Mentalidad, efectividad y descaro. Ésas son tres de las exigencias de cualquier deporte. En el básket, como en las diferentes disciplinas de equipo, es más complejo reunirlas. Y los cinco jugadores deberían cumplirlas. A veces sucede que ninguno de ellos tiene nada claro ni qué hacer ni tan siquiera qué recriminar. Eso es exactamente lo que le sucedió al Barça en su visita al Montepaschi Siena, donde perdió su primer partido en la Euroliga (71-61). Sólo así se explica que en el epílogo el grupo azulgrana fuese con dos o tres segundos de retraso con su rival, que en los últimos once minutos anotase diez puntos y recibiese 28. El conjunto de Xavi Pascual, con sus jugadas barrocas, poco pensadas y elaboradas, era un juguete en manos de un Montepaschi simplemente superior. Porque simplemente tenía un par de jugadores que se rifaban sin problemas a cualquier contrario. Henry Domercant y Morris Finley acabaron por sentenciar un partido horrendo. El primero, músculo, muñequera verde de la suerte, sonreía tras anotar un triple lanzando forzado hacia delante y con Gianluca Basile pegado a él. Domercant anotó 12 de sus 19 puntos en el último período. Por su parte, Finley (nueve puntos) dejó en evidencia a todos. Incluso a Fran Vázquez (11 puntos y ocho rebotes), el único azulgrana que anotó con cierta facilidad. Jaka Lakovic, que se empecinó en tiros imposibles y repartió asistencias que parecían balas de fogueo, era el emblema del desgobierno del Barça, de un equipo desconectado de cualquier aspecto positivo.
El encuentro fue lamentable, especialmente durante la primera parte, en la que ambos equipos renunciaron a su estilo de juego y a sus automatismos. El Barça recordó al equipo descompensado y anárquico de no hace tanto. De hecho, su única apuesta en los primeros instantes fue el lanzamiento desde el perímetro. El recurso, pura cuestión de acierto, le salió bien y dos triples de Ersan Ilyasova y Jaka Lakovic hicieron que el grupo azulgrana alcanzase una renta considerable (4-10 a los 4'35''). El Montepaschi, colíder de la Lega y claro favorito a jugar la Final Four, neutralizó la situación con Domercant (siete puntos en el primer período) y Romain Sato (18-15 a los 9'20''). El base estadounidense no tiene nada que ver con el jugador que llegó en mayo de 2006 al Palau. Entonces fue un fichaje-parche de final de temporada que llegó para sustituir a otra incorporación del mismo calibre, Ed Cota. Ahora en Italia es un jugador respetado y renovado. Sato sabe circular rápido el balón, es rápido y no se encoge. Fue el máximo anotador de la primera parte con 11 puntos (3/3 en tiros de campo y 4/4 en tiros libres). El base estadounidense, que ya no anotaría más, era el único acertado en un partido en el que anotar parecía algo imposible. Una cuestión casi mística.
El desacierto de Andersen
Pocas veces se habrá sentido tan impotente David Andersen, que por trayectoria y calidad es uno de los mejores pívots europeos. En Madrid ante el Fuenlabrada recordó al cinco versátil y exquisito del CSKA. En Siena sólo representó mejor que nadie el desacierto de su equipo y anotó su primera canasta a los 18'20'' (26-29) y en su séptimo intento (3/12 en tiros de campo). El Barça se fue al descanso con una mínima ventaja (32-34) y con Juan Carlos Navarro casi inédito. Un tiro era el balance del jugador franquicia en ocho minutos.
La Bomba compareció en el tercer período, un muy buen cuarto del conjunto de Xavi Pascual dentro de la mediocridad del encuentro. Así que dos contraataques de Navarro (siete puntos y tres asistencias) y dos triples de Lakovic (12 puntos) le dieron su máxima renta (43-51 a los 28'50''). El Barça parecía otro, utilizaba la velocidad como base y defensa con cierta contundencia y corrección. Simplemente cumplía las dos premisas de su entrenador. Pero su juego no tuvo continuidad y la cuarta falta personal de Ilyasova (14 puntos y diez rebotes) coincidió con la inesperada (por la forma) reacción de Montepaschi. El conjunto italiano logró un parcial de 13-0 y se puso por delante (56-51 a 6'32''). Domercant y Finley parecían un par de jugadores del All Star de la NBA: nadie los defendía con un mínimo de actitud y su acierto era prodigioso.
El encuentro perdió ya casi todo el interés en los últimos tres minutos tras otra pérdida absurda de Lakovic (64-57). Con cuatro pequeños Montepaschi había resuelto un partido poco vistoso en el que incluso Ilyasova se contagió de la mediocridad. Toque de atención, después de la gran victoria ante Panathinaikos, al renovado Barça.
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