domingo, 25 de junio de 2017

El recreo de unas amigas que sólo saben triunfar

Alba Torrens dirige a una España solidaria que logra su tercer Europeo tras empequeñecer a Francia (71-55)

Laia Palau levanta el tercer Europeo de la historia de la selección. Foto: FIBA Europe. 

Suena el timbre y las alumnas abandonan rápido la clase: bromean, se abrazan, comentan los últimos cotilleos y tararean canciones. Mientras, el tutor y sus ayudantes sonríen y piensan: "Cómo disfrutan y... Cómo se esfuerzan". En el aula y en el patio sus estudiantes tienen gen competitivo, no se amilanan ante otros colegios, por más que las rivales sean, por ejemplo, más altas y tengan más músculo. La mejor generación de baloncesto femenino de la historia de España desprende ese aire de recreo, amistad y
confidencias. Es inconformista sin remedio. Cuando su líder, Alba Torrens tuvo en sus manos la medalla de oro del Eurobasket de la República Checa se la quedó mirando embobada como si fuese el mejor de los juguetes. Antes, sus compañeras le habían gritado "¡MVP, MVP!", por haber sido nombrada la mejor del torneo, y Torrens había colaborado en mantear a la capitana, Laia Palau, que bien podría pensarse su decisión de retirarse de la selección. "Puede jugar aquí hasta cuando quiera", suele insistir el tutor, mejor dicho el seleccionador, Lucas Mondelo, que cuenta por medallas sus participaciones con la absoluta. Es su segundo oro europeo, el tercero de la historia, y su equipo lo logró tras convertir a Francia en un garabato en la segunda parte (71-55).

El único paso atrás de España lo dio Laia Palau para acercarse a sus compañeras, subidas al podio, y empezar a mover de un lado a otro la copa. Un trofeo que casi siempre tuvo en sus manos la selección. Alba Torrens continuó siendo la estrella risueña que casi se ríe de los fallos. No se viene abajo. Tampoco se ha contentado con su ingenio, capacidad de desborde, velocidad y lectura de juego, sino que ha afinado la puntería con los triples (53,6% de efectividad). La mallorquina clavó los dos primeros que intentó, igual que Anna Cruz, de menos a más durante el torneo en ataque y siempre sólida en ataque. "A Cruz hay que pillarle el truco. Parece seria, pero no lo es", cuenta Lucas Mondelo. Ambos han ganado este año el Europeo y la Euroliga. Ningún entrenador lo había conseguido. 

Mondelo es un entrenador que congenia con la pizarra y podría dar conferencias motivadoras. Tiene un sexto sentido para entender a las jugadoras, decirles la palabra adecuada en el momento preciso y saber escucharlas. Les da confianza y también les exige lo máximo. Su "yo al servicio del nosotros" parece sencillo, pero no lo es teniendo en cuenta que la mayoría de las integrantes del grupo están acostumbradas a ser las estrellas en sus equipos. En la selección disfrutan y padecen igual quienes más juegan y quienes menos. El banquillo empuja. Para muestra, el grito de Bea Sánchez: "¡Vamos!". 

Francia empezó buscando y encontrando a sus pívots, y acabó a la deriva. Abrumada por Laura Nicholls o Sancho Lyttle, Ciak deambuló por la pista. Epoupa, una atleta eléctrica que corre y piensa a una velocidad frenética, pareció inofensiva. España perdonó a Francia en la primera parte (39-30), pero no titubeó y la remató en el tercer cuarto con otra defensa de libro: la dejó en 10 puntos (56-40) y con la sensación de que la remontada sería casi inviable. La última canasta del período (y quizás de su periplo con la selección) fue de Laia Palau, que ya acumula 10 con la absoluta. Es La Chispa de un grupo en el que Marta Xargay realiza el trabajo visible y el invisible, Silvia Domínguez tiene un rendimiento inmediato, Lyttle demuestra, torneo a torneo, que su nacionalización resultó una bendición. El futuro pasa por Leo Rodríguez, más completa que nunca, o Leticia Romero, que optimiza sus minutos y entiende el juego como una competición divertida. Lo mismo piensa Laura Gil, a quien nadie le ha regalado su apodo de Gladiadora. La murciana (14/14 en medallas en las diferentes categorías de la selección) ha compartido la experiencia con María Conde, que debutará en Liga Femenina con el Uni Girona después de su paso por la NCAA.   

Tras el partido, Dumerc le susurró algo al oído a Alba Torrens. Cualquier mensaje encajaría: "Ya te podías haber cortado, que sabías que me retiraba de la selección". "Nos ha roto". "Enhorabuena". Fue una frase corta que le dolió en el alma a la eterna base francesa, privada, como el resto de su equipo, de su identidad y frescura. Desdibujada por una España que no busca excusas y no se conforma. La única que ha ganado durante el torneo a Francia y Bélgica, bronce ante Grecia (78-45). La única que, pese a renovar sus piezas, continúa entre las mejores.     

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