martes, 14 de enero de 2014

La fe de Cristiano Ronaldo

Cristiano Ronaldo, emocionado, con el Balón de Oro ante su hijo, Pelé y Blatter - AP. 

Una frase y una letra definen, en parte, a Cristiano Ronaldo (Funchal, Madeira, 1985). "Hay que cortarme una pierna para que yo renuncie a un partido", cuenta en Cristiano Ronaldo. Sueños prohibidos, de Enrique Ortego. CR7 es incansable e insaciable y un profesional intachable al que Piqué recuerda en Manchester pasándose horas lanzando faltas. La letra es la r, que escribe en mayúsculas. Una costumbre que según los  grafólogos puede indicar reclamo y llamar la atención inconscientemente ante los interlocutores.
Cristiano convierte los goles en un acto reivindicativo porque siente que algunos le infravaloran y más después de que Messi acumulase cuatro Balones de Oro seguidos. El amor propio es la mejor virtud y la peor de sus debilidades de CR7, al que por un día, se le vio débil en Zúrich. Cuando Pelé le entregó su segundo Balón de Oro, cinco años después del primero, lloró y habló con la voz entrecortada, sobre todo cuando apareció su hijo y vio llorar a su madre. 

Cristiano es un ejemplo de tenacidad y seguridad en uno mismo, pero también de inocencia y sinceridad. La prensa le aprieta porque entra al trapo y hay gradas que le cantan "¡Messi!". "A partir de cierta altura, ya no oigo los silbidos", dijo cuando en Inglaterra le insultaban por haber forzado la expulsión de Rooney en el Mundial de Alemania. Ya con el Madrid aseguró que le pitaban por ser "rico, guapo y bueno", que era el primer, segundo y tercer mejor futbolista o que le gustaría meterle 10 o 20 goles en un partido al Barça. Palabras que dichas por deportistas que transmiten mejor, como Rossi o Márquez, serían vistas de otra manera.  

Sir Alex Ferguson le hizo ver que el fútbol era un deporte de equipo: "Antes se perdía en regates, ahora resuelve partidos". Y Cristiano es otro, más coral y llano, aunque sigue sin tener suficiente correa. Abrió el marcador 18 veces para el Madrid en un 2013 en el que metió más goles que nunca (69) y llevó a Portugal al Mundial de Brasil en la repesca, aunque no levantó ningún título. Pero ha sumado un Balón de Oro por el que ha persistido. "Es el premio de muchas ilusiones", sentenció.        

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