viernes, 20 de febrero de 2015

El discurso de Sergi Vidal

La Penya elimina al anfitrión Gran Canaria (67-74) y se cita en semifinales con el Madrid


Sergi Vidal machaca el aro. ACB Photo. 

Se fue del Joventut, su club de formación, con 18 años y estampó en un contrato su vuelta con 32. Sergi Vidal (Badalona, 1981) hizo las maletas hacia Vitoria tras un único partido en Liga ACB con el Joventut (nueve puntos ante el Estudiantes en el Olímpic, compartiendo jornada con Raül López, Ferran Martínez o Àlex Mumbrú). Esa temporada había sobresalido con el equipo de  EBA con 19 puntos de media. Ni en sus nueve cursos en Baskonia, varios como capitán, ni tampoco en el Madrid, el Gipuzkoa Basket (donde opositó
por el MVP de la Liga con su compañero Andy Panko) y Unicaja se acercó a esa cifra. Sergi Vidal siempre ha tenido paciencia en la pista y un espíritu coral. Nunca se ha obsesionado con sus números ni ha eludido responsabilidades. Ha trabajado duro para tener más minutos, ha sabido asumir roles de revulsivo y también de pieza clave. Ahora, de nuevo en Badalona, 14 años después de su marcha, disfruta como un debutante en su 14ª edición de la Copa del Rey. El escolta catalán enmudeció al Gran Canaria Arena con su exhibición (21 puntos, 4/6 en triples) y dejó afónicos de alegría a los seguidores verdinegros, eufóricos por la clasificación para semifinales (67-74). El rival será el Madrid.    

"No hemos de vacaciones. Nunca he ido a un torneo sin el objetivo de ganarlo", había advertido Sergi Vidal horas antes de enfrentarse al anfitrión. Era un apunte de alguien que ha alzado dos Ligas, cuatro Copas y otras tantas Supercopas. De un puntal para la Penya, a la que ha regresa maduro e inteligente. Valiente. Lo suficientemente seguro en sí mismo como para rescatar a su equipo, torturado hasta entonces por Kendall y sobre todo Kuric. El parcial de los locales, entrenados por Aíto, era demoledor (27-7 para un 49-41 a los 27m 25s). 

Kuric, desatado

Vidal supo ponerse al equipo a las espaldas. Forzó personales y metió cinco tiros libres en el tercer cuarto (53-48). Antes, en una primera parte que ambos equipos tiesos. Nacho Llovet era un gigante y se multiplicaba para minimizar la baja de Suton. Hannah y Mallet sabían dirigir tan bien como anotar, Savané se zampaba a Tavares (10 rebotes, pero no anotó). Kuric seguía desatado en el Gran Canaria. El ex jugador del Estudiantes había provocado el primer gran vuelco del partido con ocho puntos en el 12-7 a los 7m 1s. Salva Maldonado realizó cuatro cambios de golpe, y sólo dejó en pista a Kirksay entre los titulares. Sergi Vidal no tardó en anotar un triple y antes de irse al vestuario metió el segundo, que celebró como si fuese un gato y estuviese arañando a alguien. 

Eso es lo que hizo el escolta badalonés con el anfitrión en el último cuarto, al que golpeó con otros dos triples en 42s. Poco importó que le replicasen Kuric y O'Leary o que Mallet o el propio Vidal perdiesen dos pelotas consecutivas. Aparecieron Albert Miralles y Kirksay (0/4 en triples) con sus únicas canastas en juego del partido, Hannah volvió a hacer de las suyas y el protagonista de la noche apagó las esperanzas del anfitrión colándose por el centro de la zona y machando a una mano (66-72 a 1m). La Penya no acumulaba ninguna falta y supo hacerlas para consumir un partido que no pudo cambiar Albert Oliver, muy desacertado con los triples (1/8). "A pesar de las tres derrotas consecutivas que llevábamos (la última por 38 puntos ante el Barça) sabíamos cuál era el camino. Llevo unos cuantos partidos y unas cuantas finales. He sentido que tenía que absorber el juego", sentenció Vidal.     

GRAN CANARIA 67 (16+12+25+14): Bellas (3), Kuric (19), O’Leary (4), Báez (11), Tavares (0) –quinteto inicial–; Oliver (9), Newley (8), Salin (0), Urtasun (0), Kendall (9), Paulí (0) y Summers (4). JOVENTUT 74 (11+23+14+26): Mallet (14), Ventura (0), Kirksay (2), Llovet (7), Savané (8) –quinteto inicial–; Sergi Vidal (21), Miralles (4), Hannah (8), Abalde (2) y Suárez (8). Árbitros: García, Conde y Peruga. Gran Canaria Arena. Unos 9.500 espectadores. 

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