domingo, 4 de noviembre de 2012

David Ferrer, la hormiga infatigable ya tiene su premio

El tenista alicantino alcanza su primer Másters 1000, el París-Bercy, tras superar a Janowicz (6-4 y 6-3)

Ferrer levanta el París-Bercy, su primer Másters 1000 - Reuters. 

Es el color de los titulares y de las citas entre comillas. El negro esteriliza figuras y realza protagonistas. Por eso la realización se centra en el ritual de David Ferrer (Xàvea, Alicante, 1982) bajo el fondo negro de la pista cubierta del París Bercy: le sopla a la pelota, muestra la lengua y saca por su primera pelota de partido y de primer Másters 1000. Saca para la historia y el rival, Jercy Janowicz, un descubrimiento procedente de la fase previa –“necesito dos semanas para despertarme de este sueño”, diría después el polaco– resta largo. Ferrer se tira al suelo, suelta la raqueta y se revuelve mientras se tapa los ojos. Ya tiene el premio por el que ha luchado tantos años y lo tiene en su mejor año como profesional, pues ha alcanzado más títulos (siete) y victorias que nadie en el circuito (72 en 83 partidos). “Pensaba que iba a ser imposible, que no lo iba a conseguir, pero la vida te da sorpresas”, concede Ferrer sobre el anhelado Másters 1000, el primer gran título individual de una hormiga infatigable que a los 16 pensó en abandonar la raqueta y al que en la Federación apodaron Ferro –hierro en catalán– por su tenacidad, por esa capacidad de superarse que le ha valido el cariño de aficionados y rivales: “Estoy muy feliz, es algo que me preocupaba desde hacía mucho tiempo. Ha sido como quitarme una espina”. Se la sacó en una hora y 27 minutos, a las cinco menos veinte de la tarde y con un tanteo de 6-4 y 6-3, logrando una rotura de servicio en la primera manga y no despistándose cuando cedió un break en la segunda y definitiva: “Ya he pasado muchas veces por ahí”.

No se esperaba Ferrer ganar su primer Másters 1000, el París-Bercy, en cemento bajo techo, cuando su fuerte es la tierra batida. El tenista alicantino supo aprovechar la ausencia en París de Roger Federer y Rafa Nadal, que le batió en las finales de Roma y Montecarlo, y la prematura eliminación de Novak Djokovic y Andy Murray, que le superó en su tercera tentativa en un Másters 1000 en Shanghái. A la cuarta fue la vencida para Ferrer, que cuenta con 18 títulos y se sorprende de estar “tan bien física y mentalmente” a los 30 años. Cuestión de carácter, de ser una hormiga infatigable que ha perseverado hasta conseguir su objetivo -era el jugador que más triunfos tenía en Másters 1000 sin levantar un torneo de dicha categoría- y acabará su excepcional 2012 como número cuatro por delante de su amigo Nadal si llega a la final de la Copa de Maestros, como hizo en 2007 y 2011. Después Ferrer, que luchará también por su cuarta Copa Davis, alzó el París-Bercy, un trofeo con forma de árbol y en cuyas ramas aparece el nombre de sus campeones. Ahí figurará Ferrer. Ese culé declarado que devora libros y que admiraba a Kluivert por su elegancia. 

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