domingo, 29 de abril de 2012

Nadal alcanza su séptimo Godó ante un Ferrer que le exigió al límite


Nadal muerde el trofeo del Conde de Godó - EFE.

Sobre tierra batida apenas tiene rival. Su superioridad es tan exagerada que Rafa Nadal gana el 93% de los partidos que disputa en esa superficie. Un porcentaje que aumenta hasta el 97% si nos referimos al Torneo Conde Godó, donde acumula 33 victorias consecutivas y 32 sets ganados y sobre todo siete títulos. El tenista mallorquín ganó el último vaciándose al máximo, salvando hasta cinco pelotas de set en la primera manga en un ejercicio de poder a poder ante David Ferrer. 7-6 (1) y 7-5 en dos horas y cuarenta de tenis de quilates y en la cuarta final entre ambos en el torneo. Todas han coronado a Nadal, que festejó su 34º título sobre tierra batida –sólo tiene por delante a Thomas Muster con 40 y a Guillermo Vilas con 45– y el 48º de su carrera.   

Nadal, que ya es hexacampeón del Godó, resolvió un partido al límite con dos juegos en blanco y justo después de haber cedido su servicio tras una doble falta. Poco le inquietó que Ferrer sirviese para llevarse la segunda manga y forzar un tercer set. “Tiene muchas cosas buenas. Lo hace todo bien y aquí está. Es el mejor de la historia en tierra”, dijo Ferrer sobre el número dos, que le agradeció las palabras y reconoció haber tenido un poco más de “suerte”: “En alguna pelota de set le he pegado con la caña. El partido ha sido una lotería”. 

Salva cinco pelotas de set

La caña a la que se refería hablaba fue la que le permitió sacar la cuarta pelota de set y puso el duece con una derecha, como había salvado la primera. De la primera se sostuvo con una derecha paralela, de la quinta con un ace y en la tercera Ferrer envió a la red un revés. Ahí, en la red cerró el interminable juego Nadal, para forzar el tie-break.   

Nadal se siente tan a gustó en el torneo que se disputa en el Real Club Tenis de Barcelona que sólo ha perdido un partido. Lo hizo ante el actual seleccionador, Àlex Corretja, el día de Sant Jordi de 2003 en su tercer torneo grande, después de haber eliminado días antes en Montecarlo a Albert Costa, precisamente el director del Trofeo Godó. Entonces el tenista mallorquín tenía tan sólo 16 años y al que no le importaban los focos que ya le estaban poniendo. “La única presión que noto”, concedía en una entrevista de Ketty Calatayud para La Vanguardia, “es la que me pongo a mí mismo”. 

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