sábado, 31 de diciembre de 2016

“¡Felipe Massa hizo algo muy de Lauda o Hakkinen!”

Aficionados y periodistas de todo el mundo retratan al subcampeón del Mundial de F1 de 2008, que podría regresar a la competición tras retirarse en noviembre

Felipe Massa, en el podio del GP de Brasil de 2008. Foto: AFP. 

¡Por favor! ¡Por favor! —repite, con las manos juntas, Lookingspiffy ante el televisor. “Puede” que su corazón nunca haya latido tan deprisa. Su mente traza las 13 curvas, nueve de izquierdas y cuatro de derechas, del circuito de Interlagos. Felipe Massa (Sao Paulo, Brasil, 1981) está a punto de ser campeón del mundo. Felipinho lidera el GP de Brasil y Lewis Hamilton, al que Sebastian Vettel acaba de adelantar, sigue sexto. Llueve con fuerza.
 
Felipe Massa gana la carrera de principio a fin, en seco y en mojado. El brasileño enseña, tímido, el dedo índice. Incrédulo, mueve la cabeza de lado a lado. La realización atiende también a su familia, concentrada en el taller de Ferrari: su padre, su hermano, su mujer… Los Massa están eufóricos. Seguro que afónicos también.   

¡Síííííííí! ¡Síííííííí! celebra Lookingpiffy.

La torcida brasileña y la ferrarista tampoco dosifican su alegría: “¡Massa! Massa!”. Aunque Hamilton, en la última curva, se aprovecha de que Timo Glock no ha puesto los neumáticos de lluvia para superarle y llevarse el título por un punto: 98 por 97. Ambos logran 10 podios, el brasileño obtiene una victoria más (seis), pero puntúa en dos carreras menos. Con el sistema de puntuación actual, Massa habría sido el campeón.   

Cuando todo acabó, lloré —reconoce Lookingpiffy, que vive en Southampton. Tampoco Massa pudo contener las lágrimas el 2 de noviembre de 2008. Se golpeó el pecho en el podio: lo había dado todo y estaba agradecido por el apoyo recibido.  

Ocho años después, volvió a tener un momento íntimo ante sus compatriotas. Un accidente en la vuelta 49 le obligó a abandonar en el último GP de Brasil de su vida. Felipinho había anunciado su retirada en Monza y paseó la bandera de Brasil por el pit lane, donde se despidió de las escuderías y se reunió con Anna Raffaela Bassi, su mujer, y Felipe, su hijo. Una despedida anticipada, ya que todavía le quedaba otra carrera más, el 27 de noviembre en Abu Dabi (fue noveno). Aunque puede que sea un hasta luego. Diferentes medios aseguran que Massa tiene un preacuerdo para volver a Williams si Bottas acaba sustituyendo a Nico Rosberg en Mercedes. “Solo dejaríamos que Valtteri se fuera si un piloto experimentado, una alternativa creíble, estuviera disponible. Alguien como Felipe Massa, por ejemplo”, aseguró en la BBC Claire Williams, que quiere que el debutante Lance Stroll tenga un tutor cerca. Massa sigue sin pronunciarse. A partir del 3 de enero Mercedes anunciará quién será su nuevo piloto y saldremos de dudas.
  
“Los últimos años Massa se ha merecido un coche capaz de ganar carreras. Pilota bien y su velocidad no puede ser subestimada”, reivindica Zack. “Es un piloto medianero que ha dependido mucho del monoplaza que ha conducido. Entre 2007 y 2008 vemos un Massa mucho más sólido, aunque, para nada, deslumbrante”, asegura Jose Tellaetxe, experto en Fórmula 1 y responsable del blog Nürburgring. El infierno verde.

La remontada (del último al quinto puesto) de Massa en el GP de Gran Bretaña de 2007 enganchó a la Fórmula 1 a Lauren, de Blackwood (Gales del Sur): “Siempre ha demostrado fortaleza, fuerza, valentía y actitud”. “La primera carrera que le apoyé fue el GP de Bahréin de 2007. Resultó imbatible”, reconoce, desde Kuwait, Saeed Ali, responsable de la cuenta de Instagram @felipe1massa9, “su cuenta de apoyo más popular”. 

Alonso y Schumacher empapan de champagne a Massa, que acababa de lograr su primera victoria en Turquía. Foto: Getty.

“Nunca ha dejado de luchar a pesar de las dificultades y la mala suerte”, expone F1Fan, griego. “Demuestra tener un gran espíritu y amor por el deporte”, expone Rowena Cos, de Filipinas. “Nunca da nada por perdido”, destaca Zsolti, que conoció a Massa gracias a Globo en el GP de Hungría de 2014, en el que Felipinho logró la última de sus 16 poles y la única que no se llevó Mercedes ese año. También tiene muy presente otro recuerdo del circuito de Hungaroring: la rotura del motor del F2008, a tres vueltas para el final, que obligó a Massa retirarse de una prueba que dominaba sin problemas. Para Zsolti, ése o el adelantamiento de Hamilton a Glock en Interlagos fueron “lances de carrera”. El episodio que fue decisivo para que Felipinho perdiese el Mundial de 2008 fue el GP de Singapur: “Creo que los resultados de la prueba deberían haber sido eliminados”.

El Crashgate es el suceso más bochornoso en el que se ha visto envuelta la Fórmula 1 en los últimos años: Flavio Briatore ordenó a Nelsinho Piquet provocar su propio accidente para beneficiar a su compañero en Renault, Fernando Alonso, con la salida del coche de seguridad. El asturiano, que siempre ha asegurado que no sabía nada de la trampa, acabó ganando una carrera que Massa estaba dominando a su antojo. Un mecánico de Ferrari apretó antes de tiempo el botón de la luz verde del semáforo en el repostaje y Massa arrancó con la manguera todavía incrustada en el monoplaza. Tuvo que retirarse: cero puntos. Seis sumó Hamilton, tercero.   

El fraude de Singapur es el peor recuerdo deportivo de Massa. No recuerda nada de su accidente en la Q2 del GP de Hungría de 2009. Cuando rodaba a 250 km/h, recibió el impacto en el casco de un muelle de amortiguación que se había desprendido del Brawn GP de su compatriota Rubens Barrichello. “En ese momento, estaba en el circuito de mi país… Lloré mucho. No sabía si se iba a recuperar. Fue terrible”, confiesa Yvette Groidl. “¡Era mi cumpleaños! Estaba ayudando en la mudanza a un amigo y preferí no mirar los resultados hasta llegar a casa. No quería irme a dormir porque no soportaba la idea de levantarme y enterarme de noticias terribles”, explica Lookingspiffy, todavía con un gran nudo en el estómago.

Massa tuvo suerte: si el muelle hubiese impactado un milímetro más hacia la derecha, como mínimo, hubiera perdido la visión del ojo izquierdo. El piloto brasileño sufrió una conmoción cerebral y fue operado del hueso supraorbital izquierdo. El casco le salvó la vida y le permitió conocer a su hijo, Felipe, que nació meses después. Luca Badoer y Giancarlo Fisichella ocuparon el puesto de Massa en Ferrari hasta el final de temporada. 

Massa, tras su accidente en Hungría. Foto: Getty. 

Felipinho volvió a la competición con un extraordinario segundo puesto en Bahréin, punto de partida del Mundial de 2010. Una proeza minimizada por la victoria, en su debut, de su compañero Fernando Alonso con Ferrari. “A ver quién puede decir que ha hecho podio después de haber estado a punto de morir. ¡Massa hizo algo muy de Lauda o Hakkinen!”, interviene Noe Melián, redactora e ilustradora de F1 al día.  

A Massa le molesta, y mucho, que le recuerden una frase: “Felipe, Fernando is faster than you” [Felipe, Fernando es más rápido que tú]. La pronunció, a regañadientes y siguiendo las órdenes de sus superiores en Ferrari, Rob Smedley, el ingeniero en pista de Massa las últimas temporadas. Justo un año después de su accidente, Felipinho lideraba el GP de Alemania y se resistió a ceder la plaza pese a los intentos de adelantarle de Alonso y las presiones del equipo. Al final no le quedó más remedio que acatar las órdenes. “Buen chico. Ahora continúa pegado [a Alonso]. Lo siento”, continuó, avergonzado, Smedley: “No estaba de acuerdo. Creo que había mejores modos de hacerlo, para ser honesto. Habíamos acordado una estrategia, sabíamos cómo se iba a desarrollar y no sucedió así. Fue complicado para él…”.

“Se escribieron cosas muy crueles sobre él y su rebeldía. Si llega a rebelarse, las hubieran escrito igual”, expone Noe Melián. Para Stefania Bruera, periodista deportiva argentina que colabora en Stop And Go F1 y MotorLAT, “no se le tenía la misma consideración que antes. Aunque creo que hubo más factores que influyeron en su declive, entre ellos el desgaste mental que supone la presión que hay en Ferrari. Massa tiene poca fortaleza mental”. Jass no está de acuerdo: “Tiene experiencia y nervios de acero”. “Su principal defecto ha sido siempre la inconsistencia en carrera y su tendencia a suplir los errores o la incapacidad con marrullerías. Ha estado demasiado preocupado de lo que ocurría en los retrovisores. Demasiado autocomplaciente y falto de hambre para mi gusto”, interviene José Tellaetxe, responsable de Nürburgring. El infierno verde.

Massa y Alonso, en el podio del polémico GP de Alemania de 2010. Foto: www.f1fanatic.co.uk.
“Creo que lo infravaloraron en sus equipos y no pudo demostrar lo bueno que es realmente”, confiesa Noelia González. Pese a haberse quedado a un suspiro de ser campeón en 2008, muchos medios no lo colocaron entre los favoritos para 2009. “La prensa italiana rara vez lo elogió cuando ganó y no se lo pensaba dos veces para criticarlo cuando tenía dificultades”, explica Lucía, que ha podido hablar con su ídolo en el GP de Italia. “Los brasileños somos muy apasionados en todo. También en la Fórmula 1, especialmente porque tenemos a algunos de los mejores pilotos, como Ayrton Senna. Sabemos que Massa hizo todo lo posible en cada GP desde el primer día, así que tenemos mucho amor y respeto por él”, expone Hellen Sousa. 

“Es talentoso y conduce con el corazón. Nunca dejó de luchar y estaba dispuesto a ayudar al equipo de cualquier manera, incluso aunque no fuese lo correcto”, cuenta Proud of Felipe Massa. “Es un buen piloto al que le ha faltado que confiasen más en él y rebelarse ante las decisiones de sus equipos. Tenía que haber sido más combativo con sus compañeros”, apunta Michelle Ann Prabhu.

“Quien más le ayudó a desarrollarse como piloto fue Michael Schumacher en Ferrari”, advierte Proud of Felipe Massa. “Con [Schumi] aprendió a gestionar sus recursos independientemente de las condiciones de carrera, y se hizo más duro dentro de la pista y más político fuera de ella”, interviene Jose Tellaetxe. La retirada de Schumacher en 2006 permitió a Felipinho continuar en Ferrari, que ya tenía un preacuerdo con Kimi Raikkonen. Desde entonces, y a excepción de 2008, su puesto en la escudería italiana siempre fue cuestionado. Parte de culpa tuvo Massa, bastante irregular y, a veces, falto de autocrítica. Encadenó casi dos años sin podios. Una racha que rompió en Suzuka, donde fue segundo y empezó a ganarse su renovación más incierta. Se la mereció tras un notable final. El inicio había sido malo. En 2013 solo logró un podio (un tercer puesto en Montmeló) y en septiembre anunció su marcha. Massa cree que durante parte de esa época sufrió, sobre todo, un problema mental.  

Massa, su mujer y su hijo, en el último GP de Brasil. Foto: Reuters. 

Williams apostó por Massa, suelto sobre todo en el tramo final del curso 2014:  dos terceros puestos y un segundo en Abu Dahi, donde le faltó una uña para volver a ganar una carrera. Algo que no logra desde su agridulce GP de Brasil, en el que fue 39 segundos campeón del mundo. Dos veces se subió al cajón en 2015 y ninguna en la última temporada, la más floja desde sus tiempos en Sauber, el equipo con el que debutó en la Fórmula 1 en 2002. Nick Heidfeld fue su primer compañero y Massa se mostró tan rápido como errático. Se fue a Ferrari como piloto de pruebas después de que le sustituyeran por Heinz-Harld Frentzen. Sus buenos ensayos le dieron la oportunidad de volver a Sauber, donde estaría dos años más (con Giancarlo Fisichella y Jacques Villeneuve como compañeros) hasta la llamada de Ferrari. En su primera temporada con un coche competitivo logró dos triunfos: en Turquía y Brasil.      

“Con Fisichella se enfrentó más de tú a tú que con Heidfeld y pudo afinar su mejor arma: la velocidad con condiciones favorables. Con Kimi no pudo. La época con Alonso es complicada de valorar. Felipe viene del accidente de Hungría y se vuelve turbiamente político por pura necesidad. En Williams se limita a beneficiarse de los vientos favorables y a aguantar como puede los desfavorables, sin que, en mi opinión, Valtteri Bottas tenga nada que ver”, analiza Jose Tellaetxe.

Del futuro del finlandés podría depender que Massa vuelva o no a la Fórmula 1. El sueño de ese chaval travieso al que no le motivaban demasiado los estudios y al que su padre transmitió su pasión por los coches. Felipe fue quien insistió a Luís Antonio que quería ser piloto. Al contrario que otros padres, Luís Antonio mantenía una posición discreta en las carreras. No actuaba de representante. Felipe tampoco obligará a su hijo a seguir sus pasos, como señaló en una entrevista para El Confidencial: “Nunca le voy a forzar para que se suba a un kart. Es él quien lo tiene que querer […]. Si quiere ser piloto, le ayudaré lo que pueda”. 

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