sábado, 14 de noviembre de 2009

Ejercicio impecable de inconformismo (100-72)

Ricky recupera un balón ante Splitter -EFE.


Por encima del talento y la experiencia priman aspectos psicológicos como la convicción y la seguridad de hacer bien las cosas o al menos de tener de la paciencia suficiente para poner el remedio adecuado cuando no funcionan. El Barça gestionó la euforia de verse tan superior ante un candidato a todo como el Caja Laboral para intentar alcanzar sus límites. Realizó un ejercicio impecable de intensidad defensiva e inconformismo (100-72), cualidades que no había mostrado cuatro días antes ante el débil ASVEL Villeurbanne. Persistió el Barça sin darle importancia a sus números y tras anotar ocho triples en el segundo cuarto e irse al descanso con 50-36 rozó la perfección en el inicio de la segunda parte, cuando acabó por sentenciar el partido tras ¡cinco! recuperaciones de Ricky. Una por minuto. Resultó un partido cercano a la perfección para los azulgranas, que con 18 triples (de 27 intentos, 67% de efectividad), igualaron el récord histórico de la competición, y Juan Carlos Navarro (18 puntos) también empató en dicha faceta con Chicho Sibilio. El triunfo del Barça fue totalmente coral y el equipo repartió 27 asistencias, casi el doble (14) que un Caja Laboral que evitó una diferencia todavía superior gracias a su rentabilidad en el rebote ofensivo. Una faceta en la que destacó Tiago Splitter (24 puntos). “Esto no es Baskonia. No tuvimos ni mentalidad ni carácter para jugar”, sentenció Dusko Ivanovic en su enésimo retorno al Palau, que nunca llegó a entenderle ni a respetarle.


Hubo demasiada distancia entre los dos últimos campeones de la ACB. Únicamente resultó emocionante cuando del 14-5 inicial (a los 5m 12s) se pasó al 18-17 (9m 35s) o cuando Caja Laboral se mantuvo entre diferencias de entre cuatro y seis puntos. Los visitantes habían sabido reaccionar gracias a la aportación de los jugadores que habían sido suplentes, como Singletary, que empezó muy bien su andadura en la ACB, dirigiendo con precisión a su nuevo equipo, pero que acabó igual de confundido del resto. El equipo de Ivanovic se nutría especialmente de las segundas opciones, con Splitter, San Emeterio y Eliyahu (16 puntos) como beneficiarios. Un argumento que no fue suficiente para reaccionar cuando el Barça cerró la primera parte con tres triples consecutivos, dos de Terence Morris (18 puntos, 5/6 en tiros de tres).


Cambio de piezas, mismo resultado


El Barça tuvo la habilidad y la ambición de continuar con la misma intensidad tras el descanso con Ricky como ladrón oficioso. El joven base, perseguido por las jovencitas tras el partido –“estamos desbordados”, dicen en el club–, recuperó hasta cinco pelotas en el ecuador del tercer cuarto. Ricky era una mina para generar contraataques (10 asistencias), como después lo fue Sada y como lo había sido en su momento Lakovic –“está casi al 100% después de su lesión”, aseguró Xavi Pascual –. Ningún cambio de piezas afectaba al Barça, en el que todos daban ejemplo de trabajo y serio. Pete Mickeal (16 puntos) se volvía loco ante la ambición de su nuevo equipo ante el que hasta poco era el suyo. En el Caja Laboral sólo respondía por los rebotes en ataques y algún triple puntual. La baja de Marcelinho Huertas y el hecho de que Pau Ribas no sea un base puro puede acabar pasándole factura al conjunto vitoriano.


Sólo rebajó algo sus prestaciones y pretensiones el conjunto azulgrana tras alcanzar los 33 puntos de margen (84-51 a 9m 04s). “Los 72 puntos del Caja Laboral no son reales”, recalcó Pascual, que se mostró comprensivo ante la mínima relajación de su equipo en el tramo final. Los locales intentaron algún alley oop imposible como el que casi consigue Xavier Rabaseda a una mano. Concesiones que aprovecharon Eliyahu y Splitter para mejorar sus números. Pero la buena actuación de ambos resultó secundaria ante el ejercicio impecable de inconformismo del Barça.


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