lunes, 27 de enero de 2020

Vero Matoso: "Me pasé una semana llorando tras ascender a Liga Femenina 2 con el Unicaja"

Cronómetro de Récords entrevista a la ala-pívot del Unicaja

Vero Matoso tras la entrevista. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

Toni Delgado (@ToniDelgadoG) / Sant Adrià de Besòs

—Nunca me cansaré de este sonido.

El tono de Vero Matoso (Lanzarote, 1988) es hasta poético. Hace una pausa, repara en las niñas que corretean con una pelota por el parqué del Ricart y vuelve a dirigirse a los ojos del periodista.

—El baloncesto es mi pasión desde los seis años. Mi guía espiritual.

La ala-pívot del Unicaja tiene un corazón de pelota tatuado en la nunca y una frase a la que nunca traiciona en la columna vertebral: "Life goes on". La vida continúa. "Estemos arriba o abajo, todo sigue", nos recuerda Vero Matoso. Parece risueña, indestructible, generosa y perfeccionista.    

—"Es una jugadora de equipo que entiende muy bien el juego, una pívot con alma de base, buena muñeca de media distancia y un tiro de 3 que ha mejorado mucho", te retrata tu compañera Gema García, con quien compartes tu quinta temporada consecutiva en cuatro equipos diferentes.
¡Gracias, Gema! Mi peligro es que posteo y juego abierta. El curso pasado mejoré desde más allá de 6,75. Llegué a Tenerife muy joven y como base, y Esther Herrero me puso como interior. Cuando has sido directora de juego, nunca pierdes ese espíritu: me encanta subir el balón, ordenar jugadas...  

—¿Esther Herrero te amplió la mirada?
¡Y tanto! Esther me formó: fue la época de campeonatos de España y de selecciones. Estuve 10 años en el Uni CajaCanarias. ¡Siempre les estaré agradecida por cómo apostaron por mí!  

La ala-pívot del Unicaja. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

—¿Qué encuentras a faltar en las jugadoras jóvenes?
No tienen tanto conocimiento de los espacios ni de la lectura de juego, aspectos que ahora no se trabajan tanto. Con 13 años me entrenaba dos veces a la semana con el equipo de Liga Femenina 2: desde chiquita estuve con gente mayor y... O me espabilaba o... ¡Me comía el gato! O te adaptas o te quedas atrás. Intento que las más jóvenes lo entiendan y lo están consiguiendo.  

—En verano, en tu clínic de tecnificación enseñas esos detalles que echas de menos.  
Sí. Aunque nos dedicamos más a la técnica individual. En verano me entreno cinco o seis días por semana. Tu temporada no se acaba nunca. Disfrutamos mucho en mi clínic.  

—¿Cómo se lo pasó Anna Montañana?
¡Muy bien! Y quiere repetir, eh. A ver si nuestra agenda cuadra con la suya de selecciones. Las compañeras que van al clínic son modelos a seguir. 

Después de la presentación de los equipos, Vero Matoso se volvió a poner la parte de arriba del chándal. "Soy friolera", confiesa. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

—Hacéis mucho hincapié en la alimentación saludable.
¡Por supuesto! El índice de obesidad es muy alto y por eso recalco que hay que comer con cabeza. Mis compañeras se ríen de mí porque soy muy friki del tema. [Risas]. Si un día tengo que saltarme la dieta, lo hago.

—Después de un partido, en el autobús, debe de ser más difícil comer sano.
Hombre, supongo que ahora tendremos un bocadillo de tortilla francesa o de pollo.

—¿Te traes comida de casa?
Frutos secos, como anacardos sin sal. Comida de pájaros le digo yo. Trato de cuidarme y cada vez lo hago más. Físicamente estoy mejor que nunca y quiero seguir así.  

—¿También te encuentras en tu mejor momento anímico?  
¡Sí! [Sonríe]. Eso te lo da verte más ágil y rápida. Juego en el club perfecto, un Unicaja que defiende un estilo que me encanta: de romper, abrir pases a las tiradoras... Además, vamos muy bien: somos quintas en un grupo B de Liga Femenina 2 tan igualado que diría que casi hasta la última jornada no se sabrá qué equipos bajan y cuáles jugarán la fase de ascenso a Liga Femenina Endesa. Aunque tenemos un equipazo, somos un recién ascendido con muchas debutantes en Liga Femenina 2.  

—En el verano de 2018 bajaste un peldaño: te convenció el proyecto del Unicaja, entonces en Primera Nacional.  
No fue un paso hacia la retirada, sino hacia el futuro. ¡La decisión fue perfecta! Aunque estuvimos a punto de no ascender... [Se ríe]. Fue la temporada más dura de mi carrera.

—¿Por qué?
El curso se me hizo eterno porque ganábamos por 80 puntos los partidos de la liga regular. Nos entrenábamos al límite, competíamos entre nosotras y jugábamos contra chicos júniors y cadetes, que nos exigían un plus físico, para llegar a la competición real, a la fase de ascenso a Liga Femenina 2, en óptimas condiciones.  

—¿Los dos tiros libres ante el CAB Estepona también se te hicieron eternos?
Pues... [Risas]. Antes de lanzarlos pensé: "Otro año más en Nacional no... ¡No, por favor!". Sabía que tenía que meterlos, que el final no podía ser otro. Era El Partido.

—Al final, ascendisteis por un punto, con un +2, el  Adareva acabó con +1 y el Estepona, con -3.
Perdimos el encuentro por 87-88, pero subimos. Te diría que han sido los tiros más importantes de mi vida. 

Fuerza física y mental. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 

—¿Es también el episodio más relevante de tu carrera?
También. Me pasé una semana llorando tras ascender a Liga Femenina 2 con el Unicaja y vi el partido cuatro veces. Durante la temporada me había estado guardando tantas emociones... ¡Tantas...!

—Que explotaste.
¡No podía más! Me senté en el banquillo y me costaba hasta respirar. No podía parar de llorar. No encontrarás ni una foto en la que no salga entre lágrimas. Fue una liberación absoluta. 

—Sólo has jugado una temporada en Liga Femenina. ¿Ha sido por falta de ofertas o porque no has querido?
He formado parte de proyectos ilusionantes que aspiraban al ascenso a la máxima categoría. Tampoco te creas que he tenido tantas propuestas para jugar en la élite.

—Acabáis de perder 59-53 ante el Bàsquet Femení Sant Adrià.
Al final del tercer cuarto nos han metido tres triples en poco más de un minuto y eso nos mató. Las sensaciones son mejores que en la primera vuelta (44-75). No son tan superiores como lo fueron entonces.

—Habéis extraviado 26 pelotas y vuestro rival ha recuperado 16.
Sí, sí... Lo hablamos en el descanso. Perdimos ocho en el primer cuarto, y otras tantas en el segundo. Con esas cifras es imposible ganar un partido de este nivel. Hicimos lo que ellas querían.

—En el Ricart ha debutado vuestra nueva compañera, Ana Pocek (11 puntos y cinco rebotes), exjugadora, entre otras del CD Zamarat y del Valencia Basket. ¿Cómo se está integrando en el equipo?
Ana Pocek podría competir perfectamente en Euroliga y está en nuestro equipo. Lleva tres entrenamientos con nosotras y, poco a poco, se adaptará. Nos ha ayudado un montón.

—Anotas, reboteas, asistes y juegas más que nunca en Liga Femenina 2, aunque también cometes más pérdidas, quizás porque arriesgas más. ¿Hasta qué punto crees que las estadísticas reflejan que estás en tu mejor momento físico y anímico?
Eliminaría las estadísticas en el baloncesto porque son injustas. Yo puedo tener buenos números porque participo en muchos aspectos del juego, pero... ¿Qué me dices de jugadoras como Gema [García]? Sin ella no podríamos jugar y muchas veces su trabajo no se ve reflejado en los números. Mi porcentaje de dos [42,3%] es malísimo, aunque también es cierto que ahora tiro desde más lejos. Tengo que minimizar las pérdidas [2,9 de media] y debería meter todos los tiros libres. 

—¿Se puede comprar la camiseta del equipo femenino del Unicaja?
No. Quien lleva una con nuestros nombres tiene el logo de la Liga Endesa masculina o de la Eurocup. No deja de ser el primer año del club en Liga Femenina 2. Estoy segura de que en el futuro la acabarán vendiendo. Me gustaría ascender con el Unicaja e impulsarlo hacia arriba... [Habla bajito]. Unicaja... Renovación... [Risas]. Apúntalo por ahí. [Risas].

—Diría que serás entrenadora. 
Yo también lo creo. De hecho, el año pasado estaba de segunda en el infantil. Por horarios y viajes, esta temporada me ha sido imposible compaginarlo.  

—Te veía encajando en el CB Bembibre, un club que siempre ficha a jugadoras generosas que no bajan los brazos.  
Chiqui [Barros] no me dio oportunidades en la temporada que más sufrí por no jugar y en la que más trabajé. A veces salía y en un suspiro volvía a estar en el banquillo. Muchas veces iba llorando al pabellón porque no quería entrenarme si no tenía recompensa. Sin embargo, siempre me repetía: "¡Esto lo saco yo como me llamo Vero Matoso!". Me daba la vuelta, me limpiaba la cara y me dejaba el alma. Por más largo que hubiera sido el viaje de vuelta tras el partido del sábado, el domingo a las 12 del mediodía me entrenaba yo sola dos horas en el Bembibre Arena. Si no compites, tienes que estar bien físicamente. Diría que me entrené en el pabellón todos los domingos.

—Sólo un equipo fuerte mentalmente como el Unicaja es capaz de perder los tres primeros partidos y de ganar los seis siguientes.
El inicio de temporada fue muy difícil, pero nuestra mentalidad siempre ha sido la misma: trabajar, trabajar y seguir trabajando. El camino es aprender a competir divirtiéndote. A veces veo a niñas entrenándose con cara de agobiadas porque cometen errores. ¡No pasa nada! ¡Nadie nace sabiendo!  

—“Mucha suerte, como yo te deseo”, “pásalo muy bien, como yo te deseo”, “disfruta mucho, como yo te deseo”, “que tengas mucha suerte, como yo te deseo”... "Como yo te deseo" era la muletilla de tu abuela.
Tengo escrita en mi cuerpo esa frase que tanto me ha marcado. Cuando jugaba campeonatos y fases de ascenso, mi abuela me enviaba un vídeo motivador. Falleció hace dos años. Fue una luchadora hasta el final y será siempre mi orgullo para siempre.  

—Llevas en los genes ser indestructible.
Hombre, los Matoso somos así. Los Matoso García somos así, que sino mi madre se enfada...

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