sábado, 3 de septiembre de 2011

Un gran sprint final no le alcanza a Olmedo para ser bronce en 1500


En la víspera se había pasado horas repasando diferentes carreras del milqui, actuales e históricas, de Morzeli a El Guerrouj, pasando por las de Fermín Cacho, oro olímpico en Barcelona, el icono español de una especialidad a la que Manolo Olmedo (Sevilla, 1983) llegó después de su paso por los 800 metros. En su primer campeonato de peso, los Europeos de Barcelona, Olmedo le arrebató el bronce a Reyes Estévez. Un metal al que volvió a aspirar poco más de un año después, en el Mundial de Daegu, pero que se le escapó pese a su fantástico sprint final, la mayor de sus virtudes. El sevillano afrontó los últimos 50 metros séptimo y fue descontando rivales, aunque para ser tercero necesitado varias zancadas más. Le separaron 25 centésimas del bronce, el sorprendente estadounidense Matthew Centrowitz. El cuarto puesto de Olmedo (3:36.33) es el mejor resultado para España en el milqui en un campeonato del mundo desde el bronce de Estévez, precisamente en su ciudad, Sevilla. Kenia consiguió su primer oro mundial con Asbel Kiprop y su compañero Silas Kiplagat fue plata.

Economía de esfuerzas, ahorro máximo de fuerzas era lo que había pregonado Olmedo estos días, que pretendía llegar a la final fino y descansado, a tope para sacar partido de los metros finales. Por eso apuró tanto en semifinales, en la que fue quinto en su serie -a partir de ahí dependía de meterse con uno de los dos mejores tiempos-. Enrique Pascual Oliva, su entrenador y también en su momento de Cacho, le había aconsejado que no se excediese, que se reservase para la vuelta final. Y, obediente, Olmedo le hizo caso. Primero le vino bien que tirase el neozenlandés Willis a un ritmo infernal (28s los 200 metros). A 500 el español iba antepenúltimo y progresando por el intenior alcanzó la sexta plaza a 800. A 200 sacó el genio, apretó los puños y los dientes y dejó a atrás a varios rivales, pero no a Centrowitz lo que le hubiera dado un bronce en su primera final mundialista. Olmedó se quedó con la miel en los labios, sin poder emular a Natalia Rodríguez. Un bronce, el único metal de la delegación española en Daegu de momento.

No hay comentarios :