lunes, 28 de septiembre de 2009

Cadel Evans, el segundo que por fin fue primero

Evans celebra su victoria en Mendrisio -EFE.



Le molesta que fumen al lado y odia a la gente falsa y las máscaras en general. Cuentan de él que es un tipo solitario y perfeccionista que se relaciona poco con el pelotón y lo estrictamente necesario con los periodistas, con los que ha llegado a pelearse y a los que se imagina sentados delante de sus portátiles tecleando sus defectos mientras le ven por un monitor. Cadel Evans (Katherine, Australia, 1977) llevaba mucho tiempo leyendo crónicas de los especialistas en los que se le acusaba de chuparruedas, conservador y eterno aspirante que nunca ganaba a nada. Por eso aún apretó más los dientes y exigió todavía más a sus piernas cuando vio que el ataque que había planteado a punto de afrontar la Torrazza de Novazzano, la última subida del Mundial de Mendrisio surgía efecto. Ni Kolobnev ni Quim Purito Rodríguez llegaron a un acuerdo para atraparle y el australiano logró la primera gran victoria de su carrera. “He recibido muchas críticas y se ha dudado mucho de mí. Este oro es una demostración de lo que valgo. Se me ha criticado que no gano, que no gano, pero hoy he hecho una gran prueba”, despachó Evans nada más llegar a la meta. Lo llevaba demasiado tiempo dentro y lo soltó sin apuros.

No ha tenido una temporada fácil el ciclista australiano, que acabó 30º en el Tour –“tuve problemas físicos”– y perdió las opciones de victoria final en la Vuelta por un pinchazo en la subida a Monachil. “He tenido mala suerte”, se justificó Evans, etiquetado por los periodistas y por gran parte de los aficionados como el nuevo Poulidor por haber acabado segundo dos veces en el Tour (2007 y 2008). Incluso hace dos años perdió el podio a favor de Samuel Sánchez en el Alto de Abantos, el antepenúltimo día, y no supo recuperarlo en su terreno, la contrarreloj, al día siguiente. Evans se olvidó por un momento de todas estas decepciones y mostró orgulloso su medalla de oro, mordiéndola para creerse de una vez que era real. A su lado sonreían Kolobnev, plata, y Purito Rodríguez, bronce. Los únicos que estuvieron en disposición de cuestionar el triunfo al australiano. Rodríguez, agotado por haberse vaciado en las escapadas durante la jornada, claudicó al comprobar que el ruso pretendía que hiciese él todo el trabajo. “Somos tontos”, le dijo a Kolobnev, que no quiso desgastarse más porque sabía que tenía el segundo lugar asegurado por ser mejor al sprint.

Permisividad de Sánchez y Valverde

Pero el triunfo de Evans, más allá del conservadurismo de Kolobnev, sólo fue posible por la permisividad de Valverde y Sastre, del actual campeón de la Vuelta y del oro olímpico en Pekín, respectivamente. Ambos estaban en la fuga definitiva, formaban parte del grupo de nueve corredores que se iban a repartir las medallas, pero no reaccionaron cuando Evans, Purito Rodríguez y Kolobnev se escaparan en el último tramo, a expensas, confiados, de que ese prodigio de la física y del límite humano llamado Fabian Cancellara solventase la situación. El suizo, motivado siempre, motivado aún más por correr en casa, se cansó de ser el único en intentarlo y dejó de hacerlo, mientras Sánchez (cuarto), Valverde (noveno) y el resto –Óscar Freire ya se había quedado hacía rato, finalizó 15º–, parecían estar pensando lo mismo: ¿y ahora quién tira? Nadie tiró y Evans logró su victoria más reivindicativa, la que le hizo recordar sus mejores tiempos, siempre en mountain bike, disciplina en la que ganó dos Copas del Mundo (1998 y 1999). En 2001 se pasó al ciclismo, donde debutó con Saeco para pasar después por Mapei, T-Mobile Team y Lotto (Davitamon, Predictor y Silence). Evans tiene en su palmarés una etapa y el triunfo final en el Tour de Romandía (2006), también ganó una cita en la París Niza y otra en la Semana Coppi y Bartali, de la que fue el vencedor final (2008) y en 2007 concluyó el año como número uno del UCI ProTour.

“Con tres españoles en la fuga tenía que pasar a la ofensiva”, desgranó Evans, que vive nueve meses del año muy cerca del circuito. Casualidades de la vida, el año que viene el Mundial será en Australia. Esa victoria aún sería más familiar.


3 comentarios :

Neurax dijo...

Lamentable la actuación del equipo español, a falta de 7 Km tenían la carrera controlada con 3 corredores y la dejan escapar en favor de Evans, no se que órdenes habrá dado el seleccionador, pero lamentable el planteamiento táctico. El Purito recogió las sobras que dejó el resto....

Saludos

pro_magicalonso dijo...

La verdad que no vi la carrera pero veo que al final fallamos algo a pesar de que nos llevamos el bronce se podía haber llevado el oro por lo que veo. Saludos

Toni Delgado dijo...

@Neurax, la desidia del equipo español fue la gran recompensa para Purito, que hasta el final no dejó de mirar si aparecían o no sus compañeros. Un gran premio para alguien que está acostumbrado a hacer el trabajo menos vistoso y más sacrificado a los demás.

@pro_magicalonso, faltaron actitud y ambición. Por cierto, felicidades por el fichaje de Alonso por Ferrari. Estarás contento ;)