Pedir prudencia en tiempos de bonanza es un ejercicio tan humilde y necesario como protocolario. “Todavía no hemos ganado el título”, asegura Ross Brawn para restar importancia a la tremenda superioridad de su escudería con respecto al resto. Resulta un discurso clásico para evitar euforias justificadas tras el segundo doblete de Brawn GP en el Circuit de Catalunya y la cuarta victoria en cinco carreras de Jenson Button, que se permitió el lujo de doblar a Lewis Hamilton, el actual campeón. Un hecho que resume la autoridad de Brawn GP y corrobora que McLaren, pese a las mejoras realizadas, sigue a años luz. 55 puntos reparan a ambos equipos y hasta 32 más que Hamilton acumula Button, a quien le pareció que “volver a Europa y ganar da mucha confianza de cara al futuro”. Más comedido estaba su compañero de equipo, Rubens Barrichello. “Es una gran decepción no haber ganado la carrera. Tenía la victoria el bolsillo”, lamentó Rubinho, que tuvo que acatar el cambio de estrategia de Brawn GP: le hicieron ir a tres paradas, la táctica que tenían pensada para Button, quien repostó dos veces. “Si descubro que le han favorecido colgaré mi casco mañana mismo”, advirtió Barrichello, harto de hacer de gregario de Michael Schumacher en Ferrari. La escudería italiana continúa autodestruyéndose en el GP de España y tras el penúltimo ridículo en la calificación con Kimi Raikkonen (no pasó de la Q1 por un error de cálculo) lamentó la retirada del finlandés y se contentó con que Felipe Massa acabase sexto. Felipinho llegó por los pelos a la meta, con la gasolina justa –Ferrari le puso 10 kilos menos de combustible en el segundo pitstop– y ni siquiera pudo completar la vuelta de honor. Fernando Alonso se benefició del esperpento y adelantó a Massa para lograr el quinto puesto –“se dieron circunstancias favorables; estamos satisfechos”–. Red Bull, con motor Renault, sigue siendo el único rival de peso para Brawn GP. Mark Webber fue tercero y Sebastian Vettel, cuarto.
En Montmeló se empezó a escribir la corta y exitosa historia de Brawn GP hace apenas dos meses. Logró registros fantásticos, justificados en la carrera inaugural, en Australia, donde el nuevo equipo se estrenó consiguiendo un doblete. Un registro que repitió en el Circuit de Catalunya. Y como entonces Alonso fue quien se mostró más explícito: “Su ventaja es inalcanzable”. El triunfo de la escudería de Ross Brawn es la victoria de la contención en tiempos de crisis. El líder del Mundial, Button, aceptó rebajarse el sueldo de 15 a 7’5 millones de euros con tal de seguir pilotando, una oportunidad que parecía haber perdido tras el anuncio de Honda de dejar la Fórmula 1 el pasado diciembre. Ahora Button suma 41 puntos, sólo un punto y medio menos que sumando el registro de 14 de los 20 pilotos. Entre ese grupo está Robert Kubica, uno de los favoritos al título, que aún no ha puntuado. En el GP de España el mejor amigo de Alonso en la parrilla logró su mejor resultado hasta ahora, la 11ª plaza. No hace falta añadir más para valorar le rendimiento de su BMW.
La decepción de Barrichello
“Quedar primero y segundo está bien”, dijo Barrichello casi por obligación. “Rodaba más rápido que Jenson al principio y tenía dos vueltas más de gasolina. Me ha sorprendido que cambiaran la táctica”, continuó Barrichello, al que le costó acabar segundo porque “el tercer juego de neumáticos no era muy bueno y no sé si ha roto algo en el coche”. El brasileño fue uno de los mejores en la salida, en la pasó a su compañero Button y se colocó primero. Alonso también sacó provecho de los primeros metros y se puso sexto tras adelantar a los Toyota de Timo Glock y Jarno Trulli. Justo antes del aparatoso accidente entre Trulli, Adrian Sutil y dos Sébastien, Buemi y Bourdais. Los cuatro acabaron retirándose –apareció el coche de seguridad– como Heikki Kovalainen, éste por problemas mecánicos. El finlandés no tuvo un buen retorno al escenario en el que estuvo a punto de perder la vida el año pasado.
Tampoco Ferrari recordará con especial cariño el GP de España, que lo había ganado los dos últimos dos años, siete veces desde 2001. Massa, visiblemente enfadado, hizo un análisis duro y evidente: “Tenemos muchos problemas que resolver”. El brasileño admitió que es imposible que sea campeón este año y espera “poder optar a ganar la temporada que viene”. Con tan sólo cinco pruebas disputadas en la escudería de il cavallino rampante debe pensar en no romper su reputación y estar a la altura de las circunstancias. Debe idear un coche compensado para 2010 y solventar los errores que ha tenido hasta el momento, prácticamente todos de equipo menor e inexperto.
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