Marta Claret: “Somos profesionales, aunque no nos podemos dedicar profesionalmente al baloncesto”

 Cronómetro de Récords entrevista a la ala-pívot del Bàsquet Femení Sant Adrià

Marta Claret, tras el partido. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Toni Delgado / Sant Adrià de Besòs

“Me da un miedo esta entrevista…”, bromea Marta Claret (Terrassa, 1992) mientras coge una silla y se sienta. Tras los primeros minutos de conversación con la ala-pívot del Bàsquet Femení Sant Adrià se entiende la descripción de su perfil en Twitter: “Haz que se pregunten por qué sigues sonriendo. Sempre sumant… [siempre sumando]”. Se nota que es empática, persistente y agradecida. A Marta Claret le encanta navegar a contracorriente.

—“Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. […] Si tienes un sueño, tienes que protegerlo” es una de tus frases de cabecera.

La pronuncia Will Smith en la película En busca de la felicidad, que me marcó cuando pasé de jugar en Terrassa a la Unió Esportiva Mataró. Aprendí a organizarme al máximo para hacer los deberes y estudiar. Mi padre tuvo que pedir ayuda en el trabajo para poder llevarme y traerme cada día. Eran muchos kilómetros… Mi madre también fue vital. Yo no era nadie y Jordi Vizcaíno [que después la entrenaría en el Bàsquet Femení Sant Adrià, con el que ambos ascendieron a Liga Femenina] apostó por mí. “¿Por qué haces tantos kilómetros con 16 años para jugar a baloncesto?”, me preguntaban algunos y algunas. Yo me centraba en quienes se estaban dejando la piel para que tuviese esa oportunidad. Tenía que aprovecharla. ¡Y aquí estoy! [Se ríe].

—Navegar a contracorriente es fantástico si llegas. También si no lo consigues, pues al menos lo has intentado.

Tal cual. Si luchas contra ti misma y das tu 100%, jamás te podrás reprochar nada.

—Debutaste en Liga Femenina 2 con la Unió Esportiva Mataró compartiendo vestuario con Rosó Buch, Olga Ruano…

Mariona Ortiz, Míriam Solozabal… 

—¿Judith Viñuela te ayudó mucho?

¡Sí! Verla jugar aquella temporada fue un espectáculo y una clase magistral. Parecía que la gente desconfiase de su físico y de que pudiese llegar a las pelotas. ¡Pero lo conseguía! Judith Viñuela era tan inteligente que podía hacer cuanto quisiese en la pista.

—¿Crees que estaba infravalorada? ¿O, al menos, que se la prejuzgaba?

Seguramente… Después ya no… Conocí a Judith Viñuela en una época en la que todo el mundo sabía quién era [había jugado tres temporadas en Liga Femenina]. Quizás estaba en Liga 2 porque ella misma lo había decidido. Nivel para jugar con las mejores sí que tenía. Aprendí mucho de Judith Viñuela. No puedes prejuzgar a nadie porque la que creas que menos aportará… ¡Es la que más daño te puede hacer!

—¿Te has sentido prejuzgada a veces?

Sí, aunque intento que la opinión del resto me afecte lo mínimo. Es lo típico: “Te defiende Marta, atácala”. Bueno, pues… ¡Atácame! [Se ríe]. 

—¿Se puede evitar el prejuicio?

Es imposible, aunque intento tener en cuenta que una jugadora puede cometer muchas faltas y decir muchas palabrotas en la pista y ser una bellísima persona en la calle. Me he sentido tan prejuzgada que he aprendido a no hacer lo mismo.  

—Teledeporte emitió vuestro partido contra el CD Zamarat 12 horas después de haber empezado.  

A mí me sabe mal, sobre todo, porque hay mucha gente detrás.  Ainhoa López [jugadora del CD Zamarat y excompañera suya en el Bàsquet Femení Sant Adrià] me explicó que lo darían en diferido y que era el primer y el único de su equipo que iba a retransmitir Teledeporte. Un golpe, entre otros, para su patrocinador. Al final, nuestros padres y madres, si nos quieren ver, lo harán a la hora que sea… Pero un patrocinador que está invirtiendo dinero…  

—¿Sabes que pasó ayer [por el sábado] con el CD Promete-Araski?

Sí… No dieron la primera parte.

—Ofrecieron un reportaje de bikers y un pequeño informativo. La primera noticia fue el nacimiento del tercer hijo de Leo Messi. Sólo después el presentador se disculpó por no haber podido ofrecer el partido por “problemas técnicos con el satélite”. Teledeporte no había comentado nada ni en Twitter, donde sí se había pronunciado la FEB.

¡No me lo podía creer!

—Es algo que puede pasar… Lo que es inadmisible es que no se informe de los problemas. Veníamos de la manifestación y la huelga feminista del 8 de marzo… Si fuese una competición masculina, habrían explicado la situación.

Seguramente.

—El deporte no tiene género.

Exacto. Los acuerdos son sagrados y nuestro oficio merece un respeto. Somos profesionales, aunque no nos podemos dedicar profesionalmente al baloncesto.

—Eres product manager en una empresa proveedora de servicios tecnológicos. ¿Qué horario haces?  

Comienzo a las 8.30 y salgo sobre las 18.00, si no hay contratiempos. Por suerte, tengo el trabajo a 15 minutos caminando. Meriendo un poco, me cambio y voy al entrenamiento. Regreso a las once y algo o doce de la noche. Cuando trabajaba en Barcelona me tenía que levantar una hora antes… Ahora, al menos, puedo dormir más. 

—Cuando se acabe la temporada, tendrás una jornada más tranquila. 

Seguramente nos tomemos una o dos semanas de descanso, aunque estamos un poco locas y cuando tenemos días libres pedimos que nos programen entrenamientos. Seguiré machacándome, viendo partidos... No puedo desconectar del baloncesto.

—Hoy teníais la baja de Julia [Reisingerova], Mireia [Vila] y de Víctor Ciavattini, que ha participado en la Maratón de Barcelona.

¡Bachi ha venido corriendo! Nunca mejor dicho. [Se ríe].

—Víctor Ciavattini es un preparador físico alternativo: os compra una piscina de hielos con patos, peces y cañas de pescar, y os hace sesiones de spinning.

¡Es un crack! ¡Y nos pone temazos! El otro día nos preguntó si conocíamos Clavado en un bar, de Maná. ¡Bachi, pero si es un temazo!   

—¿Os ha hecho descubrir cosas de su oficio que desconocíais?  

Sí, lo da todo por nosotras y creo que no somos suficientemente conscientes de la suerte que tenemos con él. A veces le decimos que es muy pesado.

—¿Por qué?

Porque después del entrenamiento tenemos que enviarle una descripción de cómo nos sentimos tras el día. Sabemos que lo hace por nuestro bien. Nos quejamos por vicio. Cualquier cosa que nos pasa, le afecta. La lesión de Mire [Vila] le destrozó. ¡Que no se vaya nunca! ¡Que no nos quiten a Bachi!

—¿Cómo ayudas a las lesionadas? Ahora son Julia Reisingerova y Mireia Vila. En su momento, Cristina Hurtado.

La situación de Cris, la capi, fue muy rara y dura porque no se sabía qué tenía ni el plazo de recuperación. Ni ella ni el resto del equipo sabíamos cómo actuar. Me tocó dar un paso adelante en la pista e intentar ayudarla y arroparla al máximo. Una compañera lesionada no se puede sentir sola. Mire [Vila] sufre una lesión [rotura del ligamento cruzado y el menisco de su rodilla izquierda] que no le permite moverse ni ir a ningún sitio… La vamos a ver, la sacamos de casa y la metemos en el coche… Es lo mínimo que podemos hacer por la persona más positiva del grupo y que sigue ayudándonos mucho. Intentamos que Mire no pierda su sonrisa.

—Hace casi dos meses y medio que os clasificasteis para jugar la Copa de la Reina de Zaragoza ante el Araski en el Marina Besòs. Una proeza para un recién ascendido. Casi no hubo partido.

Creo que no fue casualidad que fuese así: lo trabajamos muchísimo. Teníamos muy claro qué teníamos que hacer y todas cumplimos con nuestro cometido. El plan funcionó.

—Os faltó poco para superar al Stadium Casablanca en la Copa. Os sobró un triple de Gaby Ocete.  

Y repitió otro triple aquí, en el partido de la segunda vuelta de la Liga Día y en circunstancias parecidas, también en los últimos minutos. El Stadium Casablanca tiene cinco jugadoras en pista que te pueden hacer lo que quieran y cuando quieran… Estuvimos cerca de ganar por segunda vez este curso al actual tercer clasificado de la competición. Es algo que tenemos que valorar más. Es una reflexión que hago al instante.

—¿Esa actitud te ayuda a ser más realista?

Sí, quizás demasiado. No es que no me afecten las cosas, ya que también puedo analizarlas con la almohada después. Nuestro recorrido ha sido fruto del trabajo y no de la suerte, aunque con un poco más de fortuna podíamos haber superado la eliminatoria de Copa ante el Stadium Casablanca.   

—Vuestras opciones de playoff pasan por ganar el sábado al Uni Girona, y después al Uni Ferrol y Araski.

¡Tela! Creo que en Fontajau tenemos que sacudirnos el miedo que hemos padecido con los grandes en casa. Lo conseguimos en Würzburg, donde competimos ante todo un Perfumerías Avenida, que en el Marina Besòs nos descompuso desde el principio, igual que el Uni Girona. Contra el Uni Ferrol jugaremos en casa y esperamos repetir alegría contra el Araski. No sé qué sucederá, aunque sí que no renunciaremos a nada. Si no vencemos al Uni Girona y no jugamos los playoffs, no será un drama. ¡Ni mucho menos! Hemos ganado en Bembibre y ante el Estudiantes en casa con dos bajas fundamentales. Eso todavía da más mérito a que, a falta de tres jornadas, todavía aspiremos a las eliminatorias por el título.

—Debutaste en el Uni Girona en Liga Femenina y con Olga Ruano, Toch Sarr, Jené Morris, Angel Robinson, Georgina Bahí y Gisela Vega como compañeras interiores. Todo un máster en la pintura.

Quise empaparme de la experiencia. En su momento, eran jugadoras menos conocidas. Piensa que, por ejemplo, fue el primer año de Angel en Liga Femenina. Ahora son referentes en Europa. ¡Y tuve la suerte de jugar con ellas! Bueno, más que de jugar, de entrenarme y convivir con ellas. De conocer sus culturas.  

—Fue la primera clasificación para una Copa de la Reina del equipo. Se jugó en Arganda del Rey.

Fui convocada, aunque no jugué. Olga Ruano sí debutó.  

—En semifinales llegasteis a perder por 23 puntos ante el Perfumerías y, al final, sólo lo hicisteis por cuatro… Creo que para el Uni Girona ése fue un cambio de chip para darse cuenta de que podía ganar títulos.

Resultó una temporada de inflexión y crecimiento para el club. Nos clasificamos a última hora para una Copa en la que pudimos competir y que viví desde dentro. En esa competición jugaron figuras como Maya Moore o Lauren Jackson… ¡Yo sólo tenía 19 años e imagínate lo que se me pasaba por la cabeza! Fue espectacular.

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