Cronómetro de Récords entrevista a la base del Estudiantes
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Alejandra Quirante, en el Marina Besòs. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. |
Toni Delgado / Sant Adrià de Besòs
Tiene las llaves del
vestuario y la mirada perdida. “¿Una entrevista? Sí, un momento…”, contesta
Alejandra Quirante (Palma de Mallorca, 1992). Tose. Nos sentamos en unas sillas
que hasta hace un momento conformaban el banquillo del Estudiantes, que ante el
Bàsquet Femení Sant Adrià ha vuelto a perder (66-50). En su regreso a la Liga
Día el conjunto madrileño no ha ganado ningún partido.
—Alejandra, una persona
tan alegre como tú... No pareces tú ahora...
—Pues me pillas en mal
momento. Dame un minuto, por favor.
A veces, o muchas, los y
las periodistas entrevistamos a los y las deportistas con la lengua fuera,
apenas unos segundos después del desenlace. La base del
Estudiantes necesita un momento de intimidad. Le advierten que antes de
atender a Cronómetro de Récords tiene que hacer los estiramientos.
—¿Preparada, más o menos?
Sí, sí. [Baja el
tono y me mira a los ojos]. Antes has dado en el clavo.
—Seguís sin ganar, pese a
que estuvisteis a media uña de superar al Gernika, competisteis casi hasta el
final contra el Uni Ferrol, el Al-Qázeres, el Cadí La Seu, el CD Promete o
el Donosti Basket... ¿Cómo asimiláis que no os llegue el premio?
Le hemos plantado cara a
grandes equipos y comprobar que el triunfo no llega... Seguimos dejándonos la
piel, aunque la recta final de curso se nos está haciendo muy dura.
—“No me digáis nada, no
me digáis nada… No puedo hablar”, os ha pedido después del partido vuestra
compañera Celia Menéndez. Estaba llorando. Es la imagen del Estudiantes.
Así es. Ahora mismo creo
que estamos todas un poco... En los partidos hay cosas que no nos salen como
quisiéramos.
—“Estudiantes es corazón”, decías hace un año en una entrevista para el club.
¿Crees que este curso tenéis más corazón que nunca por la situación? ¿Qué os
falta en los momentos decisivos? ¿Una líder? ¿Más frialdad? ¿Más paciencia?
Sigo pensando que el Estudiantes
es corazón. Nos mantenemos enteras gracias a nuestro corazón y a quienes nos apoyan
e impulsan cada día. No sé si echamos de menos a una líder o una referente,
pero sí quizás tener las ideas un poquito más claras. Creo que tenemos un poco
de miedo escénico a una primera victoria que no llega.
—Parece que os bloqueéis en
los instantes definitivos…
Tal cual. Si nos vierais
entrenar… Ésa es nuestra tristeza y frustración. En los entrenamientos somos
capaces de solucionar aspectos que nos cuesta aplicar en los partidos.
—Supongo que tampoco ayuda los cambios de extranjeras: en octubre ya se fue
Brandie Baker y llegó Nina Bogicevic, en noviembre fichasteis
a Michaela Stejskalova,
que se marchó pronto, y a Shay Selby.
El grueso del equipo se
mantiene, aunque nos ha costado adaptarnos al cambio de compañeras y de entrenador.
—¿Cómo te está ayudando a
crecer sufrir tanto?
Sí, esta temporada es de
sufrimiento. Independientemente de los resultados, no estoy disfrutando todo lo
que debería. La situación hace que esté creciendo como persona y jugadora y
aprenda mucho del equipo y del cuerpo técnico. Por supuesto que tengo muchas
cosas que mejorar. Hay que seguir trabajando duro y sin descanso.
—Es difícil que en una
entrevista no pronuncies las palabras “ilusión” y “trabajo". En ésta, sí
que has hablado de “trabajo” y aunque no lo has hecho de “ilusión”, sí te has
referido a la “persistencia”.
Llevo un tatuaje que
dice: “Eres lo que te propones”. Creo
en esa frase firmemente. Independientemente de cuanto suceda a tu alrededor,
tienes que tener claro cuál es el objetivo y con ilusión y trabajo… Ahora ya te
lo he dicho [nos reímos]… Con ilusión y trabajo se puede conseguir todo.
—Viendo las celebraciones
por el ascenso a Liga Día del año pasado y cómo te comunicas con la grada, creo
que en seguida te identificas con el público y ellos y ellas, contigo. ¿Cómo se
consigue eso?
Siendo una misma. Intento
dar lo máximo de mí. Es una actitud que la gente agradece.
—Decías en una entrevista
que Fito González tenía la capacidad de explicaros con claridad qué quería de
vosotras y del equipo en cada momento. ¿Alberto Ortego, su sustituto, también
la tiene?
Sí, aunque son
entrenadores distintos en momentos diferentes. El equipo ha cambiado. No sé si
a mejor o a peor. No sé qué decirte.
—No has jugado en la
segunda parte.
Es una decisión del
entrenador que tengo que aceptar y asumir. El único camino es seguir
trabajando.
—En tu debut en Liga
Femenina, con el Joventut Mariana, coincidiste de bases con Gaby Ocete y Laura
Villaescusa. En el equipo también estaban Pao Ferrari, Shay Murphy, María
España, Lady Comfort... ¿Cómo te ayudaron? Jugaste tres minutos de media.
Siete [nos reímos].
—Cierto, lo tenía aquí,
6m 57s. ¡Qué memoria!
Fue un año maravilloso.
Aunque no dispuse de muchos minutos en cancha, aprendí muchísimo de un grupo
repleto de figuras. De la segunda temporada allí también tengo muy buenos
recuerdos.
—En su momento un
profesor me dijo que a los y las estudiantes de las Islas Baleares les cuesta
mucho adaptarse a estudiar fuera. ¿Es un tópico? ¿Te costó mucho amoldarte
a Vigo?
El mar se echa de menos,
no sé si por la isla, la gente... A mí sentarme a ver el mar me da mucha calma
y paz. Cuando puedo, me escapo a casa. En el Celta pasé mi primera temporada
fuera. Nunca habría vivido sola y maduré mucho como persona y jugadora. Carlos
Colinas tiene las cosas muy claras y te ayuda a poner los pies en la tierra.
Aprendes que el trabajo es el único camino.
—En tu última temporada
en el CB Bahía San Agustín perdiste la ilusión por jugar. ¿Qué pasó?
En Mallorca sufrí un par
de lesiones, tuvimos problemas con las americanas, cambios en el grupo y de
entrenador… Quizás no estaba tan ilusionada como debería y encadené demasiados
aspectos grises… Por eso decidí parar de jugar en Navidades.
—¿Te planteaste la
retirada?
Sí, durante unos meses. Me
fui a vivir a Valencia y el Picken Claret me preguntó si les podía echar una
mano entrenando. Y, obviamente, el gusanillo me picó. Fue inevitable. Ahí
volvió a encenderse la llama del baloncesto para mí.
—Te llamó el Estudiantes
y fuiste la MVP de la fase final y una de las grandes responsables de las 18
victorias consecutivas con la que cerrasteis el curso y del ascenso a Liga Día.
Resultó un año increíble:
teníamos las cosas muy claras y disfrutábamos de cada partido. El grupo humano
era maravilloso y altruista. Eso se reflejó en la pista, por más que
empezásemos con cinco derrotas consecutivas…
—¿Seguís conservando
aquella coreografía [un gesto parecido a un pinchadiscos]?
¡Por supuesto! Son cosas
que surgen, funcionan… Tonterías que unen al grupo.
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