viernes, 10 de julio de 2009

Contador establece la jerarquía en el Astana y roza el liderato en la primera etapa de montaña

Contador atacó en los últimos metros de ascensión -EFE.


Los grandes ataques son la puesta en práctica de una estrategia mínimamente calculada los días u horas antes de la carrera o durante la prueba. Si nos centramos en los favoritos de la general, tremendamente controlados por los equipos del resto de opositores, dichos arrebatos responden a un análisis de sus propias fuerzas y de la cadencia de los demás. El ritmo, la cara o la posición de un corredor suelen indicar si está fundido o si aún tiene fuerzas de dejar que no se le escape quien no le interesa. Alberto Contador (Pinto, Madrid, 1982) no es de los que se exceden en envoltorios ni en dar sensaciones estériles. Ataca cuando lo ve necesario y sabe va a sacar resultados inmediatos. Por eso se dosificó en la primera etapa de montaña y la más larga (224 km repartidos entre Barcelona y Andorra-Arcalís) y surgió como un cohete en los últimos 1.200 metros, el epílogo del final de la cita y de la ascensión. Nadie pudo replicarle. Ni Cadel Evans, que intentó lo mismo un instante antes, ni Carlos Sastre, al otro que se esperaba en la etapa. Tampoco Andy Schleck, pegado a su sillín. La reacción de Lance Armstrong es más ambigua: sólo se resistió al principio y después cedió 21 segundos, dos más de los que tenía de margen con el madrileño. Quién sabe si falto de fuerzas o por lo que había prometido en la previa: “Si Contador ataca, no responderé”. Más claro queda que con el ataque Contador establece la jerarquía en el Astana tras el abanico de la tercera cita –“estoy cansado de hablar de eso”– y, a efectos de números, se pone segundo, a sólo seis segundos de un líder de paso, Rinaldo Nocentini. El italiano del AG2R fue protagonista de la fuga de la jornada junto con otros ocho corredores, donde figuraban dos españoles (Egoi Martínez y José Iván Gutiérrez) y quien acabó siendo el ganador de etapa, Brice Feillu (Châteaudun, Francia, 1985), un debutante en la ronda francesa que es profesional desde enero.


“He aprovechado la oportunidad. He visto que se podía sacar renta a otros rivales y lo he probado”, desgranó Contador, que cuando le preguntaron por el liderazgo en el Astana fue contundente: “El equipo ha sido el beneficiado”. El ganador del Tour de 2007 advirtió de la dificultad de las dos etapas restantes en los Pirineos. La primera, que empieza con la ascensión del Port d’Envalira; la segunda, con el mítico Tourmalet. Nombres de cimas con las que tantas veces habrá soñado Feillu. “Me considero un buen escalador”, cuenta en su blog personal el primer clasificado de la octava etapa de la ronda francesa. El francés, un fideo largo (mide 1’88 metros y no llega a los 70 kilos), corre en el Agritubel como su hermano Romain, que fue maillot amarillo un día el año pasado. Feillu cumplirá 24 años el próximo día 26, justo el día del final del Tour.


No hay comentarios :