sábado, 20 de diciembre de 2008

Sada y Andersen subrayan las limitaciones del Madrid (87-67)

Llull intenta una entrada ante Vázquez -EFE.



Engrasado casi a la perfección, el Barça no hace concesiones. Presenta una defensa espléndida y dispone de un ataque de lo más variado. Recursos que últimamente le han servido para constatar que después de meses de pruebas ha alcanzado un nivel óptimo. Un hecho que volvió a corroborar ante su rival histórico, un Real Madrid al que arrasó 87-67 y del que le separan más de las dos victorias que marca la clasificación. El trabajo de Felipe Reyes (20 puntos y ocho rebotes) y la habilidad de Àlex Mumbrú (15 y seis) impidieron que la diferencia fuese aún mayor para un Barça impulsado por los triples (10 de 16) y los puntos de David Andersen (22). Aunque el gran responsable del engranaje del conjunto azulgrana fue Víctor Sada, que repartió 12 asistencias, un nuevo récord en la historia del club que mejora la anterior marca (11) de cinco jugadores, entre ellos de Juan Carlos Navarro (16 puntos). Curiosamente el escolta también superó otro registro: se convirtió en el segundo jugador que ha disputado más partidos en la Liga ACB (377) superando a Andrés Jiménez. A La Bomba tan sólo le queda Epi por delante (422).


Este verano Sada regresó al Barça con discreción y escaso bombo. A pesar de sus dos grandes años en Girona parecía ser el tercer base de la plantilla, tras Jaka Lakovic (al que no conseguían ni consiguieron traspasar) y otro fichaje aún por confirmar y que acabó siendo el trotamundos Andre Barrett (en cinco años ha jugado en seis equipos NBA). Lesionado Lakovic y autodescartado Barrett, Sada es ahora el titular del conjunto azulgrana con un rendimiento extraordinario: ha anulado a cracks como Diamantidis y McIntyre e hizo lo propio primero ante Pepe Sánchez (la sorpresa junto a Marko Tomas en el quinteto inicial de Joan Plaza) después con Raül López y Sergio Llull.


Running game


El primer cuarto representó un ejercicio pedagógico sobre qué es el running game, una estrategia basada en simplificar las acciones ofensivas con la velocidad y el alto ritmo en defensa como argumentos. El juego directo sólo es atractivo con un mínimo de acierto y se convierte en un espectáculo impagable cuando uno de los dos equipos lo aprovecha mínimamente. Si los dos lo optimizan, el resultado no puede ser mejor: en dos primeros minutos el Barça había anotado sus tres tiros (dos de Lubos Barton) y el Real Madrid también había logrado tres canastas (8-6).


En ese festival ofensivo, una rareza en el básket más bien conservador de los últimos años, el conjunto blanco sólo se sintió superior durante otro par de minutos, en los que montó cuatro ataques que culminó con cuatro triples (12-18 a los 5'40'', máxima ventaja a favor de los visitantes). Dos de los lanzamientos desde más allá de 6’25 fueron de Tomas, probablemente el jugador más infravalorado de la plantilla del Madrid. El Barça se rehizo con orden y velocidad, impulsado por Sada como guía solvente y Navarro como referencia ofensiva (27-24, minuto 10).


Defensa zonal


El Madrid cedió porque no supo mantener su racha de triples (1/5 en el segundo cuarto) y Plaza continuó insistiendo en defender en zona (especialmente en 2-3), mera anécdota, puro trámite para el Barça, que penetraba con facilidad con Roger Grimau o jugaba en la pintura con Fran Vázquez, otra vez tan contundente como seguro bajo los aros. La responsabilidad en ataque del conjunto blanco pertenecía entonces a Axel Hervelle, un jugador regular con la irregularidad. Antes de ser reemplazado el pívot belga falló sus primeros cuatro lanzamientos, recibió dos gorros de Vázquez. Hervelle incluso erró un mate solo, clara señal de la frustración de su equipo, que durante los primeros siete minutos del segundo período sólo anotó tres puntos, un triple de Louis Bullock. Sería el propio Sweet Lou, mermado por un golpe en su muñeca derecha, quien anotaría siete de los nueve puntos del Madrid en el segundo período, resuelto con un triple sobre la bocina de Andersen (44-33).


La segunda parte empezó con un pequeño susto: Vázquez se tiró al parqué para coger un rebote y acabó encontrando la rodilla de Hervelle. El contratiempo del pívot azulgrana se redujo a una brecha en la ceja y pudo reaparecer poco después. Era una acción fortuita en un derbi sin polémicas ni violencia y en el que sólo Reyes y Mumbrú se salvaban de la mediocridad total en el Madrid, incapaz de superar la gran defensa azulgrana ni de contener a Ilyasova o Navarro (65-47, minuto 30).


El grupo de Plaza sólo amplió sus recursos en ataque en el último cuarto, cuando todo estaba decidido. Así que Hervelle firmó sus nueve puntos en ese período y Sánchez, su única canasta, aplaudida por el Palau. Los aficionados azulgranas no olvidan que el curso pasado el argentino fue el más destacado junto a Grimau en los momentos más complicados. Una asistencia de espaldas de Sánchez para Hervelle fue la única frivolidad que se permitió el Madrid, en el que Reyes y Mumbrú no dejaron de anotar. Nueve puntos casi seguidos de un genial Andersen y un triple de Navarro pusieron la máxima diferencia local (87-65 a 31’’ del final). El escolta celebró la canasta con reverencias hasta que apreció que Hervelle estaba en el suelo casi inmóvil. El belga había recibido un manotazo fortuito de Reyes: era el peor epílogo para un equipo que está pagando su pobre planificación deportiva. Entre los cuatro fichajes de este año (Sánchez, Massey, Hosley y Tomas) aportaron ocho puntos, sólo dos menos que Sada y 14 que Andersen. Base y pívot han llegado este curso y ya son básicos para un Barça que está a punto de cerrar el 2008 con el mejor juego en los últimos tiempos y a un nivel difícil de igualar.

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