sábado, 13 de abril de 2013

La fibra de Albert Espinosa

En 'Brújulas que buscan sonrisas perdidas' su protagonista remueve su difícil pasado y se busca en el presente



“Cuidaré de él... Te lo prometo... Cuidaré de él...”. Ésa es la promesa que una madre al borde de la muerte le arranca a su hijo. Ésa es la promesa sobre la que gira Brújulas que buscan sonrisas perdidas y que años después de hacerla condiciona al protagonista del relato, que se debate entre cumplirla o no. Duda si debe o no ocuparse de su padre, consumido por el cáncer y el Alzheimer, y al que no ve desde hace muchos años. El protagonista de la cuarta novela de Albert Espinosa remueve su pasado y se busca en el presente como suelen hacer las criaturas de Espinosa.

Criaturas a las que el creador de la serie Polseres vermelles (Pulseras rojas) da vida poco a poco, sin prisas y dosificando sus perfiles. A Espinosa le encanta dejar al lector con la pregunta en la boca y plantearle más incógnitas que irá resolviendo sobre la marcha. Un recurso que le funciona, por más que lo repita. Menos común es que hasta pasado el ecuador del libro no sepamos cómo se llama el protagonista y narrador del relato y que al resto de los personajes se les nombre en función de su relación con el principal: madre, padre, la mujer de mi hermano –un personaje encantador, de aquellos que te alegran el día con media mirada–. Aunque hay otro personaje de buen corazón al que llama por su apodo y el perro de la mujer de mi hermano tiene nombre –Byron– y es un fox terrier humano y comprensivo que dice mucho sin hablar y que incluso tiene vergüenza.

Espinosa dignifica las pequeñas cosas, esos pequeños gestos vitales como el de madre para sacar sonrisas a sus hijos o la frágil postura del protagonista tras recibir malas noticias. En Brújulas que buscan sonrisas perdidas hay unas cuantas, algunas sin remedio, como la muerte. Un tema que el autor trata con naturalidad y también desde el dolor de quienes recuerdan a los que se fueron. El autor también habla de pasiones y sabe describirlas con acierto, y cuadrarlas en su estilo directo y concreto con el que construye una historia ágil que se degusta rápido, por más que a veces opte por algún giro demasiado exprés con el que parece tener prisa por zanjar el tema o considerar que no son necesarias más explicaciones.

Explicaciones que sí dan los abuelos en los relatos de Espinosa, que suele concederles un papel de guías para el protagonista, al que en este caso las circunstancias invitan a viajar constantemente al pasado y que, dolido por cosas que no entiende ni perdona, ha perdido la fe y quizás la capacidad de sorprenderse y disfrutar. Una visión que no le impide decir grandes verdades: “Tengo la teoría de que la gente no te desea suerte en la vida, ni en el amor, ni el trabajo esperando que esas buenas cosas se apoderen de ti... Todo el mundo va a la suya, excepto una o dos personas en tu vida... El resto habla por hablar, se comunica con frases que ha escuchado en una película o que alguien le ha dicho... Pero no lo sienten”, “todos tienen intereses... Se acercan o se alejan por intereses...” o “amor, sexo, trabajo o respeto... Se alza mucho la voz para conseguir o por haber perdido alguna de estas cuatro cosas”.

Brújulas que buscan sonrisas perdidas es una oda a la valentía y al miedo, a los complejos y a la entereza. Un libro que nos recuerda que la vida es dura, pero que las sorpresas están a la vuelta de la esquina.

Título: Brújulas que buscan sonrisas perdidas. Autor: Albert Espinosa. Editorial: Grijalbo. Páginas: 240. Valoración: 3.5 sobre 5.   

2 comentarios :

Anónimo dijo...

Byron? vaya, sí q se parece a Airon ;-) Wena kritika aunq todavía no he leido el libro, solo el titulo...

Toni Delgado dijo...

Son dos nombre de artistas ;) Muchas gracias por leer la crítica y por el comentario, Víctor. Leer el título del libro es el primer paso para leerlo del todo :) Un abrazo.