jueves, 18 de octubre de 2018

Itziar Ariztimuño: "Mi padre me decía que en la pista siempre sea respetuosa y humilde, pero sin dejar de ser valiente"

Cronómetro de Récords entrevista a la base del Gernika en el Open Day Liga Día de Torrejón de Ardoz 





Toni Delgado / Torrejón de Ardoz 


Isabel López se levanta de su asiento y se vuelve a sentar. Se coloca las manos en la cara y repasa con la mirada el recorrido que ha hecho la pelota. "¿Cuántos metros son?", puede que piense. Luego cruza los brazos y se queda mirando al techo del Pabellón Jorge Garbajosa. "Ha sido fuera de tiempo", le dirá alguien después. Y qué más da. Es un triplazo desde más de 20 metros y lo ha metido su hija.

—Tu madre sigue celebrando el triple todavía  -le digo a la hija.
—Ya, ya, ya... [Risas]. Mi madre... ¡Mi madre! Encima el otro día, en el entrenamiento, probamos a ver quién metía la primera la canasta desde el medio del campo y justo lo metí yo -responde Itziar Ariztimuño (Bilbao, 1998), base del Gernika. Una jugadora cuyo descaro está a la altura de su humildad.  


—Hoy te has presentado a quien no te conozca: garra, alegría y valentía.  

Mi principal virtud, creo, es la defensa y era el aspecto que requería un partido ante un Bàsquet Femení Sant Adrià [victoria del Gernika por 42-77] que pelea mucho. Lo hemos hecho muy bien. 


—Se os ve en forma y con las ideas muy claras. 

Tenemos muy buenas sensaciones y superamos con nota la previa de la Eurocup. Pero, nada, hay que seguir creciendo. El camino es el trabajo y este grupo lo tiene claro. Poco a poco nos estamos entendiendo mejor.  


—Este año vas a tener más responsabilidad. 

No lo sé. Sí que creo que tendré más oportunidades y me centraré en aprovecharlas.  


—¿Recuerdas qué estabas haciendo cuando te llamó el Gernika?

No. Sé que Mario López contactó conmigo por teléfono y me ofreció jugar en Liga Femenina. Y, jo, no podía desaprovechar esa oportunidad. Creo que escogí la mejor opción. 


—El presidente, Gerardo Candina, llevaba años siguiéndote.  

¿Sí?  


—Lo comentó en un artículo del Gernika cuando se anunció tu fichaje. Sabía de ti desde que eras infantil. 

Ah... En el Gernika me acogieron súper bien desde el principio. Estoy muy a gusto en el club, que es muy familiar, en la ciudad... La gente es muy maja.  


—En el Loiola Indautxu presumían de ti en Twitter cuando debutaste en Liga Femenina.  

Loiola es el equipo que me ofreció jugar al baloncesto y les agradezco un montón su apoyo. Siempre que ganamos me escriben. 


—No rompes el vínculo con tu pasado. 

Nunca. En el Loiola jugaba con mis amigas, los entrenadores también son amigos míos... ¿Cómo voy a perder el vínculo?  

Un momento de la entrevista. Foto: Luis Javier Benito / luisjabenito.com.

—El año pasado pasaste en muy poco tiempo de ser una jugadora de rotación a tener minutos de calidad y mucha responsabilidad en los playoffs. ¿Cómo se digiere ese cambio?
Algunos partidos antes Mario me sacó de titular y para mí era otro mundo. Me lo tomé como una oportunidad y me dejé el alma. A veces me salían bien las cosas. Acabé súper contenta el año, la verdad. 


—¿Qué te enseñó Anna Gómez? 

Jo... [Se ríe]. Anna es seria en el campo y súper graciosa fuera. Creo que me puso un poco las pilas, me hizo espabilar un poco. Aprendí un montón de ella. 


—¿Te ayudó a controlarte más en la cancha y a tener más confianza?

Exacto. Me hizo madurar más. Estuve súper a gusto con ella con Anna Gómez. Era de quien tenía que aprender. 


—¿Crees que juegas como eres?

Pues no lo sé. Yo creo que sí porque soy un poco... 


—¿Un poco kamikaze? Por esa agresividad. Vas siempre a por todo. 

A veces igual se me puede ir un poco la pinza por hacerlo todo muy rápido, pero, vamos, para eso está Mario. Para que me  enseñe a controlar esas cosas.  


—Te han nombrado mejor deportista vizcaína...  

Cuando me lo dijeron... Me quedé parada... Pensé que todo lo que he trabajado ha valido la pena. Agradecí un montón ese premio. Mucho.  


—El año pasado salías a la pista pensando en no equivocarte. 

Y ahora también. 


—Pero menos, ¿no?

Sí. 


—¿Cómo rompes la barrera? En el fondo, estás luchando contra ti misma. La peor lucha.  

Como base tengo que organizar un poco el equipo y no me puedo confundir. Creo que, poco a poco, lo he ido cambiando, pero sigo pensando: "¡Por favor, que no la cague!".  


—No tienes prisas. Si para llegar allí tienes que hacer cinco pasos en vez de tres, los haces. Prefieres llegar segura.  

Completamente de acuerdo. Imagínate cuántas jugadoras estamos en la Liga Día. Mogollón. Y todas queremos mejorar y aprender. Tengo que ir poquito a poco. Soy una más y aprendo paso a paso.  


—Hace casi un año comentabas en una entrevista de la Federación Vasca de Baloncesto que tenías que meter más canastas. Te falta dar ese paso.  

Ah, pues no me acuerdo. Los puntos me dan un poco igual. Hombre, si meto alguno más no pasa nada. Soy más de asistir a mis compañeras.  


—¿Qué consejo le darías a las jóvenes que aspiran a llegar a la Liga Día y que se puedan reflejar en ti?  

Que vivan y luchen cada día. De pequeña jamás de imaginé que jugaría en la máxima competición. Simplemente disfrutaba cada día. Al final, se trata de disfrutar y aprender. De hacerlo poco a poco. El camino es muy largo. 


—Te tengo que hacer una pregunta... Me sabe mal. ¿Qué crees que te enseñó Iñaki, tu padre?

A mi padre no es que no le gustara el baloncesto, pero desde que empecé a jugar se volvió un loco de este deporte. Me seguía un montón. Me decía que siempre sea respetuosa y humilde en la pista, pero sin dejar de ser valiente. Y eso lo tengo claro día a día en los entrenamientos y partidos. Es parte de su legado. 

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