lunes, 8 de diciembre de 2008

Cristiano Ronaldo: filigranas al servicio del colectivo


Cristiano Ronaldo pide silencio a la afición rival -Reuters.



La sociedad actual fomenta el individualismo y exige la competencia. La cohesión y el entendimiento grupal parecen un obstáculo más que una ayuda para llegar al reconocimiento personal, como si el éxito fuese una cuestión individual y la persona sólo necesitase autopromoción para llegar a él. Cristiano Ronaldo (Funchal, Isla de Madeira, Portugal, 1985) es el reclamo perfecto de quien se ha dado cuenta de que el camino hacia el número uno sólo podía ser el trazado junto a un grupo, ser partícipe de los logros colectivos. Campeón de la Premier y de la Champions con el Manchester United, ha hecho méritos suficientes para ganar el Balón de Oro de 2008 con 446 votos, por los 281 de Leo Messi y los 179 de Fernando Torres.
Siendo extremo Cristiano Ronaldo logró la Bota de Oro por marcar 31 goles en la Liga inglesa y fue nombrado mejor jugador de la Copa de Europa tras levantar el trofeo como pichichi con ocho tantos (marcó en la final ante el Chelsea, pero falló su penalti en la tanda). 41 goles acabó siendo su cifra final en una temporada casi perfecta, tan sólo empañada por una Eurocopa frustrante para Portugal, que cayó en cuartos ante Alemania, y triunfal para España, liderada por su portero Íker Casillas (4º en el Balón de Oro con 133 votos) y Xavi Hernández (5º con 97 y mejor jugador del campeonato europeo). Quise jugar a costa de sufrir mucho por la lesión que tuve en el tobillo. Tenía cuatro fragmentos sueltos que me martirizaban”, se defiende.
Segundo en el Balón de Oro el curso pasado por detrás del brasileño Kaká, Cristiano Ronaldo tiene un repertorio completo. Dispone de una técnica cuidada al detalle, como marcan los cánones de los extremos surgidos de la Academia del Sporting de Lisboa (Simao, Figo o Quaresma). Hace muchas cosas bien: centra, remata con ambas piernas y de cabeza. Tiene músculo, inteligencia y es tremendamente rápido. Es un jugador total. Nada que ver con el chaval de 18 años vanidoso, incapaz de controlar su ego y obsesionado con derrochar el dinero en ropa y joyas que aterrizó en Manchester en el verano de 2003. Entonces Cristiano Ronaldo, tercer portugués en ser Balón de Oro tras Eusebio (1965) y Luis Figo (2000), estaba obsesionado con dejar en evidencia a los contrarios. Se excedía en filigranas y bicicletas tan artificiosas como irrelevantes para el equipo y era objeto de las burlas de rivales, que le bautizaron como Pony. “No me considero un provocador. Soy un regateador de nacimiento. Siempre he jugado así. Driblo porque es mi fútbol”, decía el extremo portugués, que se hizo más famoso por aparecer en los tabloides ingleses que por el juego que ofrecía.

El extremo levanta la Champions ante Van der Sar, Nani, Rooney y Silvestre.


Heredero de Beckham y Cantona
Cristiano Ronaldo tuvo un error de juventud: canalizó la presión del equipo en su juego, como si él, un recién llegado, tuviese que resolver los partidos y marcar las diferencias. El cometido era demasiado grande para la experiencia que atesoraba. Dos temporadas en el Sporting de Lisboa parecían un colchón muy pequeño para sustituir el hueco dejado por David Beckham, de quien por deseo expreso de Sir Alex Ferguson heredó el 7. Un número mítico, porque también lo llevaron otros símbolos del club como Eric Cantona o George Best. El jugador portugués prefería seguir jugando con el 28, el dorsal con el que defendió la camiseta del Sporting.
“Aún era joven e inexperto”, reconoce ahora el jugador, que tuvo que madurar de golpe por las expectativas del Manchester y de los compañeros, que habían reclamado al club su fichaje. Lo hicieron tras la exhibición de Cristiano Ronaldo en el partido que sirvió para inaugurar el Estadio José Alvalade XXI y que ganó el Sporting al equipo inglés por 3-1. La operación, resuelta en apenas 48 horas, se concretó en 17,5 millones de euros.
La prensa lusa también tenía grandes expectativas en el extremo, así que con tan sólo 19 años le nombró como uno de los líderes de Portugal para la Eurocopa de 2004, diez meses después de debutar ante Kazajistán. Cristiano Ronaldo asumió con cierto desparpajo ser un refente del combinado luso en casa: jugó como titular desde el último partido de la primera fase ante España (1-0) y acabó siendo decisivo con un gol en semifinales ante Holanda (2-1). Su imagen llorando desconsolado tras perder la final ante Grecia (0-1) dio la vuelta al mundo.

Scolari consuela a Ronaldo tras perder la Eurocopa de 2004.


Superviviente nato
No hay duda de que Cristiano Ronaldo es un superviviente nato capaz de transformar las críticas de todo un país en elogios y de hacer que los seguidores del Manchester le perdonasen sus escarceos con el Real Madrid. Curiosamente dio el salto de calidad más grande tras el Mundial de 2006, cuando Inglaterra le acusó de traidor por haber reclamar (y lograr) la expulsión de Wayne Rooney en cuartos de final. Recibió amenazas de muerte, agredieron a su sobrina y le robaron en casa. La reacción del jugador fue apostarse con Sir Alex Ferguson que marcaría más de 15 goles aquella temporada. Logró 23 (cuatro menos que durante sus tres primeros años en el Manchester) y, sobre todo, mejoró su imagen. Pocos le recuerdan aquella acción en Alemania y los seguidores de los diablos rojos prefieren olvidar que este verano quisiese irse a la Liga española. El nuevo Balón de Oro se vanagloria de ser sincero: ¿Para qué mentir? No voy a ser un hipócrita. Digo exactamente lo que pienso: mi sueño es jugar en el Madrid y pensé que era la hora de partir”.
Cuenta que necesitaba un reto mayor o, cuento menos, diferente. Gran parte de la prensa, especialmente la española, dio por hecho el fichaje de Cristiano Ronaldo por el Madrid. Se convirtió en el personaje rosa del fútbol en verano: le seguían hasta al dentista. Algunos medios incluso enviaron a periodistas para contar el día a día del jugador, con muletas tras una operación en el tobillo derecho. Incluso un periódico digital mostró una prueba casi irrefutable (sic): una foto en la que se veía un coche con un papel en el que ponía “Entregar Cristiano Ronaldo”. Un ejemplo del periodismo como circo. Cuando Cristiano Ronaldo confirmó que se quedaba en Manchester muchos tuvieron que olvidar las exclusivas de las que habían presumido.

Cristiano Ronaldo besa la Bota de Oro -Reuters.



Icono publicitario
Admirado y odiado a partes iguales, Cristiano Ronaldo es un icono publicitario hecho a medida. Combina imagen y polémica con méritos deportivos: un cóctel fantástico. En los buscadores de Internet aparecen más fotos del jugador enseñando abdominales o posando a la cámara que con camiseta y sudando. El extremo internacional aporta otro elemento que vende: la seguridad en sí mismo. Confía tanto en sus posibilidades que a veces incluso se excede en (de)mostrarlo. ¿Dijo en broma que es el “primero, segundo y tercero mejor del mundo” o fue un acto de vanidad? ¿Cómo interpretamos el “soy genial”? Sus detractores consideran que las dos frases como un acto de prepotencia y de suficiencia inaceptable. Presuponen que los grandes de la historia tienen que ser un espejo de humildad y bondad, y que llegar a más alto es compatible a ganarse la simpatía de (casi) todos. Un término medio que pocos deportistas han logrado alcanzar.
El jugador tiene una marca registrada (CR 7, formada por sus iniciales y dorsal). Con esa etiqueta podemos encontrar desde ropa a artículos de bisutería para la mujer. Su hermana mayor, Elma, regenta una tienda en la que vende dichos productos. Su otra hermana, Catia, ha adoptado el nombre de Ronalda para hacerse un hueco como cantante.

Una pareja pasea delante de un anuncio del extremo portugués- AP.

Sin futuro en Funchal

Si se hubiese quedado en Quinta do Falcão, uno de los barrios más pobres de Funchal, Cristiano Ronaldo no hubiese tenido futuro alguno. Su padre, con graves problemas con la bebida, no era el mejor ejemplo. Murió en 2005 a los 52 años y sin poder haber superado su adicción. “El alcohol llevó a una muerte prematura a Dinis. Cristiano quedó deshecho”, dice su madre, Doña Dolores. Tampoco su hermano Hugo optó por el mejor camino. En este caso cayó en las drogas. El jugador le costeó un tratamiento para desintoxicarse en Lisboa. Por lo que ha tenido que vivir (y sufrir) en la familia Cristiano Ronaldo asegura que no bebe ni fuma, que sólo está enganchado al fútbol.

La pelota fue siempre su mejor aliado, el incentivo para salir a la calle y no estudiar, y para intentar emular las jugadas que veía hacer a los rivales o a sus ídolos, Maradona y Figo. En el Andorinha, su primer club y con el que Dinis colaboraba, demostró un descaro y una habilidad inusuales. Virtudes que no pasaron desapercibidas para el Nacional de Madeira, entonces en Primera, que lo fichó con nueve años para desfogarse en categorías inferiores. “Cuando tenía 11 años, ya jugaba contra chicos de 14. Mostraba una gran mentalidad ganadora en los partidos. Sobresalía en comparación con el resto”, explica el coordinador de la cantera del club, Pedro Talhinhas. Después llegaría su traspaso al Sporting por 25.000 euros, una cifra más que importante para un chaval de 11 años y que sirvió para que el Nacional saldase una antigua deuda con el club lisboeta.

Cristiano Ronaldo durante su etapa en el Sporting- CRonaldo7.es.


Fan de Jean-Claude Van Damme
Seguidor de las películas sin guión y mamporros de Jean-Claude Van Damme, Cristiano Ronaldo confiesa que le chifla el bacalao abraz acompañado con patatas y huevos revueltos y el santal, un zumo tradicional portugués. Defiende el culto al cuerpo y reconoce que se excede haciendo abdominales. Pero su mejor anécdota es que el pasado abril lesionó sin querer a un aficionado. En un encuentro contra el Middlesbrough Cristiano Ronaldo chutó y el balón se fue a tribuna. Fred Harisson, de 68 años, intentó protegerse del balonazo y se rompió la muñeca -el hombre quedó encantado y posó sonriente para los medios-. Menos gracia le hace al extremo portugués que le recuerden que en octubre de 2005 fue acusado de violación a menores (sería declarado inocente) y que se saltó un control antidopaje en un Europeo sub 21 en Clermont-Ferrand (Francia) tras destrozar el vestuario con sus compañeros.
“¿Quién ha hecho más méritos que yo para ganar el Balón de Oro? Nadie”, sentenciaba Cristiano Ronaldo días antes de recibir el galardón. Lo dijo con seguridad, pero también con cierta prepotencia. De aquel niño que agachaba la cabeza cuando se burlaban de él por su acento madeirense en las categorías inferiores del Sporting queda poco. Ahora no se calla nada y sabe hacer filigranas al servicio del equipo. No piensa en humillar a rivales, sino en ser partícipe del éxito del colectivo. Ése era su único camino para llegar a ser el número uno.

4 comentarios :

Teodoro Rafael Darnott Abdullah dijo...

Bienvenido (a)

Teopolítica de la teocracia. El nuevo pensamiento político latinoamericano. La soberanía se origina en Allah. Es de Allah. Reside en Allah y Allah la ejerce por medio de sus santas leyes y la institución de la regencia divina. Teodoro Darnott (Abdullah) un musulmán latino. Desde el Sagrado Corán y La Santa Biblia habla a un continente "cristiano" y opresivo. Anuncia una América Latina gobernada por Allah y sus santas leyes. La regencia teocrática islámica latinoamericana (El Kalifato Latino)


As salamu alaykum
Te invito.
Vamos a conocer el orden político divino de la teocracia islámica. El proyecto de Allah la causa de los musulmánes verdaderos. Entra en esta dirección.
http://www.foroswebgratis.com/foro-teocracia_venezuela-140170.htm

Ricardo dijo...

La entrada es completísima. Reúnes muchos datos sobre la vida de este jugador. Bien.
Saludos

Anónimo dijo...

bueno solo le queria decir que cristiano sos lo mas messi arlado tuyo es una rata vz para mi tendrias que ser el mejor jugador del mundo te amo mucho no cambies nunca te re kiero

Anónimo dijo...

Se podría hacer una entrada actualizada con los éxitos conseguidos por Cristiano hasta ahora (Y de paso alguna foto de Irina)
Genial Post

¿A que viene el rollo musulmán del tal teodoro? WTF!