Los genios, los líderes de verdad, tienen un poder de seducción para con sus compañeros, que los toman como guías y confían en que resolverán las situaciones peliagudas, oportunas. Un perfil que cumple a rajatabla Diana Taurasi (Chino, California, 1982), a quien nadie discute su condición de número uno mundial. Para muestra, su participación en la Final Four de la Euroliga disputada en Valencia. Taurasi lideró al Spartak de Moscú para ganar el título por cuarto año consecutivo con números sobresalientes que le valieron para ser nombrada MVP: 37 puntos en semifinales, récord en una fase de este tipo, y 29 en la final ante el anfitrión, Ros Casares, que siempre fue a remolque y falló cuando menos tenía que hacerlo (87-80). “Ante un equipazo así o dominas tú desde el principio o poco hay que hacer”, sentenció Palau. El Spartak ya eliminó al conjunto valenciano en cuartos el curso pasado y también le superó en la final de Moscú en 2007. La Fonteta reunió a 7.800 espectadores, un dato histórico, pues nunca antes había presenciado tanta gente un partido de Final Four femenina. En el encuentro por el tercer puesto el Ekaterimburgo se impuso por 84-50 al Wisla de Marta Fernández y José Ignacio Hernández.
El gran anhelo del Ros siempre ha sido traducir su dominio en España en Europa. Desde 2007 ha ganado todas las competiciones domésticas, pero no ha logrado el título más prestigioso. Ése seguirá siendo el principial objetivo del proyecto de Carme Lluveras el curso siguiente. Un sueño que el conjunto valenciano no pudo cumplir en casa porque tuvo demasiados altibajos y no supo gestionar los momentos clave. “Para ganarles hay que estar al cien por cien todo el partido”, apuntó el técnico Cantó. Se refería a las concesiones defensivas en el segundo cuarto, en el que el Ros llegó a perder por doce puntos (49-37) o al inicio del último cuarto, cuando se acercó 63-60 y 65-62 y no supo concretar la remontada. Dos ataques precipitados de Montañana –una pérdida y un triple fallado– permitieron al Spartak, invicto en el torneo, escaparse de diez (72-62 a 7m 12s) con dos de las escuderas de Taurasi: Korstin (16 puntos) y Mc Carville (20). Al conjunto de Chatman le sobran estrellas por mucho que una destaque por encima del resto.Inicio fulgurante
El Ros puso coraje y corazón, pero no sentido práctico ni acierto. Con 76-69 no aprovechó que Fowles fallase los dos tiros libres ni que Taurasi se cargase con cuatro personales. Snell erraría un triple y Milton llevó a la línea de personal a la menos adecuada, la propia Taurasi (78-70 a 3m 19s). El conjunto de Cantó continuó con los regalos y perdió tres pelotas seguidas, demasiada ventaja para la MVP de la Final Four, que metería un triple a 2m 07s (81-70). Una jugada que Taurasi celebró eufórica, nada que ver con la cara de malas pulgas con la que había mirado a los árbitros por pitarle una falta en ataque en el último tramo del tercer cuarto, cuando el Ros se había quedado a tres puntos gracias a una buena defensa y salir al contraataque con Valdemoro (14 puntos) y De Souza (16) como principales impulsoras.De Souza es una pívot brasileña es un portento capturando rebotes (aunque esta vez sólo cogiese siete) y fue fundamental en el fulgurante inicio del Ros (4-11). Siete de esos puntos fueron de Milton (19), que también se cargó demasiado rápido con dos personales. El Spartak de Moscú reaccionó en cuanto Taurasi anotó su primera canasta, en su tercer intento. El Ros comenzó a descomponerse, Karpunina empataría a 11 con cinco puntos seguidos y Mc Carville pondría en ventaja por primera vez a su equipo (13-11). La pívot de Wisconsin, de pelo corto y muy azul, le hizo un traje al Ros Casares en la primera parte y especialmente en el segundo cuarto, coindiciendo con la decisión de Chatman de sacar a pista a Korstin para reservar a Taurasi, entonces revolucionada, peleada con las estadísticas y con dos personales. Korstin representó el cambio adecuado, pues la escolta rusa, que alcanzó los 16 puntos, es una jugadora total: trabajadora, muy buena defensora y efectiva en ataque.
Taurasi acabó solucionando el partido con once puntos en el último cuarto y anotando los seis últimos tiros libres después de haber fallado tres anteriormente. Como el resto de sus compañeras se puso una camiseta dedicada al que fuera general manager del equipo, Shabtai von Kalmanovic, asesinado a finales del año pasado en su coche. Un emotivo homenaje para el principal responsable de la confección de un equipo que no ha perdido ni un solo encuentro en esta Euroliga a la que aspiraba el Ros. “Son justas vencedoras. No hemos estado a nuestra altura”, cerró Aguilar.
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