domingo, 9 de septiembre de 2012

A pedir de boca

Alonso, más líder del Mundial, tras remontar hasta el tercer puesto y verse beneficiado por los abandonos de Vettel, Webber y Button en una carrera que gana Hamilton

Alonso grabando a los tifosi en Monza - Reuters. 

No es dado a salirse del guión en público, pero ante por una vez Fernando Alonso (Oviedo, 1981) venció su timidez para contentar a los tifosi de Ferrari en un circuito de Monza encantado por su tercer puesto después de partir décimo y de aplaudir las penalidades de parte de sus rivales, las retiradas de los Red Bull de Sebastian Vettel y Mark Webber, y de Jenson Button. Lewis Hamilton fue el brillante vencedor de un GP de Italia en el que asombró Checo Pérez con su segundo puesto. Hamilton es ya el inmediato perseguidor de Alonso a... 37 puntos. El diálogo entre el asturiano y Franco Scandinario, uno de los cámaras de la organización, pudo ser más o menos éste: 

– Franco, tengo una idea. ¿Me dejas la cámara? 
– [Cara de sorpresa.] Vale, pero cuídala bien. Intenta que no se te mueva mucho, eh.      

Alonso se puso a hacer de reportero un momento para enfocar a los aficionados que jaleaban su nombre, a los que se había ganado más hablando en italiano durante las entrevistas de Niki Lauda. “Fernando es un piloto increíble”, le elogió Lewis Hamilton, que en una semana ha pasado pasó de retirarse en Spa-Francorchamps y de ser reprendido por McLaren por haber desvelado datos de la telematría de su MP4-27 con el de Button y haber hecho varios comentarios polémicos en Twitter. En Monza firmó su primer triunfo en territorio de Ferrari y el 20º de su carrera, quizás el que menos celebró, pues sólo le dio un golpecito cariñoso a su monoplaza. Hamilton parecía haberse encarnado en Kimi Raikkonen, quinto en la prueba y primero entre los pilotos con motor Renault, y que se sitúa tercero en la general sin hacer ruido. Más efusivo estaba Checo Pérez, aspirante a un volante de Ferrari la temporada que viene y que protagonizó una remontada espectacular del 12º hasta el segundo puesto con la estrategia adecuada, alargando su única parada 30 vueltas y partiendo con las gomas duras, al contrario que la gran mayoría. El piloto de Sauber se zampó en los últimos giros a Felipe Massa, cuarto, y a Alonso. 

Castigo para Vettel

Tenía claro el asturiano que tenía que bordarlo en los primeros giros, así que pasó a Kobayashi en la parabólica en una salida sin incidentes y después superó a Di Resta, y a Raikkonen para ponerse sexto en la segunda vuelta. También había dejado detrás a Rosberg, eliminado a sí mismo por su falta de pericia. Alonso se fue entonces a por Michael Shumacher, de quien se deshizo con la ayuda del DRS. El asturiano continuó su progresión poniéndose en el cogote de Vettel, con quien protagonizó una bella batalla, decantada a favor del piloto de Ferrari con un adelantamiento limpio poco después de una acción polémica que mandó castigado a Vettel a hacer un drive through. Primera gran noticia ajena para Alonso, que dos vueltas después vio cómo Button, que rodaba segundo tras superar a Massa, tenía que abandonar por un problema en la bomba de gasolina. Después lo harían los dos Red Bull. 

“Felipe, piensa cómo vas a trabajar los neumáticos. Tienes detrás a Fernando”, le dijeron por radio a Felipinho, que tuvo que ponerle el pasillo a su compañero para dejarle un hueco, con lo que Alonso ya era segundo. Otro golpe de efecto de las patéticas órdenes de equipo, legales para la FIA y una estafa para el espectador. Lo contrario, un regalazo fue la remontada de Pérez, una pura lima con las gomas blandas frescas y que se zampó a los dos Ferrari, donde quiere continuar carrera. Un puesto que defiende Massa, que igualó su mejor puesto del año en Silverstone, el cuarto lugar, y que hace poco declaró que se ve capaz de volver a superar a Alonso. Felipinho lo logró en la calificación en  parte gracias a los problemas de su compañero con una pieza y en Monza llegó a rodar segundo tras una gran salida batiendo a Button. En un “domingo casi perfecto” para Alonso, a quien casi todo le salió a pedir de boca.      
  

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