sábado, 13 de septiembre de 2014

Djordjevic transforma a Teodosic

El técnico y el base (24 puntos) elevan a una Serbia que se cita con Estados Unidos en la final del Mundial pese a la persistencia de Batum (35) y de una Francia ejemplar (85-90)


Krstic abraza a Teodosic. 

Como jugador, Sasha Djordjevic era un genio en el que su equipo confiaba en los buenos y en los malos momentos. Tenía genio e ingenio para elevar a sus clubes y sacar de quicio, en todos los sentidos, a los rivales. Era un líder sin discusión y un entrenador en la pista. Ahora, como técnico con título, multiplica esa electricidad y sabe sacar la mejor versión de sus jugadores. Djordjevic dirige, abronca, felicita y sobre todo une al grupo. Lo transforma del todo. Que se lo pregunten al base del CSKA Moscú, Milos Teodosic, con
fama de fallar en momentos clave, como en las tres últimas Final Four de la Euroliga, con números de jugador irregular. Sasha ha sabido sacar al Teodosic más caliente y frío al mismo tiempo, al base con visión periférica y tiro exquisito que lleva dentro y que, con 24 puntos (4/5 en tiros de dos y 5/7 triples) y tres asistencias que doblegaron por 85-90, en el mejor partido del Mundial de España, a una Francia todo corazón que anotó 39 puntos en el último cuarto y que disfrutó de un Batum colosal, con 35 tantos. Los franceses tendrán que conformarse con luchar por el bronce con Lituania, mientras que los serbios intentarán ponerle las cosas complicadas a Estados Unidos en su vuelta a una final mundialista 12 años después. 

"Teodosic es un jugador increíble. Sin duda, él es el MVP de la competición y es nuestro líder", le elogió Djordjevic, que en la pista se fundió en un abrazo con el jugador que llevó en volandas a Serbia hasta el 32-49 del inicio del tercer cuarto. Sólo metería tres puntos, pero ese triple llegó en pleno resurgir de Francia, dirigida por un Heurtel que si dosifica su ímpetu puede llegar a ser grandioso e impulsada por un Batum que este año con los Spurs ha dado un giro radical a su carrera. La garra de Heurtel, con otro triple y tres tiros libres (se supone que el cuarto lo tiró a fallar) pusieron el 82-84 a 17 segundos. Kalinic se hizo con el rebote y no perdonó desde la línea de personal. Heurtel sí lo hizo en el siguiente ataque y Bjelica, fundamental en la recta final como Bogdanovic y Krstic, pareció sentenciar el partido a siete segundos con otros dos tiros libres. Ahí estaba, conmovedor, Batum para acertar con su octavo triple a dos segundos. No había tiempo para casi nada más y el jugador de los Spurs se quedó tieso, pensativo, en un asiento. Rumiando, quizás, en lo que pudo haber sido. Mientras, en Serbia todos quería abrazar a Teodosic, al que Djordjevic ha sabido entender y del que el propio Batum se desharía en elogios un rato después.  

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