Sabe Joan Plaza cómo poner en máximas dificultades a Xavi Pascual, planteándole un ritmo bajo y pausado, pocos puntos y con el rebote, especialmente el ofensivo, como principal reclamo para conseguirlo. El planteamiento del técnico de Cajasol es efectivo y hace, por lo menos, que el Barça, acostumbrado este curso a aplastar más que a vencer, acabe por retorcerse para ganar al grupo de Plaza. Los azulgrana lo lograron por nueve puntos en el Palau, por cinco en la Copa del Rey y en esta ocasión por siete (64-71) en el Palacio Municipal San Pablo. Un par de robos de Ricky Rubio y los contraataques en el tramo final de Grimau (ocho puntos) y Navarro (18) acabaron por sentenciar un partido muy igualado desde el principio. El triunfo, el 21º en 23 partidos, es fundamental para el Barça, que refuerza su liderato con dos partidos de margen sobre el Caja Laboral, vencido por 86-85 en su visita al Gran Canaria 2014. Precisamente la cita donde los azulgrana perdieron su primer partido del curso.
El compromiso defensivo se impuso a la alegría en ataque y tan sólo en el tercer cuarto ambos equipos superaron el modesto límite de los 17 puntos. De hecho, la mayor renta del Barça y del partido fueron ocho puntos, logrados tras un robo de balón de Ricky a Calloway y que Grimau concretó en canasta (57-65 a 3 minutos). Una diferencia que premiaba la mayor consistencia de los azulgrana en el último cuarto y el desacierto en ataque de Cajasol, que sólo fue capaz de anotar seis puntos en los siete primeros minutos del último cuarto. Un contratiempo, en parte, mérito del Barça, más consistente por ser superior en los rebotes ofensivos (capturó cuatro de los siete en total). Hasta ese momento el encuentro había sido muy parejo, a excepción de ocasiones muy puntuales, como el inicio, con un 8-2 y especial protagonismo de Savanovic (20 puntos). El ala-pívot serbio, al que le gusta fotografiarse haciendo el gesto de capitán, fue un incordio para los azulgrana, a los que últimamente son vulnerables y les cuesta defender a los hombres más altos, como le sucedió en Atenas con Pekovic.
Los rechaces
Supo padecer el Barça para concluir el encuentro con relativa comodidad, sin tantos sobresaltos y como en el OAKA ante Panathinaikos, donde también se llevó un partido de diferencias mínimas, su gran dificultad esta temporada. La insistencia final de Douglas (17 puntos), recambio de calidad por la baja por lesión de Kirksay, resultó insuficiente para superar a un Barça con más banquillo y siempre con respuesta. Mickeal, Lakovic y Ndong remontaron el marcador inicial (14-15) y Navarro, con cinco puntos seguidos, distanció mínimamente a los azulgrana (18-23). Una situación que duró lo que tardó el Cajasol de aprovechar su mayor ambición y colocación en los rechaces debajo de canasta, el principal punto débil del Barça (30-32 al descanso).
Nunca cambió su filosofía el grupo de Plaza, siempre paciente para agotar la posesión cuando los azulgrana defendían bien y jugando a velocidad de crucero al más mínimo despiste visitante. El trabajo de Vázquez y Lorbek minimizó la obsesión desde la línea de tres de Navarro (2/11), la distancia desde la que anotó Ricky sus primeros (y únicos) puntos a los 26m 19s. El base azulgrana había pasado desapercibido en la primera parte, pero fue un gran agitador del resto de partido. Como Grimau, que con dos acciones al límite cerró el tercer cuarto (51-55) y contribuyó con Navarro y el propio Ricky a que el Barça reforzase su condición de líder con un triunfo competido en Sevilla.
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