sábado, 11 de septiembre de 2010

Tunçeri resuelve un partido extraordinario a cinco décimas del final y conduce a Turquía a la final de su Mundial

Tunçeri gesticula tras su canasta decisiva, la más importante de la historia de Turquía -EFE.

Un jugador está rodeado por varios que no paran de saltar, gritar y acordarse de que representan a todo un país. Superado por las circunstancias, por ser el héroe de un partido extraordinario, Kerem Tunçeri (Estambul, Turquía, 1979)  también celebra a lo grande, en medio de todos, lo que ha hecho. Acaba de ser el protagonista de la jugada más importante de la historia del baloncesto turco: una penetración a cinco décimas del final . La réplica a la canasta a 4’3 segundos de Velickovic -taponado en la última jugada por Erden- con la que Serbia se ponía un punto por delante y parecía repetir suerte como ante después de una acción a tres bandas iniciada por España Teodosic –frío siempre, valiente en las ocasiones más comprometidas– y seguida por Keselj, el asistente, siempre puntual con sus triples. Pero la jugada inmortal será la de Tunçeri, la que llevó a Turquía por primera vez a la final de un Mundial y en casa tras vencer al conjunto serbio por 82-83. En el último partido el rival para los anfitriones será Estados Unidos o más bien Durant y compañía. 

El desenlace resultó apasionante e impagable para cualquier aficionado neutral y algo insoportable para quien tuviese prioridad por una u otra selección. Dos equipos valientes y decididos se combinaron para ponerse de acuerdo . Parecía que Serbia seguía un par de pasos por delante de Turquía, como había sucedido durante casi todo el partido. Teodosic dirigía muy bien a su equipo y respondía con puntos y asistencias a los pitos de la grada, una de las ruidosas y volcadas del mundo. Al base de Olympiacos sólo le incomodan algunas decisiones de los árbitros, el resto le es indiferente. Se aisló de todo y se plantó para meter un triplazo a 5m 36s y poner a su selección con la mejor ventaja del partido por segunda vez: ocho puntos, 72-64. Una jugada que pudo ser decisiva porque Türkoglu, el  deportista más admirado de Turquí y contacto directo del vestuario del primer ministro Erdogan, acababa de fallar sus dos tiros libres, justo después de meter un triple que había reducido las distancias a sólo dos puntos.

Ivkovic no se cree nada

Pero la canasta de Teodosic tuvo una réplica instantánea de un actor poco reconocido. No surgió Türkoglu, no apareció Ilyasova –muy apagado durante el partido y en el banquillo en ese momento– ni Erden. Los focos se concentraron en Tunçeri, que clavó un triple. Para suerte de Turquía Ivkovic sacó a Markovic y éste regaló un par de personales infantiles a sus rivales. En la segunda abrazó literalmente a Asik, que, claro, falló uno de los tiros libres. Así que Tunçeri se puso las manos a la obra y con otro triple puso por delante a su selección por primera vez en todo el partido (75-76 a 3m 25s). El ex base del Real Madrid decía que sí con la cara, convencido. Teodosic quiso emularse en la acción siguiente, pero Onan se hizo con el rebote y no falló desde la línea de personal, desde donde continuó el partido y Arslan, fundamental para Turquía en el tercer cuarto, tampoco falló los dos tiros libres que no pudo lanzar Asik, con una bolsa de hielos en el banquillo en el ojo tras un manotazo de Teodosic. Ivkovic, seleccionador serbio, no se creía nada.

Con Ilyasova y Krstic eliminados, Erden falló otro tiros libres a falta de 16’8 segundos y Velickovic pondría por delante a su equipo. Aún faltaba el triple de Tunçeri, quien hizo posible que los 12 gigantes –así se conoce a los jugadores turcos– alcanzasen su primera final mundialista en un partido pasional y casi siempre dominado por Serbia, que empezó y continuó mejor que su rival: primero con Tepic y después con la calma y la puntería de Savanovic. El criterio lo ponían los balcánicos, mientras que los turcos eran más directos y no se iban con rodeos, privados durante un buen rato de Türkoglu, con dos personales en el banquillo (nueve puntos en el primer cuarto, y con Ilyasova como estrella minúscula. Turquía se recuperó de su empanada con los triples de Arlsan en el tercer período –con mejor criterio que Güler– y con el trabajo de contacto de Gönlüm y Erden, pero sería con Tunçeri como director cuando jugó mejor. Culminada la proeza, se permite soñar con el último paso: ganar a Estados Unidos y llevarse el oro. La mejor efemérides para celebrar el noveno aniversario de la plata en el Eurobásket. Otro evento organizado por la propia Turquía.      

Serbia (20+22+21+19) 82: Teodosic (13), Tepic (5), Bjelica (2), Krstic (15) y Velickovic (8) -equipo inicial-, Rasic (2), Markovic (2), Savanovic (15), Keselj (18), Perovic (2) y Macvan. Turquía (17+18+25+23) 83: Onan (14), Ilyasova (6), Tunçeri (12), Asik (5) y Turkoglu (16) -equipo inicial-, Güler (3), Erden (9), Gönlüm (6) y Arslan (12).

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