viernes, 27 de diciembre de 2013

La máquina del tiempo de Lorbek

El ala-pívot esloveno, con 12 puntos y 4 rebotes, destaca en un triunfo con más sombras que luces ante un Gran Canaria escaso (62-52)


Lorbek, en un partido del curso pasado ante el Gran Canaria - ACB Photo.

Un jugador fino, ligero y que simplifica el baloncesto con su repertorio de movimientos. Ése es Erazem Lorbek (Ljubljana, Eslovenia, 1984) en plenitud, el que se vio, por ejemplo, en la temporada 2011/2012, cuando fue nombrado MVP de la final de la Liga ACB que el Barça se llevó en el quinto partido ante el Madrid y el mismo que fue fue escogido en el mejor quinteto del torneo. El que fue pretendido por el CSKA Moscú y por el que los San Antonio
Spurs quisieron tirar la casa por la ventana. El Barça convenció al ala-pívot esloveno con una oferta irrechazable, pero Lorbek no correspondió al detalle en la pista. El curso pasado se le vio muy de tanto en tanto, fue vital ante el Madrid en la Copa del Rey, y el Bilbao Basket en cuartos de la Liga, y poco más. Con más peso del conveniente y torturado por sus problemas de rodilla, Lorbek no fue Lorbek, y en junio se sometió a una artoscopia. Reapareció el día 6 ante el Nanterre y tuvo muy buenos momentos ante el Gran Canaria (12 puntos y cuatro rebotes) en el último partido del año en el Palau Blaugrana, un triunfo (62-52) con más sombras que luces. De difícil digestión para jugadores, técnicos y público.  

Por momentos, como si se hubiese viajado al pasado en la máquina del tiempo, el espectador se encontró con una versión notable de un Lorbek que ha perdido peso y ha ganado en agilidad. Recordó al jugador que es. Así, empezó enchufado con cuatro puntos nada más salir, en el vendaval de los locales que cerró Abrines en el primer minuto del segundo cuarto (20-9). Juan Carlos Navarro había tenido una puesta en escena eléctrica y el equipo se había contagiado de su espíritu ante un Gran Canaria que se había quedado sin respuesta en cuanto dejó de anotar Hansbrough. También sin ideas se quedaron los azulgrana, pesados como si tuviesen resaca de las copiosas comidas y cenas de Navidad y que estuvieron siete minutos con una solitaria canasta de Dorsey, fundamental con sus ocho rebotes. Xavi Pascual pedía paciencia a sus jugadores, demasiado acelerados y obcecados con los triples (5/26, 19%) ante unos visitantes un poco menos negados desde más allá de 6'75, con 7/25 y 28% de efectividad, y que apenas aprovecharon la situación para acercarse 22-20. Al descanso se llegó con 27-20 tras un triple de Lorbek. Un tanteo propio de 10 y no de 20 minutos. 

Liderado por Lorbek y Dorsey, el Barça, que solo perdió cuatro pelotas por las 11 que recuperó, intentó escaparse en un partido en el que cualquier canasta valía por cinco ante el desacierto general. No lo consiguieron los locales porque no les bastó con las acciones puntuales de Lorbek, Huertas -tan falto de puntería como Pullen-, u Oleson y porque surgieron Oliver, siempre con algo en la chistera, y Báez, espléndido en el tramo final, por más que no pudiese volver a conectar a su equipo en un partido que se adelantó al día de los inocentes. Para muestra, la última jugada, un triple desde medio del campo de Huertas, que hizo el amago de no tirar y acertó lanzando a unas décimas del final. Ni reparó en la canasta. Su mente estaba ya en el Madrid, su próximo rival el domingo y que se convirtió en el primer equipo español en encadenar 24 triunfos consecutivos. El conjunto de Laso lo logró tras vencer en Badalona al Joventut por 68-72 con un espléndido Sergio Rodríguez.   

BARÇA 62 (18+9+15+20): Marcelinho Huertas (5), Navarro (9), Papanikolaou (6), Nachbar (7) y Tomic (6) -quinteto inicial-; Dorsey (6), Sada (-), Abrines (2), Oleson (5), Lorbek (12), Lampe (-) y Pullen (4). GRAN CANARIA 52 (9+11+15+17): Bellas (5), Hansbrough (9), Beirán (-), Báez (15), Tavares (3) -quinteto inicial-; Oliver (7), Newley (2), Borovnjak (-), O'Leary (4) y Nacho Martín (7). Árbitros: García González, Perea y Sacristán. Sin eliminados. Incidencias: partido correspondiente a la duodécima jornada de la Liga ACB, disputado en el Palau Blaugrana ante unos 4.000 aficionados.

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