domingo, 28 de diciembre de 2014

La filosofía de Edwin Jackson

Huertas y Satoransky aliñan a un Barça sólido ante un Madrid sin continuidad (76-68)

Jackson, tras anotar su primera canasta ante el Madrid. 

Poder golpearse el pecho a la altura del corazón con orgullo, recibir el abrazo de Hezonja y chocar, pecho con pecho, con DeShaun Thomas, le costó a Edwin Jackson varios berrinches y algún despiste. gastó seis tentativas para anotar su primera canasta ante un Madrid sin guía ni más ideas que los impulsos de Carroll, Maciulis o Llull. Jackson había estado a punto de perder la pelota en su primera jugada (Rudy casi se la birla) y ya había asistido a Tomic, autor de 12 puntos, uno más que toda la batería de pívots visitantes. "Es
un jugador explosivo", le había elogiado, en el descanso del partido, Joan Creus, secretario técnico del Barça, satisfecho por la buena lectura en defensa y en ataque del jugador. Las tres canastas de Jackson fueron en el último cuarto, fiel reflejo de su fe "diferente zamarra, misma actitud", publicó en su Twitter, y resultaron definitivas para descomponer a un Madrid más inferior de lo que reflejó el marcador (76-68)  y casi siempre a contrarreloj del ritmo de Huertas y Satoransky. 

Jackson estrenó el dorsal 25 en el Palau (en Francia llevaba el 11) y rindió más allá de sus estadísticas, ocho puntos (1/6 en tiros de dos y 2/4 en triples) y dos asistencias. Mostró desparpajo y valentía, por más que se le quedase corto algún tiro. Justificó por qué ha llegado como máximo anotador de la Pro A con el Asvel y por qué el club azulgrana ha confiado en él para reforzar la dolorida línea exterior, pues Navarro, Oleson, Abrines y Eriksson siguen lesionados. Circunstancia que ha dado más minutos a un Hezonja cuya puesta en escena en el partido (un fantástico mate a una mano) resumió su ascenso en un grupo en el que DeShaun Thomas se muestra omnipresente. Huertas fue esta vez de menos a más y hubo momentos en los que Satoransky parecía el jugador perfecto por su lucidez para dirigir y atacar. 

Maciulis, omnipresente 

El Madrid apenas pudo disfrutar de Sergio Rodríguez, mermado por una pubalgia, y Llull fue un terremoto como siempre, pero esta vez no andó fino. Entre Carroll y Rivers minimizaron la distancia al descanso (47-40), al que se llegó con una tremenda canasta a una mano de Huertas. El mejor de los visitantes había sido hasta entonces Maciulis, capaz de multiplicarse como no conseguían hacer sus compañeros, y de nuevo protagonista al inicio del tercer cuarto. Momentos también para Doellman por los locales, y Nocioni, y migajas para Campazzo, que como gran parte de los nuevos fichajes no encuentra su sitio en el engranaje de Pablo Laso, incapaz, de momento, de dar con la pócima adecuada. 

Ni siquiera Reyes funcionaba ante el Barça en un partido en el que Mejri o Ayón apenas tuvieron minutos. A pesar de su inferioridad, el Madrid se puso 63-60 con un triple de Carroll. Llegó la réplica, a una mano y en suspensión, de Jackson. El tercer francés en jugar en el Barça, tras Alain Digbeu (1999-2002) y Michael Morandais, temporero del curso 2007-08, finiquitó un clásico totalmente azulgrana.

BARÇA 76 (24+23+11+18): Huertas (10), Hezonja (5), Thomas (6), Doellman (12), Tomic (12) —quinteto inicial—, Pleiss (6), Lampe (7), Satoransky (10) y Jackson (8). REAL MADRID 68 (18+18+15+13): Sergio Llull (12), Rudy Fernández (8), Nocioni (6), Maciulis (14), Bourousis (3) —quinteto inicial—, Campazzo (-), Rivers (7), Ayón (2), Carroll (10), Reyes (4) y Mejri (2). Árbitros: Pérez Pizarro, Cortés, Martínez Fernández. Sin eliminados. 7.261 espectadores en el Palau Blaugrana.

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