domingo, 30 de septiembre de 2018

Alejandro Valverde, 22 miradas y un oro infinito

El murciano, de 38 años y cinco meses, rompe su maleficio con el Mundial y se enfunda el maillot arcoíris tras seis medallas y doce participaciones 

Alejandro Valverde con la medalla de oro que le acredita como campeón del mundo. Foto: Eurosport. 

Queda un kilómetro para completar una carrera interminable de 258,5 y casi siete horas, y Alejandro Valverde (Las Lumbreras, Murcia, 1980) no quiere equivocarse en Innsbruck. Mira, a veces fijamente, y otras, de arriba a abajo, a Michael Woods, Romain Bardet y  Tom Dumoulin. En 700 metros estudia sus movimientos hasta 21 veces. Es entonces cuando mira hacia el infinito, aprieta los dientes y piensa: "Ahora es el momento. Mi momento. ¡Por mí no será!".

Detrás, Alejandro Valverde no sólo tiene a tres rivales hambrientos, también once participaciones en el Mundial de ruta, con dos platas y cuatro bronces. Capítulos como ayudante o como líder. Oportunidades perdidas de colgarse ese oro que tanto anhela y que no podía ni plantearse hace casi 15 meses, cuando se golpeó en una valla, en una curva de Düsseldorf, en el séptimo kilómetro del prólogo del Tour: rotura de la rótula, el astrágalo y el calcáneo. Valverde se deja el alma. Nadie le alcanza. Cruza la línea de meta como campeón del mundo, por delante de Bardet, Woods y Dumoulin. 

No se fía. Valverde sólo levanta el brazo izquierdo un segundo después. Luego el derecho. Parece una estatua con la boca abierta. No la cierra. Grita hasta que se detiene y el equipo de la selección española le arropa. Saluda con el pulgar al público. Está descolocado. Le cuesta dejar de llorar. En el podio mira cómo le colocan la plata a Bardet. Ahora le toca a él. Que sí, que es a él. 15 años más tarde de su primera medalla, el oro, por fin, es suyo. Se lo cuelga Peter Sagan, campeón las tres citas precedentes y que ha abandonado la carrera. El esloveno, un espectáculo dentro y fuera de la carretera, le dice algo al oído. Sagan parece orgulloso de su sucesor. No es para menos.  

—Por fin, por fin, campeón del mundo. ¿Puedes creerlo? -le pregunta un periodista de la UCI (Unión Ciclista Internacional) a Alejandro Valverde. 
—[Coge aire]. Nooo... La verdad es que... Es increíble... [Suspira]. Perdón... Son muchos años... Y al final... Mira... Se ha... Se ha conseguido. [...]. Tengo que agradecer el trabajo del equipo, de la selección, que ha estado de 10, todos y en todo momento. He sabido estar ahí. He controlado mi distancia para el esprint y he podido vencer. La verdad es que es algo increíble  –responde un corredor con 122 victorias, con una Vuelta y varios podios en la ronda española y que ha sido tercero en el Tour y el Giro. Alguien que se ha impuesto cuatro veces en la Lieja-Bastogne-Lieja y cinco en la Flecha Valona... El murciano ha puesto la guinda de su maravillosa carrera subiéndose la cremallera del maillot arcoíris y besando el oro como campeón del mundo con 38 años y 5 meses. Sólo el holandés Joop Zoetemelk logró la hazaña con más edad (38 años y 10 meses). Alejandro Valverde, en todo caso, siempre será eterno. 

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