Hay un dicho catalán que viene a decir que no hay que empezar los festejos antes de no tener asegurado el desenlace: no es pot dir blat fins que no estigui al sac i ben lligat… Al Barça le sucedió algo parecido en su octavo partido del curso ante el Madrid. Los azulgrana llegaron a ganar por 24 puntos y a dejar a su rival en tan sólo 25 al descanso, pero en el último cuarto perdieron comba, se relajaron y a punto estuvieron de perder lo muy bien ganado. Navarro (20 puntos) estuvo siempre en los mejores momentos y en los más delicados, y con una canasta a 35 segundos del final acabó asegurando el triunfo azulgrana por 78-73. Lorbek, con 15 puntos y ocho rebotes, fue el ayudante más aplicado de La Bomba. El Barça es el primer ganador en el doble duelo entre ambos equipos de la jornada y que continuará en el Santiago Bernabéu con otro deporte: el fútbol.
Otra vez hubo diferencias siderales entre Barça y Madrid, que habían protagonizado una eliminatoria muy igualada en su cruce europeo. Nada que ver con el encuentro del Palau, sentenciado por los azulgrana en los dos primeros cuartos, y sobre todo en el ecuador del tercero, con una propuesta equilibrada y generosa que dejó en muy poco a los visitantes. Un Madrid que fue capaz de reducir drásticamente e ilusionarse con un epílogo épico, pues entre Llull (19 puntos) y Prigioni (nueve) se repartieron a partes iguales cuatro triples en los últimos dos minutos. Una reacción a destiempo que cortaría el líder local, Navarro, a quien la serie de cuartos de la Euroliga le ha servido para recuperar la forma y sobre todo la confianza.
Los tiros libres
Confianza es lo que le faltó al Madrid durante casi todo el encuentro, gobernado por el Barça casi en su totalidad desde la defensa. El rebote ofensivo fue el mejor recurso de los azulgrana en los primeros instantes, cuando el Madrid jugaba por y para buscar personales con tiros libres (10/14 en el primer cuarto). La receta de Messina era un partido trabado y con puntos más o menos seguros ante un conjunto local empecinado en lanzar desde la línea de tres. Un planteamiento que resultó exigua, pues tan sólo sacó ventajas raquíticas de entre dos y tres tantos.
Necesitaba el Barça un hervor y lo encontró en la jugada en la que tanto insistía: el triple. Hasta cuatro metió en el tramo final del primer cuatro, con el protagonismo de un Navarro estelar, que encadenaría tres sin fallo en 1m 06s. Una explosión de puntos que apagó al Madrid, que estaría casi 15 minutos, entre los 7m 38s y los 22m 02s, sin anotar ni una canasta en juego. Entre un tiro al límite de Reyes y una canasta de Llull el conjunto blanco sólo anotó tiros libres. Una marca impropia que acabaría pagando cuando estuvo a punto de remontar el partido.
Intensidad y defensa
Con un equipo muy intenso y defensivo, con currantes como Grimau, Sada o Basile en la pista, el Barça desdibujó al Madrid dejándole en tan sólo seis puntos en el segundo cuarto, en el que los visitantes se deslucieron por completo. El que más Jaric, nefasto todo el partido (dos puntos, 0/3), que se ganó una personal y una técnica en la misma jugada, con la que se cerró el marcador en la primera parte (42-25). La grada se había olvidado de su indignación con los árbitros, con los que no compartía demasiados criterios.
Eufórico y coreando a Lorbek, el aficionado azulgrana no echó en falta que Ricky (0/4 en triples) estuviese en su versión más desapercibida, y sonreía ante fallos como el de Tomic (12 puntos), que no supo meter una canasta solo. Paso a paso del Barça y error tras error del Madrid, la diferencia alcanzó los 24 puntos (52-28 a los 23m 58s) tras un rebote ofensivo y posterior mate de Vázquez. Una jugada que sirvió de punto de inflexión para el Madrid, que a base de triples y de canastas bien encontradas y mal perdidas del Barça consiguió acercarse en el marcador (68-59 a 3m 45s). Entonces respondió Navarro como un triple, como haría después con otra canasta tras el recital –tardío, eso sí- de Llull y Prigioni. El Barça, que ofreció una propuesta generosa, pasó por un apuro anecdótico, pero ya es más líder y tiene un colchón de cuatro triunfos con el Madrid cuando quedan cinco jornadas de ligar regular. Una garantía para tener el factor cancha a favor en los playoffs, que comenzarán a finales de mayo.
Otra vez hubo diferencias siderales entre Barça y Madrid, que habían protagonizado una eliminatoria muy igualada en su cruce europeo. Nada que ver con el encuentro del Palau, sentenciado por los azulgrana en los dos primeros cuartos, y sobre todo en el ecuador del tercero, con una propuesta equilibrada y generosa que dejó en muy poco a los visitantes. Un Madrid que fue capaz de reducir drásticamente e ilusionarse con un epílogo épico, pues entre Llull (19 puntos) y Prigioni (nueve) se repartieron a partes iguales cuatro triples en los últimos dos minutos. Una reacción a destiempo que cortaría el líder local, Navarro, a quien la serie de cuartos de la Euroliga le ha servido para recuperar la forma y sobre todo la confianza.
Los tiros libres
Confianza es lo que le faltó al Madrid durante casi todo el encuentro, gobernado por el Barça casi en su totalidad desde la defensa. El rebote ofensivo fue el mejor recurso de los azulgrana en los primeros instantes, cuando el Madrid jugaba por y para buscar personales con tiros libres (10/14 en el primer cuarto). La receta de Messina era un partido trabado y con puntos más o menos seguros ante un conjunto local empecinado en lanzar desde la línea de tres. Un planteamiento que resultó exigua, pues tan sólo sacó ventajas raquíticas de entre dos y tres tantos.
Necesitaba el Barça un hervor y lo encontró en la jugada en la que tanto insistía: el triple. Hasta cuatro metió en el tramo final del primer cuatro, con el protagonismo de un Navarro estelar, que encadenaría tres sin fallo en 1m 06s. Una explosión de puntos que apagó al Madrid, que estaría casi 15 minutos, entre los 7m 38s y los 22m 02s, sin anotar ni una canasta en juego. Entre un tiro al límite de Reyes y una canasta de Llull el conjunto blanco sólo anotó tiros libres. Una marca impropia que acabaría pagando cuando estuvo a punto de remontar el partido.
Intensidad y defensa
Con un equipo muy intenso y defensivo, con currantes como Grimau, Sada o Basile en la pista, el Barça desdibujó al Madrid dejándole en tan sólo seis puntos en el segundo cuarto, en el que los visitantes se deslucieron por completo. El que más Jaric, nefasto todo el partido (dos puntos, 0/3), que se ganó una personal y una técnica en la misma jugada, con la que se cerró el marcador en la primera parte (42-25). La grada se había olvidado de su indignación con los árbitros, con los que no compartía demasiados criterios.
Eufórico y coreando a Lorbek, el aficionado azulgrana no echó en falta que Ricky (0/4 en triples) estuviese en su versión más desapercibida, y sonreía ante fallos como el de Tomic (12 puntos), que no supo meter una canasta solo. Paso a paso del Barça y error tras error del Madrid, la diferencia alcanzó los 24 puntos (52-28 a los 23m 58s) tras un rebote ofensivo y posterior mate de Vázquez. Una jugada que sirvió de punto de inflexión para el Madrid, que a base de triples y de canastas bien encontradas y mal perdidas del Barça consiguió acercarse en el marcador (68-59 a 3m 45s). Entonces respondió Navarro como un triple, como haría después con otra canasta tras el recital –tardío, eso sí- de Llull y Prigioni. El Barça, que ofreció una propuesta generosa, pasó por un apuro anecdótico, pero ya es más líder y tiene un colchón de cuatro triunfos con el Madrid cuando quedan cinco jornadas de ligar regular. Una garantía para tener el factor cancha a favor en los playoffs, que comenzarán a finales de mayo.
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