martes, 22 de septiembre de 2009

La liberación de Alejandro Valverde

Valverde brinda con su director, Unzué, por el triunfo en la Vuelta -EFE.



Triunfador en todas las clásicas habidas y por haber, Alejandro Valverde (Las Lumbreras de Monteagudo, Murcia, 1980) aparecía continuamente entre los aspirantes a ganar el Tour y la Vuelta. Condición que nunca acababa de demostrar en la carretera, castigado por un día malo, símbolo inequívoco de su explosividad, la mejor virtud en pruebas cortas, pero el peor defecto en una carrera de tres semanas, que requieren una visión global y no parcial. Así que para ganar la Vuelta, su primera grande, tuvo que ser un estratega y no un agitador, meticuloso en los cálculos y no dejarse llevar por los impulsos. Alcanzó la victoria final sin ganar ni una etapa, circunstancia que no sucedía desde 2001, cuando Ángel Casero hizo lo mismo: “A veces hay que dejar algunas cosas al lado para conseguir otras”. Una apuesta coherente que puede significar un cambio en el papel de Valverde en las pruebas largas. “Me siento liberado. Siempre estaba muy cerca, ahora sé que puedo ganar pruebas de tres semanas”, razonó el murciano, al que acompañaron en el podio definitivo Samuel Sánchez, a 55s y Cadel Evans, a 1m 32s.


La liberación a la que se refirió Valverde es más psicológica que deportiva. Su victoria en la Vuelta refuerza su posición de gran favorito a ganar el Mundial que se disputará en Mendrisio (Suiza) el próximo domingo 27 y una nueva respuesta a sus detractores y/o a quines dudan de que vaya limpio. Nunca ha dado positivo durante su carrera y durante la ronda española ha pasado 18 controles de orina y de sangre, pero pese a ello se le acusa de ser tramposo y otro títere más de la Operación Puerto. En un par de meses el TAS podría sancionarle internacionalmente de la acusación del CONI, que ya inició los trámites para impedir que el murciano corriese la edición de este año del Tour, aprovechando que 120 kilómetros de su recorrido pasaron por Italia. Valverde no pudo estar en Francia y podría no poder correr en ningún sitio. “Prefiero no pensar en ello”, zanjó Valverde. “Espero que con paciencia el tiempo le dé la razón”, suspiró su director en el Caisse d’Épargne, Eusebio Unzué.

Máxima profesionalidad

Las suspicacias sobre su pasado y presente no han destemplado a Valverde, que ha ganado las últimas cuatro pruebas con etapas que ha disputado: la Vuelta a Burgos, la Volta, la Dauphiné Liberé y la Vuelta. “Ahora es un hombre mucho más maduro, aunque ha tenido que aprender a cabezazos. Es el mejor ciclista de los últimos años”, analizó Unzué.

Hombre de pocas palabras y carácter complicado, Valverde es un friolero que no corre sin manguitos en los manillares si la temperatura no alcanza como mínimo los 20 grados y que, según los expertos, tiene la resistencia para poder haber sido un atleta de 1.500 metros. Lo que le había faltado hasta ahora era amplitud de miras y regularidad. En esta edición de la Vuelta convirtió su único día de debilidad en una exhibición: pasó de quedarse colgado en La Pandera a atrapar a sus máximos rivales y sacarles más tiempo. En su momento también le beneficiaron los percances de Evans (pinchazo) y las caídas y despistes de Sánchez, Ezequiel Mosquera (quinto y gran agitador) y Robert Gesink (sexto en la general). En 2006 perdió la Vuelta a favor de Alexander Vinokourov en los dos días clave, la bajada de Monachil y en la subida a Calar Alto. En 2008 su redención llegó en el alto del Caracol, un puerto de segunda categoría que afrontó en la cola del pelotón. Una actitud de exceso de confianza que arruinó sus opciones de ser campeón tras perder 3m 23 s en la llegada a Suances y sacrificando a su equipo, especialmente a Dani Moreno.

“Había ganado en todos los sitios”

“Se había creado entorno a él una imagen fatal, que fallaba siempre”, reconoció su Unzue. “Había ganado en todos los sitios menos en una grande”, aclaró Valverde, el ciclista español con un palmarés más completo, número uno del UCI ProTour en 2006 y 2008, ganador de dos Lieja-Bastogne-Lieja (2006 y 2008) y dos Dauphiné Liberé (2008 y 2009), una Flecha Valona (2006) o una Clásica de San Sebastián (2008), además de un campeonato de España de ruta (2008) y dos subcampeonatos (2004 y 2008). El gran anhelo de Valverde es conseguir una medalla olímpica y un oro en un Mundial (acumula dos platas y un bronce). Y, por supuesto, llegar a París con el maillot amarillo: “Si he ganado la Vuelta, ¿por qué no puedo ganar el Tour?”.

Valverde no tuvo prisa para debutar en el Tour. Hizo acto de presencia en la edición de 2005 con 25 años. Incluso se postuló como el gran incordio de Lance Armstrong, cuando éste iba camino de llegar como campeón a París por séptima vez consecutiva. En una etapa imborrable, en la subida a Courchevel, Valverde se llevó el triunfo en un sprint, codo con codo, con Armstrong, que no dudó en elogiarle: “Me arrebató la etapa con una facilidad pasmosa. He ahí el futuro. Sólo le falta mejorar en la contrarreloj”. Pero sólo tres días después, el 15 de julio, Valverde tendría que abandonar entre lágrimas el Tour por una elongación del tendón rotuliano en la rodilla izquierda, consecuencia de un golpe que se dio en la contrarreloj por equipos: “No tengo palabras para expresar lo que siento. Esto jode mucho”. Tampoco pudo acabar la ronda francesa el año siguiente. Esta vez se cayó el tercer día, a 19 kilómetros de la meta situada en Valkenburg. Se rompió la clavícula y maldijo su sino: “¿Qué he hecho yo? ¿Por qué tanta mala suerte? ¡Es injusto!”.


Una imagen histórica: Valverde gana a Armstrong en el Tour -EFE.


Victoria a posteriori

En 2008 incluso empezó como líder tras otro sprint fantástico en la cuesta de Cadoudal –una edición atípica que no comenzó con el tradicional prólogo– y fue declarado vencedor a posteriori de la etapa con meta en Super-Besse, que ganó en la carretera y perdió tras su positivo por CERA de tercera generación Riccò. Valverde perdió sus opciones en la etapa del Tourmalet, cuando cedió tres minutos largos con respecto a Cadel Evans o Carlos Sastre, triunfador final. El murciano acabó noveno, tres posiciones peor que su mejor clasificación en Francia, el sexto puesto de 2007.
Estrenó su palmarés como corredor profesional el 6 de febrero de 2003 ganando el Trofeo Vuelta a Mallorca tras remontar 1m 52s de desventaja en la última etapa con respecto al líder hasta entonces, Erik Zabel. Valverde ya tenía 17 victorias como aficionado y era una firme promesa del ciclismo español. Una previsión que se comprobó ese mismo año, cuando Valverde quedó tercero en la Vuelta (con dos triunfos de etapa) y logró la medalla de plata en el Mundial de Hamilton (Canadá), donde Astarloa fue oro. Una progresión que continuó en 2004, en el que, por ejemplo, consiguió 10 triunfos en 31 días en primavera. Triunfos como el final en la Vuelta a Murcia y a Valencia.

Valverde es el mejor de su generación. Con 19 años era un amateur destacado cuando Kelme le propuso un contrato por cinco años y la garantía de pasar a ser profesional. Tanto él como su familia aceptaron de buen grado la oferta y al día siguiente de firmar el pacto el murciano se compró un Mercedes. El primer gran capricho de un prodigio que en su primera carrera, en Jumilla y con nueve años, quedó segundo con una MBK azul. Ahora se siente liberado y es el principal candidato para ganar el Mundial de Mendrisio: “Lo importante es que el grupo esté unido”.

2 comentarios :

Deprisa dijo...

Por la forma de correr de Valverde esta para ganar Giro o Vuelta ya que con hacer unas cuantas etapas controladas y las demás dejar hacer, reservando fuerzas como ha hehco este año teiene opciones. El Tour l oveo más complicado ya que hay ciclistas más experimentados y que trabajan mejor tanto montaña como contrareloj y sobre todo es una carrera con más desgaste físico y psíquico.

Enhorabuena a Valverde que ya le tocaba.

Toni Delgado dijo...

Como dices, ganar el Tour (y más estando Contador) es casi imposible para Valverde, pero si no vuelve a tener esos días de pájara podio sí que podría ser. Tercero tras Contador y Andy Schleck por ejemplo.