domingo, 29 de mayo de 2011

Contador perpreta su segundo Giro, su gran vuelta más holgada

Contador besa el trofeo como vencedor del Giro ante el Duomo de Milán -EFE.

¿Tienen banda sonora los sueños cumplidos? La música y los himnos tienen ese plus festivo para fortalecer el triundo, además de para recordar el vínculo (defendido o no, sobre sentimientos no hay nada escrito) entre el deportista con un colectivo, en este caso un país. Después de tres semanas recorriendo Italia y de sus primeras dos victorias de etapa, Alberto Contador (Pinto, 1982) descansaba en el podio, provisto de su último maglia rosa, el de vencedor final de un Giro que ha gestionado a placer desde los primeros días. Con la gorra de su equipo a la altura del corazón observaba el corredor del Saxo Bank cómo subía la bandera española acompañada de dos italianas, las de Michele Scarponi, segundo (a 6m 10s), y Vincenzo Nibali (a 6m 56s). Pero en Milán sonó un himno caduco, el de José María Pemán y correspondiente a la dictadura franquista. Contador tragó saliva, puso cara de incredilidad y muy a su pesar tuvo que aguantar el tipo. Un error lamentable del Giro -Angelo Zomegnan, director de la prueba, pidió disculpas a la Directora general de Deportes, Matilde García Duarte, por la equivocación "inaceptable"- que desmereció el ritual del mejor ciclista de los últimos años: además de dos Giros, Contador tiene tres Tours y una Vuelta a España. De hecho, ha ganado seis de las siete grandes pruebas que ha terminado y supera a Gimondi y a Bartali (cinco). Armstrong, Coppi e Indurain suman siete, por 8 de Anquetil, 10 de Hinault y 11 el hasta ahora inalcanzable Merckx. 

Más que no fallar ni un día -"bueno, creo que todos tenemos días buenos", dijo-, la noticia ha sido contar los días de montaña que Contador, que fue tercero en una contrarreloj final ganada por David Millar, no ha hecho una sangría entre los favoritos. Incluso se ha permitido ser generoso, como cuando cedió el triunfo a su impagable gregario el año pasado en el Astana, Tiralongo, que en 12 años como profesional todavía no había logrado una victoria. Un gesto de complicidad que no le sentó nada bien a Purito Rodríguez -quinto clasificado final en la ronda italiana-, que no entendió por qué el ciclista de Pinto lanzó un ataque definitivo en el tramo final en Macugnaga.

El ataque en el Etna

Contador también había sido agradecido con Rujano, su colaborador en la fuga en el Grossglöckner, el pico más algo de Austria con 3.797 metros y cuyo final de etapa se situó en la cota 2.137, como matizaba el ex ciclista y siempre escritor Pedro Horrillo en un artículo en El País. Era la 13ª etapa y Contador, segundo en la clasificación de la montaña y primero en la de puntos, ya contaba varios días llevando el jersei de líder, en concreto desde la octava cita, cuando perpretó un extraordionario ataque a siete segundos del final en el Etna, al que sólo pudo responder el combativo Rujano. El día anterior ya había sacado tajada en Trompea en su primer golpe de autoridad. Sólo Igor Anton ha sido capaz de vencerle en el mal llamado cuerpo a cuerpo. Fue en Zoncolan. 

Este lunes Contador recibirá un multitudianrio homenaje en la Puerta del Sol de Madrid. Más tardará en saberse la fecha de la vista que fijará el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS)  sobre el caso del clembuterol. El juicio se ha pospuesto y, al menos según asegura su director, Bjarne Riis, el español podrá defender su reinado en París. "Es un sueño", concedió el protagonista, al que le sobró, como a cualquiera, el bochorno de escuchar un himno de una época para olvidar.

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