miércoles, 28 de enero de 2009

Llull completa una gran remontada del Real Madrid ante un Barça que se deja llevar (85-83)

Navarro intenta lanzar ante la oposición de Llull -EFE.



Todo está conectado. Las victorias de unos se explican a partir de las derrotas de otros, y las grandes remontadas no dejan de premiar la actitud del que supuestamente no tenía nada que hacer, castigando sin compasión al ganador virtual. La fábula de la liebre y la tortuga es quizás el relato más sugerente en este tipo de situaciones. Una historia que se reprodujo en el estreno del Top 16 de la Euroliga. El Barça estuvo a punto de empezar esta fase decisiva con una excelente victoria ante el Real Madrid en Vistalegre, pero acabó desautorizándose de forma incomprensible e inconcebible (85-83) tras regalar pelotas sin sentido y perder una ventaja de diez puntos (62-72 a 7m38s). Se relajó como hace la liebre en la fábula descansando en el árbol cuando ya se siente ganadora en su carrera desigual con la tortuga, el símbolo del coraje y la confianza de los optimistas. Como la tortuga actuó el héroe inesperado, Sergio Llull y, contagiado por él, el Real Madrid. El base menorquín anotó 10 de sus 18 puntos en los últimos siete minutos y formó una asociación perfecta con Louis Bullock (también 18 tantos). Dos triples de ambos jugadores hicieron que a falta de 1m13s el conjunto blanco lograse su primera ventaja del partido (81-78). Un margen corto, pero suficiente ante un Barça perjudicado por la desafortunada conducción de Víctor Sada y por ceder demasiada responsabilidad a Juan Carlos Navarro (21 puntos), que no supo resolver como hasta entonces.


El principio del fin para el Barça fueron las pérdidas no forzadas. Errores propios de la inocencia, el colapso y la seguridad mal gestionada. Un buen defensor como Ersan Ilyasova se quedó encantado mirando cómo Llull le robaba el balón y machacaba a placer. Medio minuto después el despistado fue Jaka Lakovic y el pillo, Jeremiah Massey. Otro mate. Después llegaría el tercer regalo consecutivo, que aprovecharía Felipe Reyes (16 puntos y seis rebotes) para completar un parcial de 9-0 (71-72 a 5m52s). “Las doce pérdidas que tuvimos en la segunda parte fueron la clave del partido”, sentenció el técnico azulgrana Xavi Pascual, que lamentó no haber “aprovechado nuestras ventajas en el juego antes del descanso. Podíamos haber cogido una ventaja superior”.


“Ha cambiado el partido”


Pascual también quiso elogiar el trabajo de Llull, de quien dijo que “ha cambiado el partido con sus recuperaciones. No hemos sabido frenarle”. La carrera del base menorquín, de tan sólo 21 años, es muy pintoresca. En 2003 anoto 71 puntos y 19 asistencias en un partido de cadetes, una gran actuación que le sirvió de trampolín para formar parte de la preselección del Europeo que se celebró en Rivas (Madrid). Finalmente fue el último descartado. Se dudaba de su físico: era un jugador muy delgado. Llull trabajó mucho ese aspecto, que ha convertido en una de sus principales virtudes. “Se parece a Calderón”, suele decir su ex técnico Óscar Quintana.


Llull coincidió con Quintana en el Ricoh Manresa, donde debutó en la Liga ACB el 8 de enero de 2006 en Bilbao. El conjunto catalán descendió a la LEB ese curso y Llull ficharía por el Madrid a finales de la temporada siguiente, justo para disputar los playoff. En poco más de un mes Llull pasó de luchar por ascender a la ACB a ser campeón de Liga. El año pasado, en su primera completa con el conjunto blanco, fue el tercer base de la plantilla (menos de 10 minutos en fase regular) tras Kerem Tunçeri y Raül López. Ahora presenta unas estadísticas similares a las de López (en Liga ocho puntos por siete y ambos reparten tres asistencias). Mientras que en Euroliga Llull asiste menos (2’27 por 2’8 de López), pero sigue anotando más (7’45 puntos por 5’9). Comparar el rendimiento de ambos con el de Pepe Sánchez sería absurdo. El argentino ha pasado de ser base excelente a tener que elegir ubicación en el banquillo. Esta vez ni tan siquiera jugó.


El esfuerzo y la calidad de Llull minimizaron la desigualdad entre Barça y Real Madrid. El conjunto azulgrana tiene más y mejores opciones por posición, un estatus que se vio reflejado en un parcial inicial de 5-17 (5m40s), en el que todo el quinteto inicial de Pascual había colaborado con puntos. El conjunto azulgrana ganaba a todo: a rebotes, a velocidad, a ideas. Sobre todo a orden. López era el principal damnificado. El ex jugador de Utah Jazz no sabía cómo hacer funcionar a un equipo condicionado por la gran defensa de su rival y con los lanzamientos forzados como única respuesta. Incluso Reyes era la antítesis de sí mismo: torpón y muy inferior en su duelo con Daniel Santiago. El pívot madrileño se fue al banquillo con dos faltas personales.


Parcial inicial de 5-17


Curiosamente sin su mejor jugador en pista y con tres suplentes (Llull, Hervelle y Van der Spiegel), el Real Madrid encontró la fórmula para revertir la situación. Lo hizo por fin con tiros cómodos trabajados previamente y bajo la dirección de Llull y los puntos de Marko Tomas (26-30 a los 11m32s). En los tres minutos del segundo cuarto el Barça ya había llegado al bonus, cosa que hizo que el Madrid dispusiese de tiros libres tras cada falta personal. Circunstancia que aprovechó al máximo: 11 de sus 21 puntos en dicho período llegaron desde la línea de personal.


Completamente desubicado, al conjunto azulgrana le costaba anotar. Lo hacía en acciones individuales de Navarro, que con siete puntos consecutivos logró que su equipo llegase al descanso todavía por delante (40-45). La Bomba prácticamente desapareció en el tercer cuarto, en el que sólo anotó dos puntos. Entonces el referente del Barça pasó a ser Fran Vázquez (16 puntos, 8 de 8 en tiros de campo) hasta que se marchó al banquillo con tres personales (46-55 a los 23m45s). Dos pérdidas de Sada impulsaron al Madrid con Llull como protagonista (55-57 a los 27m50s), pero el conjunto azulgrana con cuatro triples de cinco intentos volvió a distanciarse (62-72). Una diferencia que parecía definitiva. No opinaba lo mismo Llull, que acabó convirtiéndose en el inesperado héroe. “Me divierto mucho jugando y es cierto que hoy estuve más acertado, pero un jugador sólo no gana partidos, esto es una tarea de equipo”, se limitó a decir el jugador.


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