martes, 16 de diciembre de 2008

El necesario reciclaje de Samuel Eto'o

Eto'o es el pichichi de la Liga con 15 goles.


Visto como una guerra simbólica entre países, ciudades e incluso continentes, el fútbol es un reducto de emociones desbordadas que evoca valores apreciados como la heroicidad, el esfuerzo y el compromiso, pero también comporta elementos despreciados como la apatía o la traición. Para los culés Samuel Eto’o (Nkon, Camerún, 1981), pichichi de la Liga con 15 goles en 14 partidos, es un héroe al que el eterno rival fichó con 15 años y ninguneó por completo. Se sienten partícipes de la venganza del delantero camerunés, que consideran como propia porque juega con la camiseta azulgrana. Una visión completamente diferente que la de los seguidores del Real Madrid, que ven a Eto’o como un traidor que ha olvidado quien le dio la oportunidad de jugar en Europa.

El sábado, en el enésimo partido del siglo, contrarios y admiradores del jugador tuvieron su momento de felicidad. Los primeros disfrutaron con el penalti que Iker Casillas le paró al 9 azulgrana; los segundos, con el gol del camerunés en una jugada de estrategia. Xavi botó el saque de esquina, Puyol cabeceó anticipándose a Sergio Ramos y Eto’o, en una acción de oportunista, anotó el primer tanto en el minuto 83. Se quitó la camiseta, gritó el gol como si fuese el más decisivo de su carrera y abrazó a Bojan y Guardiola en el banquillo. Era el undécimo tanto de Eto’o al Madrid en 19 partidos. Con el gol de Messi se acabó el partido (2-0). El Barça volvía a ganar un clásico más de tres años después. El 19 de noviembre de 2005 lo logró por 0-3 en el Santiago Bernabéu la noche que varios aficionados blancos aplaudieron a Ronaldinho.


El delantero azulgrana, en el momento de marcar el primer gol ante el Madrid -EFE.


“Nos tenemos que levantar”

“No me vine abajo, nunca me vengo abajo. Son cosas que pasan en la vida, nos caemos muchas veces y nos tenemos que levantar”. Eto’o hablaba de su fallo en el penalti, pero podría referirse a gran parte de su carrera. O simplemente al verano pasado, meses largos y difíciles para el jugador, al que desde el club y la prensa se señaló como uno de los culpables de la descomposición del Barça de Frank Rijkaard. Incluso se llegó a dudar de su profesionalidad por provocar presuntamente una amarilla ante el Valencia para no participar en el pasillo en el Bernabéu al Madrid como campeón de Liga. Directivos y periodistas cuestionaban a Eto’o, pese a sus números: 16 goles en 18 partidos de Liga que había jugado. Una grave lesión en el Gamper ante el Inter le impidió debutar hasta la jornada 15. Lo hizo en casa ante el Deportivo. Desde entonces lleva 31 goles en los últimos 32 partidos de Liga. Un registro excelente.

Eto’o tuvo todos los números para irse del club en verano, pero la ausencia de ofertas convincentes y las tremendas exigencias de los posibles sustitutos frustraron la operación. Su rendimiento en la pretemporada cambió la opinión del nuevo técnico del equipo, Josep Guardiola, que le havía visto como un peligro para la unidad al equipo por su carácter. “Está con nosotros si no hay novedad. Tiene una actitud excelente y un comportamiento tan bueno que se ve reflejado en el juego”, analizó el técnico azulgrana en agosto, satisfecho por el trabajo de Eto’o en los amistosos.

El camerunés no sólo se ganó la confianza de Guardiola, sino que recuperó el cariño de un Camp Nou que incluso había le había pitado tras anotar ante el Mallorca (2-3) en el último partido en casa del curso pasado. Eto'o incluso se encaró a la grada y chutó con rabia el balón a la portería después de marcar. Rencores mutuos que quedaron aparcados cuando el jugador hizo dos de los cuatro goles del equipo ante el Wisla (4-0) en el encuentro de ida de la Champions. El reencuentro fue satisfactorio para ambas partes. Cuatro días después, en el Gamper, Eto’o marcaría el tanto del triunfo en el descuento ante Boca (2-1). El público ya había decidido: estaba más que perdonado.


Eto'o celebra uno de los dos goles que marcó al Wisla.


Vilafranca y Manchester

“Cada vez juega mejor”, aseguran en el cuerpo técnico. Podría añadirse que cada vez controla mejor su carácter. Eto’o sigue poniendo caras cuando es sustituido (no queda conforme nunca, ni tan siquiera ante el Valladolid, cuando anotó cuatro goles), pero ahora sería impensable que hiciese declaraciones como las que realizó en Vilafranca en febrero de 2007. Entonces aseguró que había dos grupos en el vestuario y calificó de “mal compañero” a Ronaldinho. Veía injusto que el brasileño se saltase tantos entrenamientos para quedarse trabajando solo en el gimnasio. A Eto’o tampoco se le ve capaz ahora de advertir que si el equipo no gana títulos se irá. El curso pasado lo dijo horas antes de las semifinales de Champions ante el Manchester United.

El mérito del cambio de actitud de Eto’o es especialmente de Guardiola, exigente con la disciplina y que apuesta por los desayunos como elemento para cohesionar al grupo. Todos pueden ser iguales y nadie tiene privilegios. Así que ni las estrellas tienen concesiones para participar en actos promocionales si no son en días libres. Esa filosofía agrada a Eto’o, que se ve más valorado. Algo que le ha costado mucho lograr. Lo busca desde que en 1996 llegase al Madrid procedente de la Kadji Sport Academy y se incorporase al filial blanco.


El camerunés, el día de sus famosas declaraciones en Vilafranca -EFE.

Leganés y Espanyol

Con mucho dinero en las manos Eto’o se cegó y durante las tres temporadas y media siguientes fue cedido a dos equipos (Leganés y Espanyol). Sólo jugó 33 partidos, 30 con el conjunto madrileño contando dos de Copa (cuentan que llegó a negarse a no viajar a Jerez porque no iba a ser titular) y ninguno con el blanquiazul, en el que convenció a Miguel Ángel Brindisi, que únicamente le utilizó en amistosos. En el Madrid Eto’o poco más pudo hacer que debutar en Primera, precisamente en Montjuïc contra el Espanyol el 5 de diciembre de 1998. Esa noche jugó 23 minutos y el curso siguiente, el 1998-1999, 65 repartidos en dos encuentros. En invierno fue cedido otra vez. El nuevo destino fue Mallorca, donde por fin encontró su espacio entre los grandes goleadores del torneo, ganó una Copa del Rey y se hizo acreedor del Balón de Oro africano en 2003 (reconocimiento que ya como jugador del Barça ganó también en 2004 y 2005). Con Camerún ha conseguido la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Sydney ante España y dos Copas de África (2000 y 2002).

En su etapa en el Mallorca (2000-2004) Eto’o se hizo famoso por sus goles (69 en 133 partidos), su colección de coches (tuvo algún susto en la carretera) y su relación especial con Albert Luque (al que calificaba de hermano blanco) y Luis Aragonés, que en un partido ante el Espanyol le agarró del cuello de la camiseta por haberse encarado con Campano. Eto’o lanzó una falta porque le dio la gana y despreció a su compañero, que le recriminaba por qué lo había hecho. No era el encargado de hacerlo en el equipo. El Sabio de Hortaleza corrigió bastante la personalidad del jugador: son grandes amigos.


Eto'o, en su etapa en el Mallorca, eleva el balón por encima de Casillas -EFE.

Forlán le quita el pichichi

Controlar la ambición y la ansiedad son dos de las nuevas virtudes de Eto’o. Por obcecarse con el gol perdió el trofeo de máximo goleador de la Liga 2004-2005 a favor de Diego Forlán. El uruguayo, entonces en el Villarreal, marcó cinco goles (tres en el Camp Nou ante Eto’o) en las dos últimas jornadas y acabó con 25. El camerunés no pudo anotar ni ante el conjunto amarillo ni en Anoeta ante la Real. Le quedó el consuelo de haber anotado en Levante el gol de su primera Liga como protagonista (en 2000 la ganó con el Madrid habiendo jugado dos partidos). Su celebración en un Camp Nou lleno fue polémica: “¡Madrid, cabrón, saluda al campeón!”. Una imagen que dio que hablar y por la que tuvo que rectificar el día después. La impulsividad le había traicionado otra vez.

La temporada siguiente repitió título de Liga (logrado matemáticamente en el descanso de un encuentro ante el Celta de Vigo en Balaídos), sí lograría el pichichi con 26 goles y fue decisivo para dar al Barça su segunda Copa de Europa. Marcó el gol del empate ante la final ante el Arsenal. Oficialmente tiene otra, la de 2000 con el Madrid. El conjunto blanco la logró con Eto’o cedido en el Mallorca, pero al principio de temporada el jugador participó en tres partidos del torneo. Difícilmente contará ese título como propio.


El delantero camerunés festeja el gol del empate en París.

Postres en el Real Club Tenis Barcelona

Eto’o no es de los que pierden la fuerza por la boca. Su liderazgo en el grupo es algo incuestionable. Algunos de sus ex compañeros en el Mallorca aseguran que llegó a responsabilizarse del triunfo en tres partidos decisivos. Eto’o cumplió la promesa marcando tres goles en dos visitas al Santiago Bernabéu (1-5 y 2-3) y dos en la final de la Copa del Rey de 2003 ante el Recre (3-0). Cada gol marcado al Madrid era un acto reivindicativo, su forma de ratificar que se equivocaron no dándole las oportunidades que merecía. La oferta esperada llegó en verano de 2004. Tras unas negociaciones que complicó como pudo Florentino Pérez, Eto’o fichó por el Barça. Joan Laporta cerró el acuerdo en una comida en el Real Club Tenis Barcelona. Al presidente del club le bastó con llegar a los postres para concretar de una vez por toda la operación, que muchos vieron como populista, como un antídoto tardío y forzado a la marcha de Luis Figo a la capital. Eto’o demostró a los escépticos que en un grande aún podía ser mejor.

Admirador del ex delantero camerunés Roger Milla –“el símbolo y la gran esperanza de todos aquellos que quieren jugar a fútbol. Siempre que he deseado ser como él”– , a Eto’o le pierde el arroz a la cuba y le encanta ver Philadelphia, su película favorita. Le gusta la música africana, especialmente el grupo Kofi Oromide. Hace poco su compatriota Nguéa Laroute le dedicó una canción titulada Eto’o en el disco Hot Moutoumbou. Antes lo había hecho el grupo mallorquín La Granja: Todo un experto en el tiro a gol/ Nunca se rindió y toda la afición/ Lo supo desde que llegó”.

2 comentarios :

Fujur dijo...

Bien lo dices. Etoo es un ejemplo de sacrificio. Un portento físico, ni demasiado alto, ni mucho menos, demasiado técnico, pero pese a todo, uno de los mejores delanteros del mundo por pura voluntad y autoestima.

buen artículo crack!

Anónimo dijo...

Buen comentario Toni Samuel es de aquellos pocos jugadores que quedan en el mundo y que se pueden dar el lujo de poder reinventarse.
Un portento de efectividad al servicio del Barca.

Felicito tu blog está bárbaro y desde ya cuenta con el intercambio de enlaces.
te estoy colocando en mi blog
http://hablemosdefutbol-librano.blogspot.com/

Un abrazo desde Perú

Librano