sábado, 28 de noviembre de 2009

Cómo estrujar una victoria

Blanco intenta impedir el tiro de Ndong - ACB Photo/M. Pozo.


El valor de las cosas depende siempre de las circunstancias. En un marcador rácano y completamente ajustado la defensa representa todavía más un aspecto más capital que en un partido de ataques generosos. El Barça supo cómo estrujar la victoria ante Unicaja (57-63) en el el Martín Carpena, donde había perdido en sus últimas siete visitas. Juan Carlos Navarro (18 puntos, 3/5 en triples) y Erazem Lorbek (13 y seis rebotes) fueron los más efectivos de los visitantes, que sumaron su noveno triunfo, una cifra que les permite compartir momentáneamente la primera posición con el Real Madrid, al que le queda jugar mañana domingo su partido ante el CB Granada.


Había llegado con prisas el Barça a Málaga, donde aterrizó tan sólo una hora antes del entrenamiento previsto para el viernes por la tarde. Xavi Pascual, con buen criterio, decidió suspenderlo. Así que los azulgrana comparecieron en el Martín Carpena habiéndose ejercitado en el calentamiento y en la sesión de tiro matinal después de su excelente actuación en Siena ante el Montepaschi. Un contratiempo que no les impidió empezar el partido ante Unicaja con una propuesta fresca, leyendo muy bien los bloqueos y las continuaciones, haciendo del ataque algo sencillo y plástico, funcionando en defensa con el máximo rigor. Con suma rapidez el Barça obtuvo dos parciales de 0-8. Y no hubo nadie que expresara mejor dicha explosividad que Navarro, que al minuto y medio llevaba dos triples y le quedaban tan sólo cuatro más para igualar el registro como sexto máximo triplista de la competición de Joan Creus (702), máximo responsable de la confección de la plantilla azulgrana. “Si le paso, espero que no lo tenga en cuenta”, bromeó en TVE el propio Navarro, que sólo anotaría triple.


Alternativas extremas y Welsch


Entre medias, entre la eficacia de La Bomba y la habilidad de Lorbek, surgió Jiri Welsch, el jugador idóneo para un encuentro de alternativas extremas, pues el checo es de aquéllos que anotan varias canastas seguidas para pasarse bastante tiempo sin anotar. Welsch metió siete puntos en el primer período y alcanzó el descanso con nueve, un registro excelso en un marcador tan exiguo (27-30) y en un Unicaja en el que hasta seis jugadores habían anotado únicamente dos puntos. El conjunto de Aíto García Reneses había conseguido contener al Barça subiendo líneas y haciéndole perder cuatro pelotas seguidas. Unicaja salía reforzado de un encuentro que durante momentos tenía un desarrollo exacto al de un partido de tenis.


Lo peor estaba aún por llegar. Sucedió en el tercer cuarto, resuelto con empate a 10 y lleno de precipitación y errores cómicos: Ricky Rubio asistía a Navarro mientras éste iba en dirección contraria y a Joel Freeland se le escapaba la pelota de las manos. Ambos equipos abusaban demasiado del lanzamiento exterior con escaso éxito. Pos los visitantes sólo se salvaban precisamente dos ex jugadores de Unicaja, Erazem Lorbek y Boniface Ndong. El primero anotaba con facilidad en la pintura, mientras que el segundo martirizaba a sus homónimos sacándoles faltas, especialmente al joven Lima. Hasta bien entrado dicho período no se vieron los primeros puntos de Shammond Williams, que no es el base organizador que necesitaba el equipo pero le será de gran ayuda a Unicaja en su intento por clasificarse para la Copa del Rey. Más si sabe por el rendimiento discreto de algunos de los nuevos fichajes, como Saúl Blanco o Guillem Rubio, que no cuenta demasiado para Aíto (sólo jugó los seis primeros minutos).


Le faltaba chispa, sangre y velocidad al encuentro y Roger Grimau y Víctor Sada aportaron esos ingredientes (40-47 a 8m 35s), pero dos triples de Carlos Jiménez (ocho tantos y seis rebotes) igualaron las cosas (46-47 a 7m 01s). Pero los azulgranas fallaron menos y supieron jugar menos mal, ser más pacientes. Los visitantes tuvieron opciones hasta una penetración de Omar Cook a 47s (53-57). Después no supieron jugar otro final ajustado: Aíto ordenó a sus jugadores que no hiciesen faltas y menos a Navarro, pero Taquan Dean cumplió al revés dichas premisas y La Bomba acabó por sentenciar una victoria estrujada en una pista en la que el Barça había perdido en sus últimas siete visitas. “Las rachas están para romperse”, sentenció el jugador.


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