lunes, 12 de marzo de 2018

Alejandra Quirante: “Creo que tenemos un poco de miedo escénico a una primera victoria que no llega”

Cronómetro de Récords entrevista a la base del Estudiantes

Alejandra Quirante, en el Marina Besòs. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Toni Delgado / Sant Adrià de Besòs 


Tiene las llaves del vestuario y la mirada perdida. “¿Una entrevista? Sí, un momento…”, contesta Alejandra Quirante (Palma de Mallorca, 1992). Tose. Nos sentamos en unas sillas que hasta hace un momento conformaban el banquillo del Estudiantes, que ante el Bàsquet Femení Sant Adrià ha vuelto a perder (66-50). En su regreso a la Liga Día  el conjunto madrileño no ha ganado ningún partido.

—Alejandra, una persona tan alegre como tú... No pareces tú ahora...
—Pues me pillas en mal momento. Dame un minuto, por favor.

A veces, o muchas, los y las periodistas entrevistamos a los y las deportistas con la lengua fuera, apenas unos segundos después del desenlace. La base del Estudiantes necesita un momento de intimidad. Le advierten que antes de atender a Cronómetro de Récords tiene que hacer los estiramientos.   

—¿Preparada, más o menos?
Sí, sí. [Baja el tono y me mira a los ojos]. Antes has dado en el clavo.

—Seguís sin ganar, pese a que estuvisteis a media uña de superar al Gernika, competisteis casi hasta el final contra el Uni Ferrol, el Al-Qázeres, el Cadí La Seu, el CD Promete o el Donosti Basket... ¿Cómo asimiláis que no os llegue el premio?
Le hemos plantado cara a grandes equipos y comprobar que el triunfo no llega... Seguimos dejándonos la piel, aunque la recta final de curso se nos está haciendo muy dura.   

—“No me digáis nada, no me digáis nada… No puedo hablar”, os ha pedido después del partido vuestra compañera Celia Menéndez. Estaba llorando. Es la imagen del Estudiantes. 
Así es. Ahora mismo creo que estamos todas un poco... En los partidos hay cosas que no nos salen como quisiéramos.  

“Estudiantes es corazón”, decías hace un año en una entrevista para el club. ¿Crees que este curso tenéis más corazón que nunca por la situación? ¿Qué os falta en los momentos decisivos? ¿Una líder? ¿Más frialdad? ¿Más paciencia?
Sigo pensando que el Estudiantes es corazón. Nos mantenemos enteras gracias a nuestro corazón y a quienes nos apoyan e impulsan cada día. No sé si echamos de menos a una líder o una referente, pero sí quizás tener las ideas un poquito más claras. Creo que tenemos un poco de miedo escénico a una primera victoria que no llega.  

—Parece que os bloqueéis en los instantes definitivos…  
Tal cual. Si nos vierais entrenar… Ésa es nuestra tristeza y frustración. En los entrenamientos somos capaces de solucionar aspectos que nos cuesta aplicar en los partidos.  

—Supongo que tampoco ayuda los cambios de extranjeras: en octubre ya se fue Brandie Baker y llegó Nina Bogicevic, en noviembre fichasteis a Michaela Stejskalova, que se marchó pronto, y a Shay Selby.  
El grueso del equipo se mantiene, aunque nos ha costado adaptarnos al cambio de compañeras y de entrenador.  

—¿Cómo te está ayudando a crecer sufrir tanto?
Sí, esta temporada es de sufrimiento. Independientemente de los resultados, no estoy disfrutando todo lo que debería. La situación hace que esté creciendo como persona y jugadora y aprenda mucho del equipo y del cuerpo técnico. Por supuesto que tengo muchas cosas que mejorar. Hay que seguir trabajando duro y sin descanso. 

—Es difícil que en una entrevista no pronuncies las palabras “ilusión” y “trabajo". En ésta, sí que has hablado de “trabajo” y aunque no lo has hecho de “ilusión”, sí te has referido a la “persistencia”.
Llevo un tatuaje que dice: “Eres lo que te propones”. Creo en esa frase firmemente. Independientemente de cuanto suceda a tu alrededor, tienes que tener claro cuál es el objetivo y con ilusión y trabajo… Ahora ya te lo he dicho [nos reímos]… Con ilusión y trabajo se puede conseguir todo. 

—Viendo las celebraciones por el ascenso a Liga Día del año pasado y cómo te comunicas con la grada, creo que en seguida te identificas con el público y ellos y ellas, contigo. ¿Cómo se consigue eso?
Siendo una misma. Intento dar lo máximo de mí. Es una actitud que la gente agradece. 

—Decías en una entrevista que Fito González tenía la capacidad de explicaros con claridad qué quería de vosotras y del equipo en cada momento. ¿Alberto Ortego, su sustituto, también la tiene?
Sí, aunque son entrenadores distintos en momentos diferentes. El equipo ha cambiado. No sé si a mejor o a peor. No sé qué decirte. 

—No has jugado en la segunda parte. 
Es una decisión del entrenador que tengo que aceptar y asumir. El único camino es seguir trabajando.  

—En tu debut en Liga Femenina, con el Joventut Mariana, coincidiste de bases con Gaby Ocete y Laura Villaescusa. En el equipo también estaban Pao Ferrari, Shay Murphy, María España, Lady Comfort... ¿Cómo te ayudaron? Jugaste tres minutos de media. 
Siete [nos reímos]. 

—Cierto, lo tenía aquí, 6m 57s. ¡Qué memoria!
Fue un año maravilloso. Aunque no dispuse de muchos minutos en cancha, aprendí muchísimo de un grupo repleto de figuras. De la segunda temporada allí también tengo muy buenos recuerdos. 

—En su momento un profesor me dijo que a los y las estudiantes de las Islas Baleares les cuesta mucho adaptarse a estudiar fuera. ¿Es un tópico? ¿Te costó mucho amoldarte a Vigo?
El mar se echa de menos, no sé si por la isla, la gente... A mí sentarme a ver el mar me da mucha calma y paz. Cuando puedo, me escapo a casa. En el Celta pasé mi primera temporada fuera. Nunca habría vivido sola y maduré mucho como persona y jugadora. Carlos Colinas tiene las cosas muy claras y te ayuda a poner los pies en la tierra. Aprendes que el trabajo es el único camino.  

—En tu última temporada en el CB Bahía San Agustín perdiste la ilusión por jugar. ¿Qué pasó?
En Mallorca sufrí un par de lesiones, tuvimos problemas con las americanas, cambios en el grupo y de entrenador… Quizás no estaba tan ilusionada como debería y encadené demasiados aspectos grises… Por eso decidí parar de jugar en Navidades. 

—¿Te planteaste la retirada?
Sí, durante unos meses. Me fui a vivir a Valencia y el Picken Claret me preguntó si les podía echar una mano entrenando. Y, obviamente, el gusanillo me picó. Fue inevitable. Ahí volvió a encenderse la llama del baloncesto para mí. 

—Te llamó el Estudiantes y fuiste la MVP de la fase final y una de las grandes responsables de las 18 victorias consecutivas con la que cerrasteis el curso y del ascenso a Liga Día.
Resultó un año increíble: teníamos las cosas muy claras y disfrutábamos de cada partido. El grupo humano era maravilloso y altruista. Eso se reflejó en la pista, por más que empezásemos con cinco derrotas consecutivas…  

—¿Seguís conservando aquella coreografía [un gesto parecido a un pinchadiscos]?
¡Por supuesto! Son cosas que surgen, funcionan… Tonterías que unen al grupo.  

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