Lorenzo, como nunca

Lorenzo, equipado como astronauta, celebra el triunfo en Estoril- EFE.

Sólo le faltó ponerse de acuerdo con la televisión que daba la señal de la carrera para que por un momento proporcionase las imágenes en blanco y negro. Equipado por cuestiones promocionales con un mono que recreaba al de un astronauta, Jorge Lorenzo empezó su pequeño show: caminó a paso lento como si estuviese en la superficie lunar y se paró para clavar su bandera. El recuerdo que suele dejar donde gana. Un ritual que ya hizo el curso pasado en el mismo circuito, el Autódromo de Estoril, cuando obtuvo la primera victoria en MotoGP en su tercera carrera. Un éxito que generó muchas expectativas sobre su futuro, buenas sensaciones que ha cumplido aprendiendo a base de caídas, lesiones e infiltraciones. No ha sido fácil el camino para Lorenzo desde el primer al quinto y último triunfo en la categoría reina. El cuarto del año. Según sus propias palabras, el más brillante: “He hecho una carrera perfecta. Nunca en mi vida he conseguido salir primero y escaparme”. Lorenzo celebró que este año se cumplen 40 años de la llegada (o supuesta llegada) del hombre a la luna dando un paso que puede ser tan trascendente en el Mundial como lo fue el acontecimiento que paralizó al mundo. Ahora, a falta de tres pruebas, sólo tiene 18 puntos de desventaja sobre Valentino Rossi. Il Dottore, con problemas en su Yamaha, acabó cuarto a más de 23 segundos del ganador. Una actuación muy diferente a la de Casey Stoner, que tras dos meses de inactividad por una extraña enfermedad alcanzó un extraordinario segundo puesto. Tercero fue Dani Pedrosa, mientras que Toni Elias finalizó sexto.

El comienzo de Lorenzo fue absolutamente demoledor, todos los focos fueron para él. En la salida cedió ante Pedrosa la primera posición –tiene cinco poles, por seis de Rossi–, pero la recuperó antes de completar la primera vuelta, en la que le aventajó en medio segundo al piloto de Honda. Solucionado el problema inicial, el piloto balear -“ahora el título no parece tan imposible”- se obligó a acumular una renta suficiente con el objetivo de lograr una victoria tranquila. Un objetivo que Lorenzo se trabajó tomándose la carrera como una clasificación, pues con una solvencia inusual acumuló tres récords de la pista en las primeras cinco vueltas. Una mejor marca que al final se quedó Pedrosa, que no dudó en elogiar a su rival: “No esperaba que la carrera fuera tan rápida. Lorenzo me ha sorprendido, ha puesto un ritmo muy alto y ha estirado todo mucho”.

Stoner, el mejor aliado

Como había insinuado el propio Lorenzo, Stoner fue su mejor aliado. Hace meses que el australiano se siente un ratón de laboratorio: no dejan de hacerle prueba para encontrar qué es lo que le pasa. Se le ha detectado intolerancia a la lactosa, al pescado y tiene un nivel bajo de sodio. Algunos medios insinuaron que Stoner estaba meditanto su retirada temporal o definitiva de la competición. De hecho, acabó varias pruebas con la cara desencajada, entre el esfuerzo realizado y las precarias condiciones físicas. En Portugal finalizó como un tiro, lejos de Lorenzo, pero con mucha distancia tanto sobre Pedrosa, a quien adelantó por el interior en la tercera vuelta, como ante Rossi, al que ha había superado en circunstancias parecidas en la segunda. “Me he sentido bastante bien”, dijo, sonriente, Stoner, que tuvo un único percance: “Se me ha roto la estribera derecha”. El aussie reconoció que le faltan más entrenamientos para ganar físico y resistencia. Algo normal, especialmente si, como asegura, el máximo ejercicio que ha hecho ha sido pescar.

Quien no podrá desconectar durante estas dos semanas será Rossi, que otra vez pasó de tener la opción de cerrar el Mundial (ya pudo coger un colchón de 50 puntos en Donington Park, pero se cayó y cogió pocos puntos) a complicárselo. Il Dottore está muy intranquilo ante la posibilidad de perder su noveno título ante el compañero con el que comparte marca, que no equipo de trabajo. Lorenzo está como nunca.