jueves, 16 de julio de 2009

Sorensen rescata al Tour de su modorra

Sorensen celebra su primer victoria en Francia -EFE.


El Tour más monótono de los últimos años parecía encaminado a escribirse más por polémicas y reivindicaciones de protagonistas y de terceros que por lo que realmente sucedía en la carrera. Poco más allá de los cuatro triunfos al sprint del más rápido, Mark Cavendish, y del control casi absoluto del equipo más eficaz y controvertido, el Astana. La mayoría de las fugas estaban controladas y condenadas desde el principio, aunque una le valiese a Rinaldo Nocentini para ponerse el maillot amarillo y no soltarlo hasta el momento. Por eso el primer triunfo en la ronda francesa de Nicky Sorensen (Herning, Dinamarca, 1975) reupera el verdadero espíritu de la ronda francesa, hace revivir las grandes escapadas con merecido final feliz para uno de sus impulsores. El corredor del Saxo Bank fue uno de los siete intrépidos que se fugaron en el kilómetro 63 con el objetivo de ganar la 12ª etapa. Laurent Lefevre, Markus Fhoten, Egoi Martínez, Franco Pelizotti, Rémi Pauriol y Sylvain Calzati eran los compañeros de Sorensen en un reto que, como los precedentes, parecía un capítulo esporádico más de una edición de contención. Las diferencias respecto al pelotón rondaban y superaban los cuatro minutos cuando a falta de 22 kilómetros el corredor danés atacó. Sólo Calzati pudo responderle, pero 17 después el francés no hizo ni el más mínimo gesto de seguir a Sorensen cuando éste repitió estrategia. Le sirvió para presentarse solo en la línea de meta y conseguir en Vittel su primer triunfo en el Tour, el segundo de prestigio en una carrera normal en la que sólo destacaba una victoria en Ávila en la Vuelta de 2005, que primero ganó Roberto Heras y después –controles mediante– acabó llevándose Denis Menchov. Sorensen también fue campeón de su país en ruta en 2003 y 2008.


La general sigue siendo el mejor reflejo del respeto y el conservadurismo que hay en esta prueba. Carlos Sastre juega a descartarse de la victoria final y asegura que tampoco le hace especial ilusión subirse al pódium como segundo o tercero, Alberto Contador y Lance Armstrong aseguran que no responderán al ataque del otro, que ésa es una cuestión más de otros corredores porque ellos forman parte del mismo. Egoi Martínez es un fijo en cualquier escapada, pero le falta un plus para llegar a conseguir el premio final –más accesible tiene ganar el maillot de la montaña–, Levi Leipheimer lleva dos días cayéndose en los últimos metros, sin consecuencias muy graves -"no tengo muy bien la muñeca", advirtió el estadounidense- ni en la clasificación, porque los incidentes pasaron en los tres kilómetros finales y la organización le puso el mismo tiempo que el del pelotón. Al menos Sorensen rescató al Tour de su modorra con dos ataques espléndidos y suficientes que revalorizaron la segunda etapa más larga de la prueba (211’5 km con cinco puertos de cuarta categoría y uno de tercera). Se espera que por fin mañana viernes se muevan los favoritos en un terreno de media montaña difícil, pero propicio para los ataques, entre Vittel y Colmar. La UCI ha rectificado y sí permitirá el uso del pinganillo en dicha etapa. No hay excusas.


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