miércoles, 18 de agosto de 2010

Cristiano Ronaldo, el profesional extremo engullido por la imagen

Cristiano Ronaldo el día de su debut con el Madrid, en Irlanda -AFP.

El culto al marketing y la búsqueda incansable de nuevos patrocinadores han convertido al jugador de fútbol en un pluriempleado que debe ser rentable dentro del terreno de juego y, cada vez más, fuera de él. El fútbol se pervirtió en cuanto personalizó las camisetas y el seguidor empezó a poder llevar orgulloso el 4 o el 9 en su espalda y con todas sus letras: Guardiola o Zamorano. En las giras veraniegas por Asia o Estados Unidos se exige la aparición de tal o tal otro jugador por decreto y contrato, como ocurrió con Messi en Seúl. Es cierto que triunfan el juego colectivo y el mimo por la pelota  de la selección española y del Barça, pero los primeros planos se centran más en la reacción, el gesto, la protesta o incluso el tic del jugador. “Los seguimientos potencian al individuo”, reflexiona Jorge Valdano, director ejecutivo del Real Madrid, y un partido se convierte, a la mínima oportunidad que concede el juego, en un carrusel de planos con los el enfocado se expone, además de a ser evaluado como profesional, a ser analizado como persona. Como si la imagen pública o lo que llega al receptor tuviese algo que ver lo real, por mucho que los asesores de imagen se esmeren en dar consejos a sus clientes para que refuercen virtudes y oculten defectos, para que tengan más seguridad o que al menos la transmitan o empaticen más con el receptor. Valores básicos en el político –un porcentaje de votos demasiado elevado sale de la afinidad personal y no del programa del partido– y cada vez más en el deportista. En la actualidad no hay futbolista más enfocado, analizado, idolatrado y criticado que Cristiano Ronaldo (Funchal, Madeira, 1985).

“Cristiano es un modelo social y publicitario. Un prisma mediático mundial”, retoma Valdano. Algunos ven al nuevo 7 del Madrid tras la marcha de Raúl al Schalke 04 como un líder inconformista que se desespera cuando no le saben bien las cosas a él y al equipo. Así interpretan unos su cara de desesperación tras fallar una jugada o recibir una patada como un gesto de ganador, mientras el resto lo ve como un deje de mal perdedor o niño malcriado. El propio Cristiano se defiende asegurando que en un terreno de juego nunca está enfadado, sino que se divierte y que se siente un niño para poder renovarse y mejorar continuamente. Ahí se descubre uno de los valores del futbolista: su profesionalidad extrema. Balón y Pelota de Oro en 2008, CR7 hace trabajo extra: es el primero en llegar y el último en irse.

En su etapa en Manchester tenía aburridos a los utilleros del equipo porque no quería irse a casa, intentando mejorar las faltas, tan pulcro con los detalles de su oficio como preocupado por la estética. De ahí –es innegable– que parezca recrearse cuando le enfocan las cámaras. Se gusta tanto como juega sin miedo. Asegura que para él regatear no es menospreciar al adversario, sino desafiarle. Le atrae el reto y ganar. No soporta perder ni al billar. “Siempre te pide la revancha”, concede su compañero Pepe en el Madrid. Con el tiempo, y gracias especialmente a Alex Ferguson, Cristiano aprendió a aparcar su individualismo y a madurar, pues su amor propio mal entendido le perdía demasiado. Nada más llegar a la escuela del Sporting de Lisboa amenazó a una profesora con una silla porque los compañeros se reía de su acento. Sólo alguien con carácter y seguro de sí mismo aguantaría los improperios que le soltaron en Inglaterra después de que participase en la expulsión de Rooney en el Mundial de Alemania y marcase el penalti decisivo de la eliminación. Pasó a ser enemigo público, pero acabó completando su mejor temporada hasta entonces.  
Las apariciones de Cristiano en los tabloides británicos en su periplo en Manchester distorsionaron la imagen del jugador. Ahora en Madrid es menos perseguido por la prensa rosa, pero se le saca punta a su amistad con Paris Hilton o a sus extravagancias, como aparecer un día con las uñas de los pies pintadas. Cristiano y todo lo que lleva detrás –su represente Jorge Mendes al frente– no puede huir del personaje que se le ha creado. La cámara se recrea en su figura culpida en el gimnasio y no se repara –o no lo suficiente– en su profesionalidad. Cristiano se toma su oficio con más seriedad que la mayoría de sus compañeros de gremio y nunca programa dos actos en un día fuera del fútbol, su prioridad, sólo por debajo de familia, pareja y amigos íntimos. De CR7 se muestra más que se escribe.

Su primera biografía en castellano es Cristiano Ronaldo. Sueños cumplidos (Enrique Ortego, Editorial Everest, 192 pág.). Un relato autorizado y, como tal, despende un aroma educado, comprensivo y aseado hacia el protagonista. El libro se pierde en algunos detalles excesivos –como explicar cómo se viste el jugador antes de su presentación multitudinaria en el Bernabéu–, descubre detalles simpáticos –como cuándo firmó sus primeros autógrafos como madridista– y zanja en dos medias páginas la segunda y la tercera temporada del jugador en el Manchester, en la que sólo ganó la Copa de la Liga. Tampoco se entiende por qué Forlán o Piqué, que hablan de su experiencia con Cristiano en Inglaterra, no aparezcan como jugadores del Atlético y del Barça, respectivamente, sino como ex compañeros.  

Cristiano Ronaldo. Sueños cumplidos se adentra en anécdotas y experiencias del jugador que le separan de la imagen que se refleja de él. Se acerca a su lado más humano con un estilo ágil, amplias descripciones y frases cortas, directas. Publicado en papel de fotografía, el libro es también fiel a la imagen, pues hay más fotografías (200) que páginas. Con lo que queda bien claro que Cristiano es un profesional extremo engullido por la imagen. Y eso, difícilmente, cambie nunca. 

8 comentarios :

Juan Duque Oliva dijo...

Y lo que gana el muchacho...

Nos gustaría entrevistarte el miércoles 25 sobre las 18:30,mándanos el teléfono para confirmar cuanto antes si te parece bien.

Un abrazo

4-3-3 dijo...

Hola Toni,
Excelente post! Me quedo con la frase de "Cristiano y todo lo que lleva detrás -incluido el representante- no puede huir del personaje que se le ha creado".
Además de futbolista es modelo de muchas marcas. Esto le hace saltar a la palestra, innegablemente, por más motivos que su papel en el fútbol.
Saludos!

jairo F.Quindós dijo...

la verdad que un gran jugador, aunque se quiera dar más importancia a su vida fuera de los terrenos de juego que a su calidad.

Abacab dijo...

Ya he respondido en el Foroblog al hilo que has creado. Personalmente no le trago y aunque es buen jugador, tampoco me lo parece tanto.

Digamos que la imagen se la busca él en muchas ocasiones. Zidane también era un grandísimo profesional y también tenía muy mal perder, pero sin embargo no se le recuerda por sus malos gestos o desplantes (que tuvo varios como una expulsión en la champions con la Juventus jugando contra el Depor, en la que se fue dando un puñetazo al balón o lo de Materazzi).

Cristiano es como es para bien o para mal (para mi, para mal), pero bueno. Todo lo que sube baja y llegará su ocaso tarde o temprano. Es lo bueno que tiene.

Saludos!

Noemí dijo...

Hola! como persona no soporto a Cristiano. Se que es juzgarle por la imagen que se a podido crear de él, pero no creo que sea todo inventiva. ¿Está exagerado? seguramente... y como jugador le encuentro egoísta en muchas jugadas... para gustos, los colores!

un beso!

Toni Delgado dijo...

@Juan, ya te envié el teléfono. Muchas gracias por todo ;)

@Inma, merci. Pues sí, el personaje se ha comido bastante a la persona, pero ya es imposible dar marcha atrás. El mundo de marketing que le rodea no se lo permitiría...

@Jairo, los deportistas (especialmente los deportistas) ya son actores del mundo rosa. Incluso molestan a Pau y todo.

@Abacab, es el eterno dilema de la humildad, el mal perder, el ser humilde... Lo mejor que tiene Cristiano es que no deja indiferente a nadie.

@muy buenas Noe! Tú lo has dicho, para gustos, colores :) CR7 reconoce que es como un niño. Un saludo!

Planck dijo...

No me cae demasiao bien er mushashito, pa qué nos vamos a andar con tonterías. Creo que cuando una persona tiene un dón (en er caso de Cristiano er de jugar ar fútbol como pocos), no necesita de ningún tipo de actitud prepotente ni arrogante para destacar, pienso yo. Pero claro está, eso es argo que tienen que enseñarte desde chiquetito. La humildad nace de la educación.

(vaya charleta que me he pegao, ¿no?)

Un saludo alienígena ;)

Toni Delgado dijo...

@Planck, no sabía que los alienígenas tuviesen acento andaluz :) Habrá quien piensa que Cristiano es prepotente y quien no, pero hay una verdad universal: el mensaje siempre llega distorsianado. Incluso cuando se dan las pautas. Así se ha hecho el mundo.

Un saludo y encantado;)