jueves, 9 de agosto de 2018

Saúl Craviotto, el camino más largo hacia las medallas olímpicas

En "4 años para 32 segundos"  el piragüista construye un relato inspirador para aparcar las excusas y perseguir nuestros sueños

Saúl Craviotto, en los Juegos Olímpicos de Río. Foto: AFP. 

"Mis grandes herramientas de motivación siempre han sido los reveses", confiesa el piragüista Saúl Craviotto (Lleida, 1984) en la 62ª página de su primer libro, 4 años para 32 segundos. La recompensa del esfuerzo (Alienta Editorial). Sin esa frase (perdón, si Craviotto no fuese casi indestructible) jamás hubiese escrito esta obra inspiradora ni se conocería tan bien. Puede que tampoco habría participado en unos Juegos Olímpicos. Se ganó su presencia en Pekín 2008, Londres 2012 y Río 2016 en la repesca, el preolímpico,
tras tropezar en el Mundial. A veces, incluso se clasificó en una prueba diferente. 

La última vez que le sucedió, hace casi tres años en el Mundial de Milan, supuso el "peor palo" de su carrera deportiva. El 23 de agosto de 2015 Mundo Deportivo publicó una pequeña noticia a dos columnas al respecto: "El subcampeón del mundo en K1-200, Saúl Craviotto, quedó fuera de las plazas olímpicas (6º en la ‘semi’) y queda pendiente del preolímpico 2016". Una mención mínima para la infinita decepción de Saúl Craviotto, que se sintió perdido, avergonzado y herido. "Un pequeño desequilibrio" le impidió alcanzar la final y, por tanto, una plaza para los Juegos. Creía que había fallado a los suyos y a sí mismo; que su compromiso sin concesiones —"me llegué a obsesionar con hacerlo perfecto, con llevarlo todo a rajatabla"— no había tenido recompensa. Pensó incluso en retirarse y centrarse en su otro oficio, el de policía (ahora trabaja en el área de Participación Ciudadana). Ya tenía dos medallas olímpicas. Con el tiempo, amplió su mirada, aprendió a desconectar, se dejó arropar por su familia y su entrenador. También por su nueva pareja en el kayac, Cristian Toro, con el que logró el oro en Río en K2-200. Otro éxito que, como siempre, ve como colectivo. Se nota que es agradecido y una esponja incansable. Por algo es el último ganador del concurso MasterChef Celebrity, al que entró sin tener ni idea de cocinar.

4 años para 32 segundos es una invitación a reinventarse sin perder la esencia, a sincronizar y empatizar con el resto, a planificar los retos sabiendo que, para afrontarlos, se necesita ilusión, creer que son posibles y motivación; también buscar referentes cercanos y/o lejanos o visualizar los objetivos, imaginarse el éxito. Para él, el éxito tiene tres pilares: la mente, el cuerpo y las relaciones. Tres elementos interconectados. Nos recomienda que invirtamos en nutricionistas y personas que se ocupen de nuestra planificación deportiva y que tengamos paciencia para reducir el riesgo de lesiones. Incluso nos ofrece algunas recetas saludables de su mujer, Celia García, autora del blog The Fit Bowl, y los menús que le preparó durante las cuatro semanas previas a los Juegos Olímpicos de Río. 

A veces envidiamos a los y las deportistas porque nos quedamos con el momento feliz de las medallas, como si sus vidas fuesen tan bucólicas como la típica entrada en Instagram. Detrás de recuerdos como "cogí la medalla y me la metí en la cama. Aquella noche dormí con ella" hay un largo recorrido,  paciencia y constancia. Seguro que también capacidad de adaptación. En su caso, con 15 años tuvo que dejar Lleida, su familia, amigos y novia, para empezar una aventura en la residencia Joaquín Blume de Madrid. Su apuesta fue soñar con el piragüismo y poder disputar unos Juegos Olímpicos —"[una experiencia] que sobrepasa todo lo imaginable"—. Su trabajo le tenía reservado triunfar en tres, y está preparando los cuartos, en Tokio. Tendrá dos oportunidades para clasificarse: en 2019 en el Mundial de Sort y La Seu d'Urgell y en el preolímpico de 2020.  

El autor asegura que no es un libro sobre piragüismo, sino sobre valores. Sobre su deporte nos da algunas pinceladas (como que hay que el kayac tiene que ir lo más recto posible, "pues si te desvías un poco a derecha o a izquierda acabas haciendo algunos metros de más que, como es lógico, penalizan en tiempo", o los beneficios de practicarlo) y reivindica su importancia. Aunque los medios solo se acuerden del piragüismo en los Juegos Olímpicos, sobre todo porque es el segundo deporte que le ha dado más metales a España. La reflexión serviría para resto de disciplinas que tampoco tienen  focos suficientes. 

También son (casi) invisibles los días y momentos grises de un/a deportista. Saúl Craviotto los describe lo justo, pero sin descanso. Sí, él muchas veces tampoco tiene ganas de entrenarse, ya sea por cansancio físico o psicológico, por la climatología... Él también duda y sufre —"si daba en un día 6.000 paladas, eran 6.000 pinchazos"—. Se quita, pues, la capa de superhéroe. O quizás nos la pone al resto para que detectemos nuestros poderes y la capacidad por soñar de verdad... Moviéndonos. Desde el principio, humaniza a los y las deportistas, a los que retrata de carne y hueso, y, por tanto, vulnerables. Algo deberíamos hacer el resto para valorar si fracasan o no en sus propósitos. La palabra fracaso es demasiado gratuita dentro y fuera de la competición. 

4 años para 32 segundos es un libro que inspira tanto en momentos complicados, casi nos regala un lapicero lleno de colores, como en los alegres, pues nos pone los pies en el suelo. Se devora rápido y te obliga a mirarte al espejo, taparte el ombligo y coger bolígrafo y papel para eliminar excusas y ponerte manos a la obra. Saúl Craviotto activa a quien lee sus experiencias y observaciones porque no es un comercial que te intente vender un seguro ofreciéndote un mes de prueba y te asegura que, si no te apuntas, te darán 30 euros. No promete una pócima mágica. 

La franqueza es uno de los argumentos del piragüista. Es claro desde el principio, el éxito no esconde "un secreto ni una fórmula única". Esconde un camino propio de obstáculos y facilidades, de miedos y fortalezas... Me ha hecho recordar algo  que me dijeron hace tiempo y que trato de combatir: "Tienes miedo a tener miedo". A quien le pueda suceder lo mismo 4 años para 32 segundos le vendrá como anillo al dedo. Según mi amigo Aitor, "eso le pasa a todo el mundo".   

Autor: Saúl Craviotto. Título: 4 años para 32 segundos. La recompensa del esfuerzo. Editorial: Alienta (Planeta). Valoración: 4 sobre 5. 

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