sábado, 15 de agosto de 2009

Real Sociedad: recuerdos del ayer, proyecto para hoy

Anoeta disfruta del día del centenario de la Real -EFE.



El pasado es su máxima motivación para el futuro. En Segunda División por tercer año consecutivo, la Real Sociedad recordó tiempos mejores y recuperó rivalidades históricas en el partido que sirvió para conmemorar sus cien años de historia ante el Real Madrid. Por momentos Anoeta olvidó lo que le ha tocado vivir los últimos cursos: el descenso de categoría en 2007 empatando a tres en Mestalla con dos goles en propia puerta, el carrusel de presidentes (cinco en los últimos cuatro años) y entrenadores (¡ocho desde 2005!), los rumores sobre la venta del club a inversores chinos o la pelea entre Rossato y Juanito, símbolo de la autodestrucción. O la traición del que se había convertido en el nuevo ídolo, Iñigo Díaz de Cerio, que ahora viste la camiseta del Athletic junto a otro que actuó igual, Joseba Etxeberria. Anoeta por fin se reencontró con su pasado, personificado en Xavi Alonso, uno de los mejores centrocampistas que ha tenido a lo largo de su historia y que volvió con la camiseta blanca. Curiosamente el Madrid también había estado presente en el primer encuentro de fútbol en el estadio en 1993, que supuso el inicio de una nueva etapa tras el adiós a Atocha, escenario clave en los dos únicos títulos ligueros de la Real (1981 y 1982). Con el cambio el conjunto guipuzcoano perdió fiabilidad y garganta del público -es lo que tiene que haya una pista de atletismo entre el campo y la grada-. Los últimos grandes recuerdos del club se remontan a 2003, cuando los Kovacevic, Nihat, De Pedro y Karpin estuvieron a punto de ganar la Liga (de nuevo al Madrid), y a 2004, con la participación en la Champions y la clasificación para cuartos de final con gol de De Paula en Estambul. Los aficionados txuri urdin volvieron al presente y disfrutaron viendo un partido muy serio de su equipo, que perdió 0-2 ante el Madrid. Un resultado entraba dentro de la lógica. Sólo les importa que el proyecto del presidente Jokin Aperribay y del técnico Martín Lasarte sea el definitivo para recuperar el sitio perdido entre los mejores.


El contraste entre ambos equipos era mayúsculo. Mientras el Madrid vive instalado en la opulencia -pero tuvo el gran detalle de no cobrar por jugar el partido- y apuesta por grandes fichajes para intentar contrarrestar los méritos deportivos del Barça de Pep Guardiola, la Real hace malabarismos para que le cuadren los números. Quien mejor representa dicha situación es Griezmann, un canterano subido al primer equipo por las circunstancias que está siendo la gran revelación de la pretemporada con cinco goles. Ante el Madrid, eso sí, apenas intervino cuando salió en la segunda mitad. El mejor jugador local fue el portero Claudio Bravo, que cada verano (en cada estación en general) suena como refuerzo de equipos de Primera División, pero que no se mueve de Donosti. El portero chileno desbarató varias ocasiones del Madrid, casi todas a la contra y con disparos desde fuera del área o de falta, como el que la primera que le sacó a Cristiano Ronaldo. Bravo, capaz de la intervención más brillante, pero también de la más vergonzosa, no supo cómo atajar la segunda falta tirada por CR9 y Karim Benzema anotó tras el rechace. El ex jugador del Olympique de Lyon apenas participó en el partido, pero surgió en el momento oportuno, como exige la guía de cualquier delantero al que se le añada el calificativo de goleador. Aunque la comparación que hacen algunos de Benzema con Ronaldo parece excesiva o, como mínimo, prematura.


Kaká siempre fue un filón en ataque para el Madrid: resulta una especie de bailarín sonriente que piensa rápido y bien, y además se permite hacer filigranas casi siempre con sentido y no por vanidad. Como vivimos en un mundo en el que sólo se analiza comparando, al brasileño le etiquetan como el otro Zinedine Zidane. De nuevo la comparación es inoportuna. En la Real no se permiten esas frivolidades y ven a Xabi Prieto como el líder. El donostiarra es un fijo en la banda derecha desde su debut hace seis años, pero da la impresión de que hay algo que le frena a dar el salto de calidad que puede alcanzar. Las nuevas incorporaciones de la Real aportaron el cóctel de lo que debe ser el equipo: talento y garra. Lo primero fue cosa del colombiano Johnatan, que le hizo un sombrero a Miguel Torres, mientras que De la Bella y Nsue aportaron especialmente brega. La cualidad de Rivas, experto en la recuperación y que ha pasado por tantas situaciones extremas como la Real. O como el último goleador de la noche, Snjeider, que marcó de falta directa y no lo celebró. El Madrid lo quiere vender como sea.


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