 |
| Durant muerde la medalla de oro -EFE. |
Tiene bigote y una perilla con pelos discontinuos e irregulares, peleados entre sí. Suple su falta de músculo con su puntería y elasticidad. Kevin Durant (Washington DC, EE UU, 1988) parece un chico normal que admira a Kobe Bryant por cómo reflexiona el juego y que lleva tatuadas el nombre de su madre y de su abuela. A Durant no le gustan los focos y es tan bueno que convierte su gran eficacia en algo rutinario. Sus canastas en este Mundial han llegado con la misma naturalidad que retiramos la mano cuando nos quemamos o nos percatamos que alguien nos está mirando. La estrella de Estados Unidos y del torneo de Turquía saldó la deuda histórica de su selección con el campeonato mundialista anotando 28 puntos ante los anfitriones (64-81) para ganar un oro que se resistía desde Canadá 1994. y que supone el cuarto para los estadounidenses. Durant, claro, fue escogido el MVP del Mundial y formó parte del quinteto ideal junto a Teodosic (Serbia), Kleiza (Lituania), Scola (Argentina) y el anfitrión Türkoglu. El bronce fue para Lituania, vencedora ante Serbia por 88-99 con 33 puntos de Kleiza.
Durant llevó casi siempre la batuta del partido como un director de orquesta dirige a los músicos. Tanto que esta selección estadounidense podría pasar a llamarse Durant Unidos o Estados Durant y nadie podría objetar tal ocurrencia. Un hecho incuestionable: el jugador de Oklahoma City Thunder contabilizaba once puntos en un primer cuarto bastante igualado hasta que Türkoglu (16 puntos) chocó en el suelo con Odom y se fue para que lo examinaran en el vestuario. El líder de la selección turca parecía haber aceptado el duelo anotador con Durant, pues llevaba sólo tres puntos. Sin Türkoglu en pista, Westbrook se añadió a la causa y el conjunto de Coach K rozó los diez puntos ante una anfitriona que no sabía cómo sacar provecho a su juego interior ni a Ilyasova, empequeñecido desde cuartos de final, demasiado frágil en general ante las grandes citas, y con Güler, un base directo y muy temperamental, así que o lo hace todo muy bien o resta sin remedio, como fue el caso.
Tanjevic volvió a poner en pista a Türkoglu, ya recuperado de su choque, y a Tunçeri, pero ninguno de los dos cambió el desarrollo del partido, en el que volvió a surgió Durant para llegar al descanso con 20 puntos, casi la mitad de su equipo (32-42). Erden y Savas, dos de las torres turcas, eran los más demandados en ataque ante una defensa estadounidense muy seria y con Gordon dando ejemplo de cómo resguardarse. El ataque en el inicio de la segunda parte volvió a ser cuestión de Durant, que se llevaba todas las miradas como los acróbatas del circo: anotó dos triples seguidos para aumentar la distancia a 15 (22m 01s) y provocar un tiempo muerto de Tanjevic y una frase: “No me importa cómo, pero tenéis que pararle”. El recurso del seleccionador turco fue asignarle como defensor a Gönlüm y luego a Erden. No es que los inventos funcionasen, sino que Durant, por fin humano, empezó a fallar. Una circunstancia que unida a la hiperactividad de Onan y Savas permitió a Turquía rebajar la distancia a once (41-52) y el recorte no fue mayor por el bajo porcentaje en tiros libres de los anfitriones (17/27), el peor equipo en esta faceta del campeonato. Ilyasova tiraba triples cortos y desviados mientras Tunçeri y Türkoglu observaban el partido desde el banquillo, castigados sin jugar todo el tercer cuarto. Reaparecieron en el último cuarto, quizás el más coral de Estados Unidos en todo el torneo, con buenas canastas de Rose, Billups, Westbrook y el impagable Odom, que logró dobles figuras (15 puntos y once rebotes). Casi todo lo había hecho Durant y la final simplemente resultó un buen documento histórico para ampliar la lista de logros del jugador. El gran responsable de que Estados Unidos volviese a ganar el oro en un Mundial 16 años de la última vez.
Durant llevó casi siempre la batuta del partido como un director de orquesta dirige a los músicos. Tanto que esta selección estadounidense podría pasar a llamarse Durant Unidos o Estados Durant y nadie podría objetar tal ocurrencia. Un hecho incuestionable: el jugador de Oklahoma City Thunder contabilizaba once puntos en un primer cuarto bastante igualado hasta que Türkoglu (16 puntos) chocó en el suelo con Odom y se fue para que lo examinaran en el vestuario. El líder de la selección turca parecía haber aceptado el duelo anotador con Durant, pues llevaba sólo tres puntos. Sin Türkoglu en pista, Westbrook se añadió a la causa y el conjunto de Coach K rozó los diez puntos ante una anfitriona que no sabía cómo sacar provecho a su juego interior ni a Ilyasova, empequeñecido desde cuartos de final, demasiado frágil en general ante las grandes citas, y con Güler, un base directo y muy temperamental, así que o lo hace todo muy bien o resta sin remedio, como fue el caso.
Tanjevic volvió a poner en pista a Türkoglu, ya recuperado de su choque, y a Tunçeri, pero ninguno de los dos cambió el desarrollo del partido, en el que volvió a surgió Durant para llegar al descanso con 20 puntos, casi la mitad de su equipo (32-42). Erden y Savas, dos de las torres turcas, eran los más demandados en ataque ante una defensa estadounidense muy seria y con Gordon dando ejemplo de cómo resguardarse. El ataque en el inicio de la segunda parte volvió a ser cuestión de Durant, que se llevaba todas las miradas como los acróbatas del circo: anotó dos triples seguidos para aumentar la distancia a 15 (22m 01s) y provocar un tiempo muerto de Tanjevic y una frase: “No me importa cómo, pero tenéis que pararle”. El recurso del seleccionador turco fue asignarle como defensor a Gönlüm y luego a Erden. No es que los inventos funcionasen, sino que Durant, por fin humano, empezó a fallar. Una circunstancia que unida a la hiperactividad de Onan y Savas permitió a Turquía rebajar la distancia a once (41-52) y el recorte no fue mayor por el bajo porcentaje en tiros libres de los anfitriones (17/27), el peor equipo en esta faceta del campeonato. Ilyasova tiraba triples cortos y desviados mientras Tunçeri y Türkoglu observaban el partido desde el banquillo, castigados sin jugar todo el tercer cuarto. Reaparecieron en el último cuarto, quizás el más coral de Estados Unidos en todo el torneo, con buenas canastas de Rose, Billups, Westbrook y el impagable Odom, que logró dobles figuras (15 puntos y once rebotes). Casi todo lo había hecho Durant y la final simplemente resultó un buen documento histórico para ampliar la lista de logros del jugador. El gran responsable de que Estados Unidos volviese a ganar el oro en un Mundial 16 años de la última vez.
Turquía (17+15+16+16) 64: Onan (7), Ilyasova (7), Tunçeri (7), Asik (5) y Türkoglu (16) -equipo inicial-, Guler, Erden (9), Gönlüm (4), Akyol, Savas (3), Ermis y Arslan (6). Estados Unidos 81 (22+20+19+20): Billups (4), Durant (28), Rose (8), Iguodala (4) y Odom (15) -equipo inicial-, Westbrook (13), Gay (6), Granger, Curry (3), Gordon, Love y Chandler.
No hay comentarios :
Publicar un comentario