jueves, 29 de octubre de 2009

Un paso menos

Navarro, autor de 20 puntos, bota la pelota ante Graves -EFE.


Definido el escenario desde hace meses y con las entradas ya disponibles para el público, al Barça le restan más de una docena de partidos, en concreto 14, para concretar su pase en la Final Four de París. De momento y cuando la Euroliga simplemente acababa de empezar cuenta sus partidos por victorias en el grupo A, dos de dos. Venció con gran autoridad en Estambul y superó con solvencia al Cibona (81-59), que sólo resistió hasta poco antes del descanso. Hasta que Juan Carlos Navarro le acribilló en poco más de dos minutos con ocho puntos consecutivos y dos triples en el repertorio (39-25 a los 19m 10s). Demasiado. Y ahí, tan pronto, se acabó un partido en el que La Bomba fue de nuevo máximo anotador con 20 tantos. Cinco menos aportó Terence Morris, el único de los nuevos fichajes que todavía no había conseguido rendir a buen nivel. El ex jugador, entre otros, de Maccabi y CKSA de Moscú, superó su puntuación total en Liga ACB (cinco puntos) y ante el Fenerbahçe (ocho).


El Cibona de Vladimir Perasovic y Marko Tomas (16 puntos) resultó el bálsamo que necesitaba Morris para recuperar la confianza tras un año en Moscú de más altibajos que otra cosa y un inicio irregular en Barcelona. Desde el ala-pívot estadounidense se mostró tranquilo y seguro, se ofreció a tirar y rivalizó con su compañero Navarro para ver quién anotaba más puntos. Morris ganó por siete a seis en un primer cuarto (16-13) con mucho protagonismo de los jugadores exteriores y de extraordinaria impotencia de Antonio Graves, inmerso en una pájara suprema (0-7 y -10 de valoración). Empequeñecido por Ricky Rubio y anulado por Navarro, Graves nunca se encontró a sí mismo y el Cibona lo pagó porque escasea de nombres revolucionarios y mientras consiguió resistir en el marcador no llegó a reunir a dos jugadores acertados. Si al principio se desmelenó Jamont Gordon (12 puntos), después fue Tomas. La puntería de ambos no coincidió en dichos momentos. Puntería eran palabras mayores en un primera parte muy discreta de ambos, con 15 de 30 en tiros de campo para el Barça y sólo 8 de 27 para los visitantes.


Rachas repartidas


Sólo Navarro, Morris y el capitán Roger Grimau salvaban un encuentro lineal en lo errático y discontinuo en las jugadas de calidad. Los tres se intercambiaron rachas seguidas de puntos anotados: Morris, cuatro, Grimau, cinco, y Navarro, los citados ocho, y en el fondo desmoralizaron a los visitantes, que con una zona muy efectiva había impedido al Barça jugar con comodidad hasta entonces, pues sólo seis azulgrana lograron anotar antes del descanso. Dificultad que el Barça no encontró en la reanudación, cuando fue coqueteando con los 20 puntos de diferencia gracias a la versatilidad de Morris y Navarro, a la elegancia de Boniface Ndong (otra racha, logró sus siete puntos de forma consecutiva) y los triples irreales y dignos del mejor contorsionista de Gianluca Basile.


“Hemos tenido bastantes errores. Hay que mejorar ese aspecto”, reconoció Ricky Rubio, que tras repartir nueve asistencias ante Fenerbahçe y diez ante el DKV Joventut se quedó en cinco. Su única canasta fue una entrada al límite del final del tercer cuarto (64-41). mientras que los últimos minutos sirvieron para que todos los jugadores del Barça que quedaban sin anotar lo hicieran –incluido Jaka Lakovic, que volvió tras su lumbalgia– y para que Tomas demostrase que no se le da nada mal jugar contra los azulgrana. Al tirador croata le faltó continuidad en el Real Madrid, donde siempre vivió un papel totalmente secundario, lejos de la libertad y confianza de la que gozó mientras estuvo cedido en el Fuenlabrada.


Navarro, con la bomba que tanto ha patentado, puso la máxima ventaja del encuentro (79-52 a 1m 18s). Al Barça le queda una cita menos para su gran objetivo, la Final Four de París. En 1996 no le fue nada bien jugar la última fase en la ciudad del amor, el arte y la bohemia.


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