domingo, 21 de febrero de 2010

Campeón a años luz del aspirante

Vázquez se cuelga del aro ante el desconsuelo de los jugadores del Real Madrid -ACB Photo.


A años luz, a una distancia insalvable y sonrojante dejó un Barça fantástico, autoritario y coral a un Real Madrid muy menor (80-61) en una final a priori igualada que resultó la más desequilibrada con el actual formato, desde 1984. El grupo de Xavi Pascual resolvió su 21ª Copa del Rey en el segundo cuarto, cuando el conjunto blanco tan sólo anotó dos canastas en juego, momento en el que sobresalieron los dos jugadores azulgrana más sobresalientes durante el torneo: Ricky Rubio y Fran Vázquez. Ambos rivalizaron, en un duelo sano y delicioso, por el MVP del torneo. El reconocimiento acabó recayendo en Vázquez, que alcanzó los 14 puntos y cuatro rebotes por los 13 tantos y tres asistencias de Ricky. La elección del base como mejor jugador tampoco no hubiese sido injusta en un torneo que sitúa al Barça como referencia en España, pues ha ganado los tres últimos títulos ACB disputados: Liga, Supercopa y Copa.


Una entrada de Ricky inauguró el segundo período y el principio del fin del conjunto dirigido por Messina, totalmente incapaz ante la defensa de libro de los azulgrana, más mentalizados en el rebote, más afinados en el tiro y con la intimidación como argumento ineludible. Descompuesto e irreconocible, el Real Madrid se marchó al descanso con 40-25 en contra y diez pérdidas en su haber. “Ha sido la final soñada”, describió el capitán azulgrana, Grimau, el representante de un equipo que supo sostenerse en los dos partidos previos, citas competidas, apuradas y difíciles, para darse un homenaje ante el único rival que podía competirle de igual a igual en un partido ofensivo. En esta Copa el Barça siempre reaccionó en el instante concreto, como en su mal inicio ante Cajasol o para frenar a Perovic y Nielsen en la pintura. Apuros que, entre otros, solventó siempre la pareja más resolutiva del torneo. La repercusión de Vázquez y de Ricky fue creciendo según avanzaba la Copa: seis, 16 y 17 puntos el pívot gallego por los cinco, 14 y 13 de Ricky. “Hemos ido poco a poco. Si estás bien en defensa, tienes más facilidades e ataque”, resumió Vázquez, que habló en plural cuando nuestra compañera Àfrica de Miquel le avanzó que había sido escogido el MVP: “Me alegro, no lo sabía. Es un premio de todos”. No necesitó el Barça la mejor versión de su referente, Navarro, que finalizó el campeonato con 33 puntos, pero que presentó un porcentaje de tiro muy malo (6/15 en tiros de dos y 4/16 en triples): “Ha sido más fácil de lo esperado”.


Pitos a los Reyes


La tensión y la emotividad propias de una final entre dos equipos que se repelen y que a la vez se necesitan se redujo a los momentos previos al partido y por cuestiones extradeportivas, pues una parte del público del BEC de Barakaldo recibió a los Reyes con pitos, sonidos que se prolongaron hasta que acabó de sonar el himno español. La reina Sofía no pudo disimular el apuro y algunos jugadores, especialmente aquellos extranjeros que no llevan demasiado tiempo en la Liga, pusieron cara de no entender nada. Una vez más la política volvía a mezclarse con el deporte. En esto último, lo realmente importante en un evento calificado como tal, se vivió un inicio marcado por las imprecisiones y precipitaciones, con dos equipos que se tenían tanto respeto, que no miedo.


El Real Madrid empezó siendo muy superior en el rebote ofensivo (seis en el primer cuarto), un valor que le hacía minimizar sus pérdidas (cinco) y le permitía sacar segundas y terceras opciones que supo aprovechar: Jaric le bailaba a Mickeal y Lavrinovic empezaba a funcionar. Con dicho panorama, el Barça se vio obligado a mejorar su peor faceta en el torneo: el triple. Pascual ya había recalcado que no tendían opciones en la final si no afinaban la puntería desde la distancia, tras un 6/21 ante Cajasol y, peor aún, un 4/21, contra Power Electronics Valencia. Y la advertencia surgió efecto, con un 3/8 (7/22 al final) y dos aciertos de Basile, al que bien harían desde la dirección deportiva de ir redactando la ampliación de su contrato. Lo merece. Los azulgrana jugaban poco en la pintura, pero cuando lo hacían Vázquez sacaba pecho y machacaba (19-16, minuto 10). Hasta cuatro mates hizo el pívot gallego en la final.


La ironía del público


Una final que se acabó en cuanto comenzó el segundo cuarto. Mejoró el Barça desde la defensa -"nuestra identidad", dijo Sada-, por su sentido coral y la intensidad de cada uno de sus jugadores, independientemente de su rendimiento. Mientras que el Real Madrid era justo lo contrario, estaba atascado y ofuscado y tan sólo anotó nueve puntos (cuatro de tiros libres) en dicho período. Prigioni y Llull eran intranscendentes ante Ricky, Lavrinovic se mostraba como un pívot blando e inseguro, Reyes no estaba de acuerdo con los arbitros y Jaric parecía un anotador de terciopelo. “¡Eo, eo, eo, esto en un chorreo”, ironizaba el público en alusión a las desafortunadas (y pretenciosas) palabras del ex presidente del Real Madrid Vicente Boluda antes de una eliminatoria ante el Liverpool.


No rebajó su intensidad el Barça en la segunda parte con la fiabilidad de Mickeal (nueve puntos) y la elegancia de Lorbek (13), que festejó su 26º cumpleaños con un triunfo espectacular. Messina llegó a quedarse sentado en el banquillo cuando es puro nervio y no puede parar quieto nunca. Y ese pesimismo (o realismo) también se reflejó en sus jugadores. Tan sólo Velickovic (11) y Llull (10) se justificaron en un tercer cuarto todavía más desigual (64-37), cerrado con una canasta al límite de Grimau, en una jugada más propia de un partido igualado. Una acción que resume cuál es el mensaje que siempre ha inculcado Pascual: la relajación no tiene cabida en la pista. Por eso pidió tiempo muerto en cuanto su rival logró un parcial de 0-6 después de la máxima renta (68-41 a 8m 30s).


El técnico azulgrana tuvo el detalle de hacer debutar en la competición a Trias, MVP de la edición de 2007. Y el banquillo celebró la canasta del ala-pívot como si se tratase de la decisiva. Un ejemplo más del grupo humano que se ha congregado en el equipo azulgrana. “No hay individualidades ni egos. Todo el mundo trabaja por y para el equipo”, resumió Navarro. “Mañana tenemos que olvidarnos de todo. Nos esperan dos títulos más para ganar”, dijo, ambicioso, Lakovic. La Euroliga y la Liga son los próximos objetivos de un Barça que puede marcar una época. Tiene mimbres para hacerlo.


2 comentarios :

Jorge Alcantara dijo...

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Fujur dijo...

Insisto, este año, sin Pau en el Mundial, será el año de Vázquez. Un abrazo!