domingo, 24 de julio de 2011

Cavendish se lleva su quinta victoria para despedir un Tour marcado por las caídas

Cavenvish celebra su victoria en los Campos Elíseos -EFE.

Un final tranquilo, lógico con el quinto triunfo de Mark Cavendish al esprint, para el Tour con más caídas, accidentes y más líneas de parte médico de los últimos años. Una edición ganada por primera vez por un australiano, Cadel Evans, que con 34 años y cinco meses  -el más veterano desde 1922, cuando Henri Pélissier venció con un mes más- se llevó un triunfo por el que llevaba luchando desde que se enamoró del Tour gracias a los éxitos de Miguel Indurain. "Hay personas que han confiado en mí", relató Evans, "y yo también". Quizás le subestimaron los dos hermanos que le acompañaron en el podio de París, los Schelck. Andy y Franck se centraron en Alberto Contador y se olvidaron de Evans, corredor que empezó destacando en mountain bike antes de aterrizar en el Saeco, donde conoció a su preparador físico, Aldo Sassi, vencido por el cáncer en diciembre del año pasado. Evans confesó que no había tenido tiempo para reflexionar sobre qué significaba para él ganar el Tour, pero se lo agradeció a los que han sido agradecido con él y se emocionó con el precioso Advance Australia fair. El himno de su país interpretado a capela por una cantante. 

Evans estuvo tan generoso en gestos -sus compañeros del BMC le abrazaron a la vez- en la celebración como luchador durante la carrera, en la que fue un auténtico resistente y no dudó en vaciarse hasta el final para rebañar algunos segunditos, como en Gap cuando le sacó tres segundos a Contador. Sólo se sintió ganador "hasta los dos, tres o cuatro kilómetros finales" de la contrarreloj de Grenoble. Una tortura para Andy y para el resto de no especialistas. Ahí entra Jeremy Roy, nombrado (con total merecimiento) ciclista más combativo de esta edición y al que tras cruzar el Aubisque le faltaron fuerzas para llegar primero a Lourdes. Una etapa en la que venció Hushvod, que como su compatriota Edvald Boasson Hagen pretendía alcanzar su tercera victoria en este Tour como homenaje a las víctimas de los atentados de su país, Noruega. Ni uno ni otro tuvieron opciones, pues en el último kilómetro surgió del pelotón el HTC para servir en bandeja a Cavendish otro triunfo más. El de la Isla de Man, puro rodillo, le sacó una bicileta entera de margen al segundo, el propio Hagen, y confirmó su primer maillot verde de la regularidad tras ser repescado en las dos últimas etapas de los Alpes, en el Galibier y en el Alpe d'Huez. El español José Joaquín Rojas fue segundo.

Esfuerzos en vano

Se cumplió con la tradición en los Campos Elíseos: fugas poco claras y etapa decisida al esprint. Seis corredores duraron en la escapada más larga y cruzaron juntos la línea de meta en la última de las nueve vueltas al circuito tras el toque de campana habitual. El Quick Step se puso manos a la obra para alcanzarles, mientras Swift y Back, dos de los fugados, apuraban sus pocos opciones de éxitos exprimiéndose al máximo. Carlos Barredo también intentó atacar. Esfuerzos en vano, simple previa para el acelerón de Cavendish: "Hemos permitido que otros equipos alcanzaron a los escapados para nosotros llegar frescos al final". 

Fresco y contento apareció en el podio junto a sus hijos Samuel Sánchez, maillot de puntos rojos que le distingue como el mejor de la montaña. Y justo después hizo acto de presencia Pierre Rolland, el mejor joven, quien le privó del triunfo en el Alpe d'Huez a él y a Contador, lejos de los focos de los homenajeados en su Tour más complicado tras un Giro mayúsculo. 

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