegó a meterse el Barça, el Inter llegó a un acuerdo para vender a Ronaldo a última hora. Justo cuando se acababa el plazo para cerrar los fichajes en España. El jugador llegó como un héroe al Aeropuerto de Barajas y Antena 3, con Manu Sánchez como anunciador, interrumpió su programación para hacer un avance informativo, algo que suele hacerse con noticias trágicas.

El 'Fenómeno' besa la copa mundial en 2002.
Van Gaal lo rechaza
El Barça estuvo cerca de ficharle, pero Louis van Gaal se negó a aceptar la operación y sería destituido meses después, a finales de enero de 2003 tras una derrota en Balaídos ante el Celta (2-0). “A cualquier entrenador le gustaría tener un jugador como él”, había dicho el propio van Gaal el 12 de marzo de 1997 tras presenciar en el Camp Nou como espectador uno de los partidos más memorables de la historia. El conjunto azulgrana se clasificó para las semifinales de la Copa del Rey tras remontarle al Atlético de Madrid un 0-3 al descanso. Aquella noche Ronaldo marcó un hat trick y Juan Antonio Pizzi se ganó el apodo de Macanudo por anotar el último y completar la proeza (5-4).
Probablemente Ronaldo ha sido el delantero más espectacular que ha pasado por la historia del Barça. Durante la temporada 1996-1997 lo hizo todo rápido y bien. “Cuando la gente quiere darse cuenta ya es gol”, apostillaba por entonces Tostão, ex campeón del Mundo de Brasil en 1970. Hacer sencillo lo tremendamente complejo fue su principal virtud, además de su eficacia: marcó 47 goles en 49 partidos oficiales, una media de un tanto cada 96 minutos. Una cifra tan extraordinaria como gran parte de sus goles como azulgrana.
Su tanto más popular, sin duda, es uno de los dos que le marcó al Compostela el 12 de octubre de 1996 (1-5). “A veces creo que Ronaldo no es de la Tierra”, dijo su técnico de entonces, Bobby Robson. El elogio era preciso. En esa jugada en el Estadio de San Lázaro el Fenómeno combinó velocidad con plasticidad, inteligencia con calidad. El maravilloso cóctel dio la vuelta al mundo. “Puedo marcar mejores”, dijo el protagonista, impasible. Lo corroboría días más tarde ante el Valencia en el Camp Nou, ante el que marcó tres goles, dos de ellos imposibles, pasando por entre los defensores. La física daba por imposible a Ronaldo.

Ronaldo haciendo su particular avión en un partido ante el Zaragoza.
El desplante a Bakero
En ese partido contra el conjunto valenciano el jugador sufrió una lesión muscular en el recto anterior de la pierna derecha y estuvo tres semanas sin jugar. Reaparecería, también en el Estadi, ante el Valladolid, en el partido que significó la despedida de Jose Maria Bakero. Ronaldo no acudió a la cena oficial de su compañero y prefirió ir a un concierto de Caetano Veloso en el Palau de la Música. No fue porque Bakero no había asistido a su fiesta de cumpleaños. Ésta y llegar tarde de Brasil en navidades fueron las únicas grandes polémicas en Barcelona del jugador, que fue nombrado Balón de Plata de 1996, a tan sólo tres puntos del ex defensa del Borussia Dortmund Mathias Sammer. El 20 de enero de 1997 revalidaría el trofeo FIFA al mejor jugador del mundo por delante de Alan Shearer y George Weah (en 2002 volvería a ganar el premio).
Su marcha al final de temporada al Inter fue un duro golpe para una afición que tras ver el final del Dream Team le había acogido como ídolo. Tras dos años sin ganar títulos el conjunto azulgrana había logrado la Supercopa, la Copa y la Recopa (con gol de penalti del propio Ronaldo ante el PSG de Loko y Lama). Al grupo de Robson, gracias a sus dos derrotas ante el Hércules, tan sólo se le resistió la Liga, que se llevaría el Madrid de Fabio Capello. El técnico años después, a finales de febrero de 2007, pondría punto y final a su etapa en el Bernabéu. Un adiós previsible para un jugador que nunca se sintió cómodo en el club blanco, en los llamados Galácticos que había formado Florentino Pérez a base de talonario y que había iniciado con otro ex azulgrana, Luis Figo.
Estreno con goles con el Real Madrid
El debut de Ronaldo con el Real Madrid, el 6 de octubre de 2002, fue espectacular. Salió al Bernabéu sustituyendo a Portillo a falta de 26 minutos. Segundos después metió un gol por la escuadra y 15 minutos después anotó otro ante el Alavés (5-2). El inicio fue un guiño de lo que no sería su etapa blanca, en el que no contó con el favor del público y no se sintió cómo con el entorno del club. En diciembre de ese año ya se quejaba de que se hablaba demasiado de su peso y de sus salidas nocturnas.

El brasileño celebra uno de los tres goles que anotó en Old Trafford ante Keane.
Su costoso fichaje (35 millones) no se tradujo en suficientes títulos. Tan sólo tres en cuatro temporadas y media: una Liga, una Supercopa de España o una Intercontinental. En 172 partidos Ronaldo marcó 102 goles, algunos tan significativos como el gol en el Barça en el Camp Nou (1-2), que rompió una racha de 20 años del conjunto azulgrana sin perder en su estadio ante el eterno rival, o su hat trick en Old Trafford en cuartos de final de la Champions
 
Pese a todo en Madrid no sufrió tantas lesiones y pudo tener más continuidad. En su etapa como madridista se perdió por problemas físicos dos meses y medio de competición. Una cifra optimista si la comparamos con su periplo en el Inter, donde temió por su retirada en varias ocasiones. La pesadilla de Ronaldo empezó oficiosamente el 21 de noviembre de 1999, cuando sufrió una rotura parcial de los tendones rotulianos de la rodilla derecha en un encuentro contra el Lecce. Tras cinco meses de baja, el 12 de abril de 2000, reapareció en el Olímpico de Roma, en la Copa ante la Lazio. En el minuto 65 intentó regatear, decidido, a su ex compañero en el Barça Fernando Couto, pero la pierna se le quedó clavada en el césped. Gritó de dolor e impotencia. Comenzaba así una etapa tortuosa. Algo que el propio jugador sabía que podía pasar porque siempre fue frágil. En su etapa en el PSV fue operado de los tendones de la rodilla derecha y en Barcelona tuvo problemas en los músculos y en los tendones que le impidieron jugar algún partido importante.

Ronaldo grita desesperado: había vuelto a romperse de nuevo.
Con su desgracia Ronaldo aprendió una de las lecciones más importantes, aprendió a sufrir. Durante meses vivió entre Brasil, donde se sometía a duras sesiones de recuperación, y Francia, donde se realizaba chequeos. Y 512 días después, el 20 de septiembre de 2001, regresó ante el Brasov rumano en la Copa de la UEFA. No marcaría su primer gol oficial hasta diciembre, en su estreno como titular esa temporada ante el Brescia (1-3). En mayo de 2002, otra vez en el Olímpico de Roma, el Inter perdería el Scudetto a favor de la Juve tras ser derrotado por la Lazio. La imagen de Héctor Cúper consolando a Ronaldo fue la imagen de aquel curso, otro más sin títulos para el conjunto de Milán, que con el brasileño sólo ganó la UEFA en 1998, precisamente ante la Lazio
 
Ésa fue una de las últimas instantáneas como jugador del Inter del Fenómeno, que ya no quería seguir allí. Manuel Vázquez Montalbán fue uno de los más duros con la decisión de Ronaldo. El periodista y escritor catalán siempre que Ronaldo era un producto de la FIFA para sustituir el hueco dejado por Maradona. “Pertenece a las multinacionales y vive en los aviones que le llevan y le traen de la samba”, sentencia en un artículo recogido en su excelente Una religión en busca de un Dios.
 
Una televisión en blanco y un ventilador
La infancia de Ronaldo no es muy diferente a la de otros futbolistas brasileños que han llegado a la élite. Se crió en el número 114 de la calle General César Obino, en el barrio suburbial de Bento Ribeiro, otro punto minúsculo e insignificante de Río de Janeiro. La casa, de una sola planta, se reducía a un comedor, una cocina y un baño. Un ventilador y una televisión en blanco y negro eran dos de los artículos de lujo de la familia Nazario de Lima, formada por de Nélio, empleado de una compañía de teléfonos, Sonia, ama de casa, y sus tres hijos, Ione, Nelinho y Ronaldo
 
La primera ficha como futbolista en el Valqueire Club, de sala.
En su entorno más próximo a Ronaldo le llaman “Dadado”, un apodo, que como la mayoría, responde al patrón de siempre: es un sinsentido. En este caso le bautizaron así porque su hermano Nelinho era incapaz de pronunciar “Ronaldo” y balbuceaba algo entre “Dado” y “Dadado”. Ronaldo era un chaval despierto al que le perdían las chucherías y su madre recuerda que siempre entraba en casa con un pastelillo entre las manos que algún vecino le habría dado. Era el primero en irse a la cama y le gustaba quedarse frito con la luz encendida. Con cinco años aún dormía con chupete a los cinco años. 
La gran obsesión de Ronaldo durante sus primeros años de vida fue conocer a Papa Nöel. Se cansó de repetirlo en voz alta hasta las navidades de 1980, cuando un cuñado de Nélio se prestó a caracterizarse del icono de Coca-Cola. El pequeño no se lo pudo creer cuando abrió el regalo que le había dado el hombre barbudo: ¡era un balón! Un balón de verdad, no de aquéllos que se hacía con papeles o trapos. 
Lo más parecido a soñar despierto
Nunca le interesaron demasiado los estudios. Hacía los deberes por obligación, sus notas eran muy normales y repitió séptimo curso, el equivalente a 2º de la ESO. Sus incentivos, sus ilusiones, estaban fuera de las aulas: le gustaba retar a sus amigos a dar toques a la pelota con la cabeza y los pies sin que cayese al suelo. Incluso alguna vez, mientras caminaba sonámbulo por la casa durante la noche, llegó a relatar cómo se acomodaba la pelota y marcaba un gol en un partido importante. Era lo más parecido a soñar despierto. 
 
Ronaldo siempre tuvo claro que quería ganarse la vida jugando a fútbol y para poder ofrecer a su familia un hogar mejor. Algo que pudo hacer gracias a Alexandre Martins y Reinaldo Pitta, que compraron sus derechos por 7.500 dólares y le cedieron un apartamento en el barrio de Sao Cristovao. Martins y Pitta se convirtieron en sus controvertidos representantes. Ofrecieron al jugador a varios clubs con la condición de que renunciasen al 50% de sus derechos. Sólo aceptó el Cruzeiro de Belo Horizonte, con el que esa temporada jugaría un par de partidos con el primer equipo. Y el curso siguiente, el 1993-1994, sería titular en todos los encuentros y se convirtió en el mejor jugador de la Liga del Estado de Minas Gerais (20 goles en 23 partidos). Su juego impresionó a Carlos Alberto Parreira, que lo hizo debutar con tan sólo 17 años en un Brasil-Argentina amistoso y lo convocó y lo puso como titular ante Islandia. Fue la gran sorpresa de la lista para el Mundial de EE UU, en el que se proclamó campeón pese a no jugar ni un minuto. Como la gran estrella del torno, Romário, fichó por el PSV (55 goles en 56 encuentros) y como el jugador de dibujos animos voló después a Barcelona.

Ronaldo siempre intentó escaparse del tópico. Goleó cuando le acusaban de gordo y volvió a alcanzar un excelente nivel cuando todos lo daban por retirado. Ahora su principal preocupación es volver a sentirse futbolista. La otra, ya la confesaba cuando acababa de aterrizar en Barcelona: teme que llegue el día en el que nadie quiera hacerse una foto con él o no le pida un autógrafo.

5 comentarios :

Rafael Arenas García dijo...

Otra de tus crónicas para enmarcar. Se ve muy, muy currada, y tan ágil como siempre.
Enhorabuena.

Airun dijo...

Ronaldo siempre va tener con quien hacerse una foto y quien le pida un autografo.
Me parece un gesto muy noble, lo de si no alcanza la forma fisica adecuada se deje el futbol.
Para mi es un gesto de honestidad y sinceridad consigo mismo.

Gracias por este super reportaje

Nuri@
http://elrincondenuria-xicakronenburg.blogspot.com/

RiTmMaN dijo...

sin duda de lo mejorcito que e visto pasar por el barça,
y ya`puestos a decir el mejor 9 que e podido ver jamas desde que sigo el futbol,
es que ronaldo tenia un talento natural espectacular esa potencia al correr con el balon y ya ni hablar de los cambios de ritmo que le metia al que fuera que lo marcase era imposible quitarle el balon ademas tenia una tecnica exquisita sin lugar a duda un crack con mayuscula
Ronaldo Forever

Camila dijo...

Creo que Ronaldo ha sido de los jugadores mas importantes de Brasil de los últimos tiempos. Si bien últimamente ya no ha mostrado el nivel de años atrás creo que es un gran del futbol. Una vez estaba en un Alquiler departamento Rio de
Janeiro
y vi pasar un auto espectacular y me dijeron que era el astro Brasileño

Unknown dijo...

Campeon