sábado, 30 de mayo de 2009

Splitter y Prigioni funden al Real Madrid (91-80)

Mickeal y Bullock luchan por un rebote -EFE.


Simplificando las cosas, aparcando las flechas de la pizarra del entrenador y las variedades defensivas, el básket se reduce a inventar jugadas y culminarlas con éxito. Y el Tau tiene las piezas necesarias y adecuadas para conseguir dicho fin. Dispone, entre otros, de dos elementos de perfil completamente opuesto que se entienden a la perfección. Pasan los años, pero la dirección, el orden y el control del Tau continúan por cargo de Pablo Prigioni, de 32. El base argentino sabe sacar lo peor de sus rivales y lo mejor de sí mismo y de sus compañeros, a los que nutre de asistencias estratosféricas. Con quien mejor se compenetra Prigioni es con Tiago Splitter, de 24. Un jugador tan descarado en la cancha como fuera de ella: el verano pasado plantó a la NBA para seguir en Vitoria. El tiempo le ha dado la razón, pues Splitter ha ganado la Supercopa y la Copa y tiene a un triunfo la final de la Liga ACB tras hacerle un traje a medida al Real Madrid (24 puntos y 11 rebotes) en el primer partido de semifinales (90-81).


Como suele ser costumbre, como parece haber instaurado esta temporada, Igor Rakocevic tuvo un inicio espléndido, anotando ocho puntos en los primeros tres minutos. Un ritmo que sólo podía seguir Louis Bullock, que logró siete con un más minuto de demora. Dos perfiles similares, ambos grandes penetradores y buenos tiradores, tenían el monopolio de los puntos (Rakocevic acabó con 23 y Bullock con 15). El ritmo era cuestión de Prigioni. El cerebro del Tau repartió diez asistencias y anotó una canasta inverosímil desde el suelo para formalizar la mayor renta hasta entonces (26-17 a los 9m30s). Splitter ofrecía el resto: en el primer cuarto sumó diez puntos y rebañó cinco rebotes, cuatro ofensivos. La defensa era el gran pecado del conjunto blanco junto al absentismo de Felipe Reyes. El MVP de la fase regular acabaría la primera parte con un punto, ningún rebote y tres personales. Las faltas eran una especie de virus para los altos del Real Madrid, todos cargados muy pronto. El ataque del grupo de Joan Plaza fue por momentos lo más semejante a un zafarrancho: intentos, a cual peor, completados con un pobrísimo acierto con los triples (3/14 en la primera parte, 5/23 al final).


Remontada visitante


Con Àlex Mumbrú funcionando como 4 y Bullock como guía con siete asistencias (Raül López no existió, -8, 1/7) los visitantes recortaron la desventaja (33-32 a los 16m05s). Una situación que se encargaron de cortar Prigioni y Splitter, al que no le paraban ni los golpes. El brasileño tuvo que ser atendido en el banquillo por un trompazo en un ojo que no le impidió seguir anotando. Y así continuó al inicio del tercer cuarto, ayudado de nuevo por Rakocevic y por el propio Prigioni. Sólo opositó el Real Madrid hasta la vuelta de Reyes, autor de seis puntos seguidos para reducir a diez (62-52 a los 27m28s) una distancia que llegó a un máximo de 15 (60-45 a los 25m).


Tuvo mérito la resistencia del conjunto blanco, que con más acierto, exacta insistencia y mayor criterio siguió a lo suyo, convencido de que revertir el partido aún era posible. Lo pensó (le sobran antecedentes esta temporada) hasta el enésimo contraataque de Bullock (83-76 a 1m38s). La eliminación en la jugada siguiente de Sweet Lou bajó el telón del partido y corroboró lo que antes habían conseguido Prigioni y Splitter: el Real Madrid estaba fundido.


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